No necesitamos retrotraernos en la historia para darnos cuenta que hemos sido un departamento sin dolientes. Pasó en siglos pasados, pasó además en el anterior, nada queda hoy del Magdalena Grande y menos quedará del Magdalena actual, que tal como va el proceso legislativo se nos desprenderá porque sí y sin que haya una voz de protesta por parte de autoridades, voces autorizadas ni de nadie, el municipio de El Banco, bello puerto, para entrar a hacer parte del departamento número 33 del país, que se denominará Surcaribe, con capital Aguachica, conformado por 28 municipios y tres subregiones, a saber: El Banco (Ex Magdalena), San Alberto (Ex Cesar) y Simití (Ex Bolívar).
Hemos sido desde siempre un departamento sin dolientes. No lo expreso hoy por lo que cursa en el Congreso de la República, respecto que lo cual pueda o no hacerse constitucional o legalmente hablando, sino porque no hemos fijado nunca posturas realmente relevantes que señalen su inconveniencia; más, cuando veo en todo esto oscuros inicios de maniobras de pelaje politiquero por parte del partido de gobierno y los suyos, que serán reproducidos en otros territorios del país, buscando con ello, (además de proyectar con malsano odio, ojeriza, antipatía, aversión e inquina desmembrar geográficamente al departamento de Antioquia, sobre el que proyectan las posibles creaciones de los departamentos del Magdalena Medio, Segovia, Urabá); apropiarse de asentamientos territoriales que le generen superiores dividendos políticos y electorales, en su pretensión de seguir anclados en el poder.
En tal itinerario, otra situación con las mismas pretensiones y propósitos que lo cual empieza a generar, como si moda fuera, es la explosión de creación de nuevos departamentos, como lo estamos viendo con el anuncio del departamento Litoral Pacífico, iniciativa radicada por el Representante Gerson Montaño, de una de las Curules de Paz, como Proyecto de Acto Legislativo en la Comisión Primera de la Cámara de Representantes, buscando en su decir, una mayor participación regional y nacional, que con capital Buenaventura, Distrito Especial, Industrial, Portuario, Biodiverso y Ecoturístico, integraría 14 municipios de los departamentos del Valle del Cauca, Cauca y Nariño, contará con dos puertos marítimos (Buenaventura y San Andrés de Tumaco) y un puerto seco (Santa Bárbara de Iscuandé).
Sobre lo acontecido al departamento en el ayer y lo posiblemente a sucederle en el mañana sobre el particular en comento, considero que ha sido por falta grave de sesudas reflexiones de nuestros dirigentes departamentales y locales, instituciones públicas, privadas y comunidad en general, poco o nunca dados a la tarea de extraer las soluciones mejores encaminadas a la identificación de un derrotero común de integral progreso que guíe de verdad nuestras proyecciones y acciones del corto al largo plazo, en el que el interés general prime sobre el individual y sea lo prospectivo la valiosa herramienta para superar lo que debe ser resuelto para no estancarse, y centrarse sin improvisaciones en atender lo importante mediante soluciones estructuradas, en la verdad que pensar y actuar prospectivamente desarrolla las actitudes proactivas que falta nos han hecho para abordar nuestra planificación y desarrollo territorial de manera estratégica, que de haberse hecho, seguro no estaríamos a merced de lo que a alguien individual o conjuntamente se le ocurra por capricho.
Sirva lo expuesto, para retarnos y definitivamente adentrarnos en adelante como territorio en procesos ciertos de planificación prospectiva que rinda positivos frutos comunitaria e institucionalmente, pensando siempre en el porvenir con actitud proactiva, creativa e innovadora para orientar los rumbos de la gestión departamental, con estrategias para responder permanentemente a las incertidumbres y cambios territoriales. Es sistematizar las experiencias y valgan sus aportes para abrir los caminos que necesarios sean en construir procesos de convergencia social e integrales procesos y progresos con visión de largo plazo, que permitan que como comunidad territorial, sin renunciar a la propia diversidad e identidad forjar un futuro compartido aunando esfuerzos y fijando posiciones graníticas, a efecto de procurarnos desarrollos ciertos en ruta de construcción socioeconómica, en lo que ver tengan nuestras dotaciones naturales, humanas, devenir histórico y el constructo del deseado porvenir.
Enseña la experiencia que los planes y visiones estratégicas prospectivas logran la movilización de la sociedad hacia escenarios compartidos solamente cuando esa visión ha sido apropiada masivamente y cuando se cuenta con fortaleza institucional, óptimo liderazgo de los gobernantes, actitud y preparación de los diversos sectores sociales e institucionales frente al porvenir. *Jurista.