Diario del Cesar
Defiende la región

Petro y la catalaxia

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El promedio del crecimiento del PIB en los tres últimos años (2022, 2023 y 2024) fue de 3,2%. Entre 2000 y 2019, antes de la pandemia, el PIB aumentó, en promedio, 3,9%. Durante el gobierno Petro el crecimiento ha sido mediocre. Llama la atención lo que está pasando con el desempleo, que en agosto fue de 8,2%, la menor tasa desde 2017.

Parece extraño el dinamismo de la economía, en momentos en los que el Presidente no ha sido amable con el empresariado. El Gobierno tiene una relación esquizofrénica. Por un lado, Petro insisten en criticar a los empresarios porque son “rentistas” y “esclavistas”. Pero, por el otro, el plan de desarrollo Colombia Potencia Mundial de la Vida, pone en evidencia la necesidad de armonizar la inversión pública con la iniciativa privada. A pesar de estas asimetrías que se presentan al interior del gobierno, la economía avanza.

No ha sucedido la catástrofe que los críticos anunciaron cuando comenzó Petro. Se pronosticó que el dólar llegaría a $5.000. Estas y otras predicciones fueron equivocadas. Ahora el dólar está en $3.915. No se ha presentado un caos económico. No se han tomado medidas que busquen entorpecer el ritmo de los negocios. Es interesante observar que la mayoría de las ramas de la economía han dado signos de resiliencia frente a las declaraciones del gobierno. Los sectores que sí han experimentado dificultades son el energético y el de la salud.

Parecería que el discurso altisonante del Presidente no tiene la fuerza suficiente para alterar la actividad económica. Las empresas aumentan sus ganancias, los bancos operan sin obstáculos, el turismo crece, el precio del café continúa alto, las remesas alcanzan niveles sin precedentes, el consumo de los hogares sigue alto, la tasa de ocupación de los hoteles continúa aumentando….

Los mensajes del Presidente no terminan siendo son tan dañinos como se podría esperar. Mientras que el mandatario predica la justicia planetaria, la economía del país sigue una marcha que tiene un impulso inercial sorprendente.

La catalaxia de Hayek ayuda a entender. En sus palabras, “… el término catalaxia lo usamos para describir el orden que resulta de la interacción de numerosos individuos en el mercado”. Este orden es endógeno, y no puede ser prefigurado por nadie. Hayek le criticaba a Keynes su afán por prefigurar a través de las “convenciones” lo que podría ser bueno para la economía.

A pesar de las tensiones entre el Presidente y el sector privado, las lógicas del mercado han seguido operando sin mayores tropiezos. No obstante, estos logros mediocres, se ha desperdiciado una oportunidad excepcional para haber consolidado una agenda socialdemócrata. La asimetría entre el discurso presidencial contra los ricos, y la consolidación de la economía de mercado pone en evidencia la pertinencia de la catalaxia. No hay una relación directa entre las acciones gubernamentales y los procesos endógenos de la acción humana.

Junto con Hayek, Mises y Arendt se opusieron a toda forma de mesianismo. Criticaron el historicismo determinista, comenzando por el de Marx, y no aceptaron las pretensiones de quienes se considera seres privilegiados que pueden escrudiñar el “bien de la patria” en palabras de Uribe, o la “orden del pueblo” en la voz de Petro. Más allá de estos intérpretes del oráculo, las dinámicas endógenas de los procesos catalácticos llevan a resultados inesperados, que no puede predecir ninguna mente, por brillante que se crea.

*Profesor de U. Nacional y Externado