Habrá recursos para una vejez digna de los cultores folclóricos
La situación calamitosa en la que vivieron muchos juglares vallenatos en el ocaso de sus carreras fue evidente ante la falta de recursos que les permitieran una vida digna, tal vez, porque en ese entonces no era bien vista la actividad del artista a quienes estigmatizaban por la bohemia y los placeres que vivían.
La lista es larga de los músicos que padecieron las penurias de una vejez o madurez llena necesidades e indigencia, para ese entonces no existían los contratos de presentaciones ni el pago por grabaciones ni regalías, sus actividades se movían entre el compadrazgo y la amistad de los hacendados, para quienes tocaban semanas enteras sin ningún emolumento pactado, solo regalos y unos cuantos pesos para que les llevaran a las familias.
En ese trasegar muchos llegaron a la vejez sin pensiones, ni ahorros, mermados por enfermedades producidas por las largas jornadas etílicas, Juancho Polo Valencia es el más evidente ejemplo, un carismático músico del Magdalena, dueño de un estilo, melodías y letras que lo hicieron grande, pero su vida peculiar de libertinaje se lo llevó en plenas condiciones en la más absoluta pobreza.
Así pasó en proporciones variadas con Luis Enrique Martínez, el padre de la escuela más pura del vallenato; Julio De la Ossa, Armando León Quintero, Adriano Salas, Víctor Camarillo, y muchos más de la primera generación, estos últimos nunca disfrutaron las mieles del folclor que fundamentaron.
MÚSICOS DE AVANZADA
Hoy se vive una temporada distinta, la comercialización del folclor y los niveles académicos de los músicos de turno, evidencian un mejor nivel de vida, que mantiene a los líderes, boyantes en los millones y a sus músicos secundarios, con entradas que les permiten un sostenimiento uniforme para sus familias, aunque hay algunos de los grupos llamados grandes, que siguen pagando cifras irrisorias a sus acompañantes.
Las asociaciones de autores e intérpretes también han incidido en el nuevo modelo de vida de los músicos a quienes trimestral o semestralmente les giran las liquidaciones pertinentes, además, los estamentos gubernamentales, también han tomado cartas en el asunto.
En el departamento del Cesar, por ejemplo, se ha creado un recaudado del 10% de la estampilla procultura que se cobra a los contratistas del departamento, para poder hacer el pago de pensiones a los creadores y gestores culturales que llegaron a la vejez sin una pensión.
Son garantes de la iniciativa, la Gobernación del Cesar, el Presidente de Colpensiones, Juan Miguel Villa; los representantes de la Cámara de Comercio, Sena, Idecesar, Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, Universidad del Área Andina y otras entidades.
El aporte ha sido denominado: Beneficios Económicos Periódicos BEPS, un sistema establecido por Colpensiones para cumplir el mandato constitucional que obliga al Estado a proteger a las personas mayores que no tienen pensión, entre estos, los artistas o artesanos, muchos de los cuales llegan a la vejez sin apoyo ni recursos económicos.
En ese sentido, ya algunos artistas del municipio de Valledupar comenzarán a disfrutar de estos beneficios para lo que se espera el reporte de otros más que viven en los demás pueblos del Cesar.
Por WILLIAM ROSADO RINCONES