Diario del Cesar
Defiende la región

Usted no tiene cartas

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La frase “usted no tiene cartas” que le soltó Trump a Zelenski en la ya célebre encerrona de la Casa Blanca, hace recordar las imágenes de mafiosos jugando al póker en una oscura taberna llena de humo. Pues ese es el nuevo estilo que parece gustarle a la presidencia de los Estados Unidos: un estilo mafioso de la peor calaña.

Qué lejos quedaron los EE. UU. como garantes confiables de la democracia en el mundo; qué distantes estamos del “arsenal de la democracia” del que habló Roosevelt cuando hizo cambiar el balance de fuerzas durante la segunda guerra mundial permitiendo así derrotar a Hitler.

Ahora no. El inquilino de la Casa Blanca juega a las cartas. A partir de la sonada entrevista en la que humilló innecesariamente a Zelenski ha dejado de ser un aliado confiable para occidente. Sigue siendo la potencia más fuerte, pero ha perdido el atributo principal que debe tener todo líder confiable: la contextura moral.

La gente lo sigue ahora con temor; no con respeto. Ese es el cambio fundamental que ha tenido lugar durante los últimos días.

Y encima de todo eso Trump es ahora un líder que confía más en Putin que en sus propios aliados tradicionales. Pecado mortal que no olvidarán los electores estadounidenses y que tarde o temprano se lo cobrarán. Lo que hemos presenciado en la última semana es como si Roosevelt hubiera confiado más en Stalin que en Churchill durante la segunda guerra mundial.

Como escribió brillantemente el columnista del N.Y Times, Thomas Friedman, “En cualquier caso, compatriotas estadounidenses y amigos en el extranjero, al menos durante los próximos cuatro años, el Estados Unidos se terminó.

Los valores fundamentales, los aliados y las verdades que Estados Unidos siembre ha defendido están ahora en entredicho o en venta”.

Y agrega: “si esto fuera póker, Putin tiene un par de dos y está intentando engañar apostándolo todo. Trump, en lugar de poner en evidencia al farolero de Putin, está diciendo: “creo que me retiro”.

Trump sigue siendo el más rico: pero no el más digno ni el más confiable. Cuando le exige, por ejemplo, a la martirizada Ucrania, que le pague en contante cualquier ayuda militar que le preste en adelante como un rufián de barrio que se dedica al negocio del “cuenta gotas”, está desconociendo -como tantas otras cosas- que, en los acuerdos de Budapest, los EE. UU., El Reino Unido y Rusia se comprometieron solemnemente a proteger la seguridad de Ucrania a cambio de la entrega de ésta de su arsenal nuclear.

Promesa que Rusia incumplió arrebatándole primero a Crimea e invadiéndola después en una guerra en la que el agresor ha sido Putin. Y ahora los Estados Unidos de Trump se está preparando a hacer algo parecido al increparle a Selenski que no tiene suficientes cartas para continuar en el póker mafioso que tanto parece gustarle a Trump.

Nosotros somos por supuesto un jugador marginal en este juego de cartas. Pero eso no significa que no debamos hacer una lectura digna de lo que está aconteciendo en la geopolítica mundial. Por ejemplo, qué desafortunado resultó que Colombia hubiera sido uno de los pocos países que se abstuvo de votar afirmativamente en la asamblea general de Naciones Unidas la resolución (simbólica naturalmente) en la que se condenaba el papel de la Rusia de Putin como país agresor en la guerra que desató injustamente contra Ucrania.

Hubiéramos quedado mucho mejor votando por la dignidad, y del lado correcto de la historia.

*Exministro de Estado