Con tregua en Gaza, negociación en Ucrania, regreso de Cuba a la lista de terrorismo, deportaciones, salida de la OMS y del Convenio de París, indulto para los del 6 de enero, intento de acabar con el jus soli, emergencias fronteriza y energética, politización del fuego en Los Ángeles y firmatón de decretos, anega Trump al mundo en una semana. Y más:
-Petro devuelve inopinadamente vuelos militares con deportados colombianos, después de haberlos negociado y aceptado, como lo ha hecho desde 2022. El año pasado Petro recibió más de ciento veinte vuelos con deportados, sin chistar. El peregrino argumento del maltrato, si fuera cierto, no debe primar. Lo correcto es recibir a los maltratados en el territorio del que son originarios, donde tienen derecho a regresar, para acabar sus sufrimientos; no devolverlos para que siga el viacrucis.
Vinieron los anuncios mutuos de aranceles, cancelación y no otorgamiento de visas. Los aranceles no se iban a imponer para proteger sectores, cosa que ya sabemos poco útil, sino por razones de seguridad nacional. Es decir, se ejerce retaliación comercial sobre Colombia por poner en peligro la seguridad nacional norteamericana. De ese hueco negro es difícil y muy costoso salir, como ya lo vivimos con un Samper sin visa. Treinta años después, seguimos pagando la factura de ese gobierno.
Petro cree que sabe de política exterior, pero la ignora. Los que creen eso, son más peligrosos que los que en realidad no saben.
Se superó el impase con la acción sensata del canciller Murillo. Pero el daño está hecho y tardaremos una década en volver, no a donde estábamos en 2018, sino a cierta normalidad, si nos aplicamos. Me niego a creer que este enredo se ideó para desviar la atención sobre la tragedia del Catatumbo. Ojalá haya sido solo un trino delirante en medio de la insania.
Llevamos siete días del nuevo inquilino en la Casa Blanca. Petro, idiota útil, permitió que Trump hiciera su jugada de salida enviando un mensaje global de alineación obligatoria con sus políticas. “Nos respetan otra vez” dijo lapidariamente, ante la reculada, apenas obvia, de Petro.
-Trump ha dicho: “Retomaré el Canal de Panamá, entregado por un mísero dólar”. Como Reagan, reiteró que es vital y considera escandalosos los peajes. “Lo construimos con nuestros muertos y nuestra tecnología”, añadió. Y, añado yo, con la artera amputación de la Colombia ístmica, urdida en la suite 1162 del W. Astoria de N. York por T. Roosevelt y J. P. Morgan.
-México quiere llamar el resto del norte vecino América Mexicana, porque Trump cambió el del Golfo de México por el de América, que en inglés se asumirá como de EE.UU.
-Proponer que Canadá sea un Estado de la Unión, ofende hoy como ofendió en los años veinte el secreto “Plan de Guerra Rojo” para apropiárselo, en el que participó Lindbergh.
-Groenlandia, independiente de Dinamarca con apoyo de Trump, comprada o no, tendrá más bases militares y minería de EE.UU.
-Mientras Mr. Rubio, juramentado por Vance y no por Trump, inicia su primera e incierta gira por Panamá, otros centroamericanos y Dominicana, algunos embajadores nominados revelan lo que Trump 2.0 piensa de la diplomacia: Colombia, un detective-abogado de la Florida especializado en litigios de tránsito. Argentina, un médico empresario de la salud. Panamá, un cubano exiliado. México y República Dominicana, sendos exagentes de la CIA. Uruguay, un golfista. Enviado para América Latina: el suspendido presidente del BID Claver-Carone, que aumentaba mensualmente el sueldo a su amante secretaria. Dinamarca, fundador de PAYPAL. España, un anciano cubano, donante de la campaña y apostador de caballos. Italia, un rey del entretenimiento. Chile, un guardia fronterizo. OEA, un gerente de aerolínea.
-Vendrán pronto los temas de la ayuda bilateral y de las políticas para Venezuela, el terrorismo y las drogas, que enfrentarán nuevamente a estos dos frenéticos.
Como recomiendan en las carreteras: Si van a trinar, no beban!
*Exministro de Estado