El 5 de noviembre de 1891, hoy martes hace exactamente 128 años, se creó una institución que ha acompañado en cada rincón del país el diario vivir de todos los colombianos y que ha contribuido con profundo amor y vocación a construir una mejor patria: la Policía a Nacional.
Son 128 años de grandes transformaciones. Los serenos, esos vigilantes de la noche que prendían y apagaban los faroles de petróleo de las calles, dieron paso a un cuerpo de policía altamente profesional, de renombre internacional, que hoy continúa creciendo, soportado en tres pilares institucionales: “Una policía para la gente, que se transforma para servir mejor y piensa en sus policías”.
Es una policía que trabaja sin límites para proteger la vida, honra y bienes de la ciudadanía, que se transforma día a día para mejorar el servicio hacia la comunidad, y que vive cambios estructurales enfocados al diseño de nuevas capacidades que permitan anticiparnos a escenarios y desafíos futuros. Lo anterior, en aras de lograr el fortalecimiento de las distintas unidades para apoyar la labor operativa, encaminada a la prevención del delito y a las alternativas de resolución de conflictos.
Una policía que piensa en sus policías, bajo la implementación de programas orientados a mejorar la calidad de vida, la salud policial y la cultura institucional, cuyos resultados se han incorporado a la proyección institucional para promover un nuevo estatuto de carrera y socializar 153 convenios institucionales en educación, canasta familiar, salud y recreación.
“El compromiso de todos frente al proceso de Modernización y Transformación Institucional (MTI) y la Visión 2030, nos permite afianzar la confianza y total credibilidad social hacia nuestra Policía. Una hoja de ruta que se complementa con las metas crucialmente importantes señaladas por los pilares de la Dirección, el Plan Estratégico Institucional 2019-2022 ‘Colombia Bicentenaria’, Seguridad con legalidad, y las directrices gubernamentales. En este sentido, no solo queremos el cumplimiento en “el papel” sino la realización de los proyectos en mención. Sin lugar a dudas, una máxima que hemos apropiado para cumplirle a Colombia y a nuestros 170.000 hombres y mujeres que conforman esta gran Institución”, dices un parte del comunicado.
Y termina diciendo que “en esta fecha tan importante para la historia de nuestro país, los policías de la patria ratificamos nuestro compromiso de seguir trabajando por la seguridad y la tranquilidad de los cerca de 50 millones de colombianos”.
Recordamos que la primera gran reforma que debió adelantar el gobierno Gaviria con su ministro de Defensa civil, fue la policial. La imagen de la Policía se había deteriorado por cuenta de una sucesión de escándalos, tanto de corrupción como de conducta policial, que recibieron un cubrimiento grande en los medios de comunicación.
Dentro de ese cuadro social y político, la institución policial aparecía fraccionada, con señales preocupantes de falta de unidad institucional y con casos de corrupción. Por otra parte, era el blanco principal de la arremetida violenta que desató el cartel de Medellín. Frente a ese panorama el gobierno Gaviria conformó dos comisiones, una civil y otra policial, ambas con carácter consultivo. Estas comisiones coincidieron en buena parte del diagnóstico y en señalar las áreas que requerían intervenciones de fondo. Las recomendaciones más importantes se orientaron hacia: Una mayor intervención y control de las autoridades civiles nacionales y locales. La vinculación de la ciudadanía a las tareas de planeación y diseño de las políticas y programas de la institución.
La especialización de la prestación de los servicios para mejorar su calidad. El fortalecimiento de los mecanismos de control disciplinario y de auditoría interna. La búsqueda de un grado más alto de profesionalización de la carrera policial y de mejores condiciones de bienestar y seguridad para los miembros de la institución. Las medidas más importantes, consignadas en la ley 62 de 1993
Además, la ley incorporó el Código de Ética Policial al Reglamento de Disciplina, de tal manera que las violaciones de ese código quedaron sujetas a los procesos disciplinarios. La facultad discrecional para retirar policiales fue una terapia de choque que en perspectiva dio resultados positivos en una situación de apremio.
El programa de transparencia permitió aplicar las facultades especiales concedidas al Director Nacional de la Policía, para despedir policiales de manera discrecional y sin necesidad de procesos disciplinarios o penales. Entre 1995 y 1998 se despidieron aproximadamente 10 mil uniformados, y esto ayudó a reconstruir la imagen pública de la fuerza policial y a inculcar el rechazo a la corrupción en los demás miembros del cuerpo.
Hoy por fortuna tenemos una institución renovada. Una Policía altamente profesional que es orgullo de los colombianos. Por eso, hoy 5 de noviembre todos sentimos en el corazón a tan querida institución.