Diario del Cesar
Defiende la región

La desconfianza hacia el Dane

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La desconfianza de los colombianos hacia el Dane no es de ahora, es de vieja data, hasta el punto que se hizo famosa la pregunta del colombiano de a pie, que si se encontrara con el Director del organismo, cuál sería la primera pregunta que se le hiciera?. Y todos, pero absolutamente todos le preguntarían ¿dónde hace mercado su respetable madre?. Ello desde luego ha reflejado por años el descontento de los ciudadanos y los consumidores sobre las estadísticas y las mediciones a que nos tiene acostumbrado la entidad estatal.

Pero esa percepción de desconfianza que millones de ciudadanos han mantenido por décadas frente al Dane se creyó que iban disipándose a medida que los recursos tecnológicos iban apareciendo y se convertían en verdaderos aliados de los estudios del organismo. Pero ese voto de confianza no ha sido del todo cierto. Nos atreveríamos a decir que hoy existe más desconfianza que antes, por la sencilla razón que la gente piensa, y los expertos también, que esos recursos tecnológicos son manipulables. Como lo era antes cuando la información se recopilaba de manera arcaica y antitécnica.

Lo que ha tocado el techo de la indignación esta vez han sido los resultados del Censo en el que se dilapidaron más de medio billón de pesos a través de diferentes contratos entregados a dedo por el anterior Gobierno y del que  ningún órgano de control se ocupó. Ni la Contraloría, ni la Procuraduría y otras ías más se interesaron por saber a tiempo que se hacían los multimillonarios recursos manejados por el Dane y asignados a cubrir las supuestas necesidades del Censo.

Hoy tenemos el inconformismo de todos. Inclusive, paradójicamente hasta del mismo Dane cuya actual administración tiene serias objeciones sobre el Censo que se hizo.

El director del Dane no ha tenido reparo en aceptar y admitido que hay numerosos sectores de ciudad ciudades  que no se censaron en su totalidad, y que en el país hay más de 4 millones de omitidos. Con semejante mea a culpa, decenas de ciudades y departamentos guardan las esperanzas de recibir la esperada certificación donde conste que sus entidades territoriales tienen los verdaderos habitantes que se temen que haya..

El cruce de información básica para que el Dane compruebe sus datos y resultados parte de la información tomada del sistema de salud, sobre todo de quienes pertenecen al Sisbén y al Régimen Contributivo las cuales no arrojan igualdad, ni cuadran.

Por eso, alcaldes y gobernadores pelean hoy como ´perros rabiosos´ esas cifras ya que de ello depende la disminución de transferencias de la Nación a través del Sistema General de Participaciones (SGP), así como en recursos de Regalías; también habría un menor compromiso en la destinación de presupuestos para la construcción de vivienda de interés social, o de hospitales, entre otras infraestructuras sociales.

Muy a pesar que el director del Dane ha reconocido problemas de seguridad en algunos barrios, o dificultades para acceder a asentamientos informales o ilegales, o de negativa a censarse por temores de los vinculados a que la información sería cruzada para quitar los subsidios del Sisbén o aumentar el estrato socioeconómico, lo que confirma a las claras que falta tela por cortar en torno de la respuesta a la pregunta sobre “cuántos somos”.

No tener claridad de cuántos en verdad somos, además, afectaría las certezas en torno de las bases de cálculo para la adopción de acertadas políticas públicas tanto a nivel nacional como regional, con lo cual la inequidad, la desigualdad y la pobreza recibirían otro duro golpe, esta vez por el lado de laausencia de rigor técnico en entidades nacionales.

Los polémicos resultados temporales del Censo 2018 debieran ser objeto del mas riguroso control político en el Congreso, pero además, amerita que los órganos de control hagan lo suyo

Ante esto, el Comité de Expertos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2018 dijo que no se actualizó la cartografía para la operación sino que se utilizóla hecha para 2015, impactando en la cobertura del personal de DANE. El Comité puntualizó un listado de deficiencias de la operación entre las que están las limitaciones presupuestales, lo que ocasionó que no se realizará un precenso y adicional que no se usaron datos en los Dispositivos Móviles de Captura (DMC) para salvaguardar la información. Otras deficiencias, según el Comité, fue la falta de capacitación a los censistas y supervisores, así como el hecho de que el periodo de recolección de datos sea largo (10 meses) ya que complejiza la definición del momento censal y afecta variables básicas de proyecciones de población generando problemas de comparación de cifras.

De esta manera las recomendaciones del mismo Comité son que el DANE tenga un plan de actualización tecnológica permanente, que este no sea el escenario para plantear nuevas metodologías o sistemas de recolección, de igual manera, por recomendación de las Naciones Unidas, el censo no debe demorarse en su actualización más de 10 años, así como todo el proceso debe durar máximo 3 meses.

Entre tanto, no es dable que el Gobierno central adopte las cifras temporales del Censo 2018 para ninguno de los efectos legales o presupuestales que puedan suponer una disminución en transferencias o reasignación de recursos. Todos estaremos alertas a que esto no pase por cuanto sería injusto, arbitrario e ilegal que se hiciera. Pero como de este gobierno en esa material cualquier cosa se puede esperar, se desvanecen las esperanzas de lo que tanto se pregona: legalidad.