El llamado a la unidad hecho por el presidente de la República Iván Duque Márquez, a propósito del vil y cobarde atentado terrorista perpetrado por el Eln contra la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander, en Bogotá, donde mataron a jóvenes promesas de nuestra sociedad, debe ser atendido por todos nuestras compatriotas sin distingos de credo alguno. Muy seguramente no se sumarán quienes han tenido un cordón umbilical con el terrorismo y esconden y anidan en su corazón odio contra los colombianos y patrocinan esta clase de crímenes y al día siguiente salen a pedirle el voto a los ciudadanos.
El infame atentado contra el centro educativo de los jóvenes estudiantes a los que se les frustró su sueño en convertirse en los futuros policías de la Patria, no debe quedar impune, y mucho menos ser objeto de negociación futura quienes fueron sus autores intelectuales. Ya se sabe que el autor material murió, ahora lo que el Estado y la sociedad deben ir es por los que estuvieron detrás del atroz crimen.
Fue a no dudarlo un atentado contra nuestras libertades, contra todos los colombianos. Los criminales atacaron un centro de estudios donde los jóvenes aprenden a proteger la vida, la honra y los bienes de todos. Nos supieron golpear, pero jamás podrán doblegarnos. Ahí tienen a toda Colombia en pie, condenando este despreciable acto no se nos borrará de nuestras memorias, como tampoco podremos jamás olvidar quienes lo ordenaron.
Hoy los terroristas buscan intimidarnos como sociedad y amedrentar al Estado colombiano. Y desde luego que Colombia les demostrará que esta es una Nación fuerte, unida y que no se quiebra ante la demencia de estas agresiones de unos genocidas cuyo futuro está definido: una tumba o la cárcel.
Quienes ordenaron y cometieron el atentado quieren llevarnos al caos mediante la utilización del terrorismo irracional y a este se le derrota con la respuesta contundente y decidida de nuestras Fuerzas Armadas que deberán emplear a fondo todos los recursos con los que cuenta, pero además, ahora tendrán el apoyo y el concurso decidido de una sociedad que por fin ha entendido que con los terroristas ni se negocia, ni se pacta y mucho menos se les puede complacer. Al terrorismo hay que derrotarlo con el concurso de todos, actuando como una sociedad fortalecida por su compromiso irrestricto con la legalidad.
El atentado a la Escuela General Santander marca un punto de inflexión, como desafío contra el Estado, que no puede atenuarse y requiere de la máxima cantidad de voluntad política posible en torno a las instituciones. Pero no basta la unión, también es necesaria la acción. En efecto, son demasiados los flancos del desorden público. El ELN, las disidencias de las Farc, la reorganización del EPL, los nuevos carteles armados, son grupos que representan una amenaza desbordada y creciente. Hay por lo demás lugares del territorio impenetrables para las autoridades. En tanto, la paz de los sepulcros es el más grave indicio de que algo está fallando y en materia muy grave.
Los criminales nos han golpeado y volvieron a amenazar nuestros valores, nuestra democracia y nuestra Justicia. Pero ante este ataque miserable, vamos a fortalecernos como nación y vamos a seguir actuando contra los Grupos Armados Organizados que operan en el país´, nos recordó en su mensaje a los colombianos el Presidente Iván Duque Márquez.
Ha quedado a prueba que los colombianos frente a las adversidades nunca nos rendimos, todo lo contrario, nos crecemos, es donde mostramos nuestra resiliencia, nuestra fe, nuestra solidaridad y nuestro espíritu. La nación siente dolor pero no se doblega. Y hoy más que nunca
Colombia está firme y unida para derrotar el terrorismo, porque un país unido, jamás será vencido.