El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, decidió aliarse con el mandatario ruso, Vladimir Putin con la propuesta de que Ucrania acepte la entrega a los invasores de parte de los territorios ocupados durante los tres años de la operación militar especial, ha buscado la terminación de la guerra asumiendo vocería sin participación del presidente Zelenski a quien denomina dictador porque su periodo terminó hace algunos meses y no se realizaron elecciones, como si hubiesen podido convocarse en medio del fuego.
Jamás imaginé esta alianza con el argumento de encontrar la paz y la consideración de la imposibilidad de Ucrania de negarse a aceptar la imposición. Según Trump, si quisiera, Putin podría quedarse con todo el país, cree que no es importante la presencia del presidente de Ucrania en las reuniones para negociar con Rusia.
No es extraño que Putin se pronuncie contra el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), sí rara la posición adoptada por Trump, los Estados Unidos son miembros de ella, rompe lo acordado por administraciones demócratas y republicanas, a través del tiempo.
Asiste razón a los gobiernos europeos preocupados por el giro de los acontecimientos, recuerdan lo acaecido en la conferencia de Yalta celebrada del cuatro al once de febrero de 1945, cuando Stalin logró que la Unión Soviética sometiera a varias Naciones a ser “liberadas” pero sometidas a la órbita comunista. Así jefes de Estado europeos hayan viajado a los Estados Unidos o hablen con Trump ellos están en desacuerdo con el retiro del apoyo a Ucrania.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) se debilita, inquieta la firma de acuerdos de paz que llegarían inclusive a la contratación para la explotación de valiosos recursos minerales entre Ucrania y los Estados Unidos, con la observación rusa de que permitiría igualmente a las empresas de este país la explotación de recursos estratégicos de los territorios ocupados durante la invasión militar. El tema debe analizarse con cuidado.
Es insólita la aceptación de reiteradas violaciones a los derechos humanos, la destrucción y la muerte de miles de personas merced a la violencia desatada con la operación militar especial. Malo para los Estados Unidos el rumbo que lleva al comienzo de su segunda administración el presidente Trump, el viraje que observamos. Por cierto, patente el concepto del presidente norteamericano respecto de América Latina que dista de ser alentador. Todos queremos el final de un conflicto que es hora de que termine, pero darle la razón a Putin por su fracasada invasión militar y respaldarlo en sus reclamos no contribuye a la consecución de la paz en una importante zona de nuestro recalentado planeta. La noticia sigue en desarrollo y de otro lado queda claro en relación con las negociaciones que Rusia no aceptará ningún acuerdo que incluya el despliegue de fuerzas de paz en Ucrania y tampoco existen definidas las bases para conseguir un cese al fuego.
*Exministro de Defensa