“Mis padres siempre confiaron en mis capacidades sabiendo mi discapacidad”
POR: JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA
El oro conseguido por el deportista vallenato Buinder Bermúdez, la tarde del lunes, en los Juegos Para-Panamericanos Lima 2019, se podría encuadrar en la típica historia en la que ‘el alumno supera al maestro’.
Su inicio en el atletismo no surgió de manera espontánea. Nació al ver cómo su hermano Breider -otro deportista paralímpico destacado del Cesar- se llenaba de oros a nivel nacional e internacional y viajaba por todos lados.
Por ello, un día tomó la decisión de acompañarlo a un entrenamiento en la polvorienta y mal llamada pista atlética del antiguo Armando Maestre Pavajeau.
Ahí comenzó a entrenar en 2015 y en su primera prueba oficial le fue tan bien que de inmediato lo llamaron a integrar la selección Cesar.
“Mi hermano paraba viajando a todas partes, y tú sabes que a uno de joven le gusta eso, viajar. Vi una oportunidad de salir, porque en mi casa por la cuestión de la vista mi mamá no me dejaba salir, me sobreprotegía”, recuerda el hoy estudiante de séptimo semestre de Licenciatura en Educación Física y Deporte de la Universidad de Pamplona.
Desde entonces emprendió una carrera, de más triunfos que derrotas, la cual llegó al punto más alto la tarde del lunes cuando cruzó primero la meta en la pista atlética de la Villa Deportiva Nacional. Allí superó a un rival mexicano y se proclamó como el paratleta más veloz de América en los 400 metros planos.
“Lo primero que pensé cuando cruce la meta fue que se cumplieron todas las expectativas, los objetivos, después de tantos días de entrenamientos, sesiones, donde uno termina cansado, al final se pudo recoger lo que se cosechó”, dijo Bermúdez en conversación con DIARIO DEL CESAR, horas después de la gesta continental.
DEDICATORIA A SUS PADRES
Tras subirse al podio, con el metal dorado en el pecho, empezaron a pasar imágenes por su mente. La principal de ellas: la de sus padres, Yeimi Teresa Villar y Moisés Bermúdez, quienes han sido su sostén en medio de las dificultades propias de quien nació con una discapacidad.
“Siempre han estado conmigo, apoyándome en todo, siempre han confiado en mis capacidades sabiendo mi discapacidad, nunca me han dejado solo ni desamparado, todo lo que soy es gracias a la buena educación que he tenido desde niño, esto se lo dedico a ellos”, dijo Buinder a quien le diagnosticaron miopía y astigmatismo desde nacimiento.
También dedicó la medalla a su pueblo natal, Valledupar, y al Cesar. Incluso, quiso ondear la bandera verdiblanca en pleno podio, pero por protocolo se lo impidieron. La que sí ondeó fue la de Colombia, país que representó con lujo de detalles. “Lo primero que hice fue tomar la bandera de Colombia, batirla, hago parte de la selección, eso me dio mucho orgullo; iba a sacar la bandera del Cesar para la premiación pero no se pudo por cuestiones protocolarias”, afirmó el atleta de 22 años.
LOS PARALÍMPICOS EN EL HORIZONTE
Ahora, aunque Dios quiso que su vista fuera borrosa, Bermúdez ve más claro su horizonte y mira hacia los Paralímpicos Tokyo 2020 donde llegarán los mejores paratletas del mundo el próximo año. No obstante, antes, tiene un reto no menor: el Mundial de Atletismo en Qatar, Doha, el mes de noviembre.
Mientras saborea su triunfo parapanamericano no olvida a sus compañeros de entrenamiento y selección Cesar de quienes asegura podrían ganar oros como él si tuvieran apoyo.
“Espero que esto siga incentivando a los demás deportistas del Cesar para que sigan siendo mejores y para que la Gobernación apoye aún más el deporte”, puntualizó Bermúdez.
Tras ganar la presea dorada, el vallenato asumía anoche la prueba de los 100 metros planos, donde tenía pocas opciones de medallas, aunque no descartaba dar la sorpresa.
El regreso de Buinder a la ciudad está previsto para el próximo domingo donde espera fundirse en un abrazo con sus padres, Yeimi Teresa y Moisés, esos que, como él mismo dice, a pesar de los escollos que la vida puso enfrente, siempre creyeron en sus capacidades.