Los documentos Conpes surgieron en Colombia en 1958, durante la administración de Alberto Lleras Camargo, mediante la Ley 19 de 1958. Los produce la máxima autoridad nacional en materia de planeación, el Consejo Nacional de Política Económica y Social, que es el organismo asesor del Gobierno en todos los aspectos relacionados con el desarrollo económico y social y se encarga de estudiar y recomendar políticas generales en materia de desarrollo económico y social, coordina y orienta a los organismos encargados de la dirección económica y social, estudia y aprueba los documentos de desarrollo de políticas generales en esas áreas.
Tal organismo produce los conocidos como documentos Conpes, cuya función es ser la hoja de ruta en materia económica y social, fijar las políticas generales en temas y materias económicas, en temas de inversión social, en el Sistema General de Participaciones y conceptúa sobre el Plan Nacional de Desarrollo.
Tan importante entidad estatal vierte en letra escrita sus trabajos, análisis y recomendaciones en materia económica y social y estos se conocen como documentos Conpes, los que son puestos en ejecución por el Gobierno Nacional, los gobiernos departamentales y municipales.
El cumplimiento de un documento Conpes depende de la seriedad, responsabilidad y compromiso de las diversas instancias del Estado y ese ha sido su gran punto débil, pues aquello que en un inicio fue una carta útil de navegación, con el tiempo trocó en documentos que han perdido credibilidad, han sido objeto de uso y abuso y por diversas circunstancias pocos de ellos se volvieron realidad.
Ante ello, el Departamento Nacional de Planeación, siendo su director Simón Gaviria, modificó su continente y contenido, para que recuperaran credibilidad como herramientas necesarias para el Estado, líneas de orientación para la formulación de políticas económicas y sociales del país. Pero, ¿acaso tales cambios se han logrado reflejar a lo largo y ancho de país en una nueva dinámica en materia económica y social?
Mirado el asunto desde las regiones, la respuesta es escéptica, es decir, la nueva dinámica no es contundente. El asunto sigue teniendo teléfonos “rotos” en varias instancias de su ejecución y por falta de compromiso y efectividad, por fallas humanas, se está causando gran daño a los planes y programas de desarrollo del país en materia económica y social.
Pero además, pareciera que los tales documentos Conpes crearan desconfianza y su expedición se hiciera para salir del paso. Recordemos que Electricaribe debió esperar casi ocho meses para que se materializara los aportes económicos que a través de un documento Conpes le hizo la Nación a la empresa de energía. De tal manera que valdría la pena su revisión.