Diario del Cesar
Defiende la región

En busca de la gobernabilidad

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No hay discusión alguna que el Gobierno del Presidente Duque ha ido perdiendo gobernabilidad, optando por desconocer la realidad política reflejada en un Congreso que cada día lo espanta y le produce dolores de cabeza. Al Ejecutivo se le olvidó que su partido y los escasos aliados que tienen, no son la mayoría en el legislativo y por supuesto necesita abrir el espectro para que nuevas fuerzas contribuyan con los derroteros que puedan sacar al país del atolladero en que se encuentra.

Pero ha sido el propio Presidente Duque quien ha fijado ese horizonte, para muchos de manera equivocada porque tiene la percepción de la filosofía del ´cloro´. Es decir, todo lo él está purificado, lo demás está nauseabundo, untado de mermelada, de burocracia y componendas. Si se nombra a un representante o amigo del Centro Democrático es la honestidad en pasta; los demás, huelen a feo. Pésimo mensaje y mal ejercicio de la democracia

Es respetable que el presidente Iván Duque, en este primer año y medio de Gobierno haya mantenido aparentemente su decisión de no contaminar la relación entre las ramas del poder público con beneficios directos o indirectos. Con ello le ha enviado un mensaje al Congreso

 diciéndoles además que el aseguramiento de la gobernabilidad que habían edificado anteriores presidentes con los respectivos legisladores, se acabó. El costo desde luego ha sido muy alto, máxime cuando en la propia opinión pública no ha encontrado ni apoyo ni reconocimiento, en evidente paradoja cuando esa misma opinión dice sentirse indignada por la corrupción oficial.

En el Congreso se ha topado el Presidente con toda clase de dificultades, precisamente porque no tiene respaldo político. Tampoco ha tenido el Gobierno acierto en mostrar metas que logren la adhesión y el entusiasmo de las mayorías nacionales. Hay momentos en los que se echa de menos una más resuelta forma de mostrar el liderazgo de una Administración que día a día sucumbe y la gente empieza a fastidiarse y a reclamar gobierno.

No ha sido menor tampoco el reto de presentarse ante una comunidad internacional donde su imagen se ha vendido como hostil a los acuerdos de paz.  Como duro ha sido gestionar, en soledad y con poca atención internacional, la más grande avalancha migratoria de la que se tenga registro en décadas en Latinoamérica, expulsada por una dictadura que ampara a criminales -narcos y guerrilleros- que encontraron allí santuario para sus planes contra el país.

Los recientes cambios hechos en las carteras de Relaciones Exteriores y de Defensa, nos indica que el Gobierno seguirá en su misma tónica. No alterará para nada su forma de gobernar al país, ni de reconocer tampoco que existen otras expresiones políticas que pueden contribuir a mejorar el rumbo de la Nación. Y lo peor, es que se le avecinan tormentas y tempestades. Ojalá y las sepa capotear.