Diario del Cesar
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Estatua de Calixto Ochoa será instalada en su pueblo

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Los paisanos de Calixto Ochoa uno de los más grandes expositores de la música vallenata y tropical están a la espera que termine la remodelación de su plaza en Valencia de Jesús, para ver erguido allí el busto de  este juglar nacido en ese lugar y en donde fue sepultado tal como lo pidió.

Sus restos fueron depositados en el cementerio de su pueblo natal Valencia de Jesús de acuerdo a su voluntad expresada en varias ocasiones, en las que manifestó que quería reposar al lado de sus padres y sus hermanos en esa población de la que un día salió para establecerse en Sincelejo donde vivió por más de 40 años.

Calixto falleció el 18 de noviembre de 2015, en esa fecha, se cerró el fuelle de un acordeón creativo y se apagó la mente del mejor narrador de crónicas costumbristas, las que plasmó en más de 1.400 canciones cantadas y bailadas por varias generaciones.

Calixto Antonio Ochoa Campo, fue el juglar provinciano que desafió el modernismo  traspiró siempre una humildad a todas luces, por eso el pueblo lo idolatró y lo aclamó en cada presentación, desde los famosos merengues, que eran los bailes populares de sus inicios, hasta la magnitud de los  grandes escenarios internacionales en los que se movió con su propio grupo y con los Corraleros de Majagual en donde se sintió el eco de Los Sabanales, El Africano, La Reina del Espacio, Marily, Los Altares, Chispitas de Oro, Penando en Vida y Lirio Rojo, entre otros temas.

Valencia de Jesús la pequeña Villa que lo vio nacer lo acogió en su campo santo, donde reposan también, los cuerpos de sus padres César Salomón y María Jesús, además de sus hermanos  Juan Bautista, Dolores, y Eli Matilde.

Su sepelio fue multitudinario, nunca el pueblo había vivido  una asistencia  así. El ataúd fue instalado frente a los altares del  templo de la población, los mismos a los que le hizo una canción cuando inexplicablemente un cura en los años 60 quiso desarmarlos y llevárselos, lo que originó un levantamiento de los pobladores que por poco termina en linchamiento del representante de la iglesia.

Su cadáver fue llevado después al campo santo con el coro de sus canciones y los pañuelos blancos que mezclaban los sentimientos entre el dolor y la alegría de sus notas, en una mezcla explosiva que hacía brotar raudas lágrimas de los rostros acompañantes.

Al final  lo acogió la fosa fría para darle alojo al hombre que también le cantó a las vanidades y a la muerte, con la que según su criterio, acababan los orgullos  y donde el humano terminaba transformado en un pobre  esqueleto,  para luego convertirse en polvo como lo narró en esta canción:

/De nada vale en el mundo este tanto orgullo
De que nos sirve en la vida ser tan creídos
Si todo aquello se vuelve nada
Saben que todos nacimos pa’ ser difuntos
Y al fin y al cabo tarde o temprano
Toda esa grandeza siempre se acaba/

Ahora con la instalación de su estatua en la plaza, esperan que se dispare un turismo a esa tierra que guarda no solo la riqueza de sus canciones, sino un potencial histórico por haber sido un emporio español en tiempos de la Colonia.

 

WILLIAM ROSADO RINCONES