En un mundo donde solo 41 de los 196 países han alcanzado el estatus de “países desarrollados”, según el Fondo Monetario Internacional, surge una pregunta crucial: ¿qué permite a una nación prosperar y desarrollarse? A simple vista, el hecho de que más de 20% de los países sean considerados desarrollados puede parecer alentador. Sin embargo, al ajustarlo por población, descubrimos que solo 13% de la población vive en estas naciones, dejando a 87% restante en vías de desarrollo.
A pesar de los múltiples enfoques teóricos, ya sean las instituciones (Acemoglu, Robinson y Johnson), la educación y la salud (Amartya Sen), o la innovación (Paul Romer), todos los países desarrollados tienen un factor común: sistemas financieros sólidos y estables.
Colombia en términos de estabilidad financiera ha presentado menos crisis financieras en el último siglo que el promedio de los países desarrollados gracias a nuestro Sistema Integral de Administración de Riesgos (Siar) y a que contamos con un sistema financiero que es Sostenible, Innovador, Accesible y Robusto.
La banca Colombiana es Sostenible porque, como se destacó en la COP 16, tiene $72 billones en este tipo de cartera, representando 10,5% del total y, aunque nuestra meta es alcanzar 18%, ya contamos con una base sólida para seguir desarrollando nuestras finanzas sostenibles. En este aspecto, necesitamos redoblar esfuerzos en financiamiento para adaptación y biodiversidad, áreas que representan solo $3,2 billones de nuestra cartera sostenible.
También somos un sistema Innovador, con una inversión anual de $621.000 millones en innovación, representamos 20% de la inversión nacional en I+D, lo que es significativo a pesar de que solo aportamos 5% del PIB. En este frente urge definir la reglamentación de Open Finance. La masificación en el uso de datos financieros representa un reto en materia de seguridad de la información para todos los participantes del ecosistema.
Además, el sistema financiero es Accesible, pues hoy, siete de cada diez colombianos cuenta con una billetera digital, demostrando que sí hay inclusión financiera. Debemos, sin embargo, aumentar la inclusión financiera desde la óptica del crédito, pasando de 36% a 50%.
Finalmente, somos un sistema Robusto, pues superamos los estándares internacionales de solvencia con un indicador de exigencia que está por encima de los estándares internacionales. Estamos avanzando hacia la adopción de Basilea III, con importantes implementaciones durante los próximos dos años: Cfen, Riesgo de Tasa de Interés del Libro Bancario, límites de concentración y exposición de los establecimientos de crédito con sus vinculados, y los procesos internos de autoevaluación de la adecuación del capital (Icaap) y de liquidez (Ilaap).
Ese prerrequisito, que tienen los países desarrollados, de contar con un sistema financiero sólido, lo cumplimos. Estamos comprometidos con garantizar que continuemos siendo sólidos, incluyentes y estables.
*Presidente de Asobancaria