Me enorgullece decir que el 2024 fue muy bueno para el Banco Agrario. Gracias a la gestión de las más de nueve mil personas que trabajan con vocación desde cada uno de los rincones de Colombia, cerramos el año con buenos números. Por ejemplo, desembolsamos créditos por un total de $11,2 billones que se traducen en proyectos para impulsar el campo, la economía popular y demás sectores de la producción.
Nuestra cartera se ubicó en $22,5 billones y la entidad registró cerca de 1.900.000 clientes, de los cuales 430.000 son nuevos. Somos un banco sólido que trabaja de la mano de miles de personas que le apuestan a crecer e impulsar la economía del país. Sin embargo, estamos trabajando en ir un paso más allá. Queremos consolidarnos como los grandes aliados de la calidad de vida de los colombianos.
Me convencí de este propósito el día que escuché hablar a Patricia Rodríguez. Ella es una importante líder de la vereda La Carbonera, en Guatavita, y hace parte de la Asociación de Mujeres Emprendedoras de la zona. Es cliente de nuestro banco desde hace varios años y gracias a esa financiación, Patricia, y las otras emprendedoras que pertenecen a la cooperativa, han sacado adelante un prometedor negocio de yogures, quesos y dulces.
La asociación, conformada por más de 47 mujeres (muchas son cabeza de hogar), ha solicitado varios créditos, en diferentes momentos y para distintos destinos. Cuando le preguntamos a Patricia si tenía en su cabeza el número de préstamos otorgados por el banco, contestó con una orgullosa sonrisa: “hace rato perdimos la cuenta”.
Yo sí tengo un dato aproximado. Las mujeres de esta asociación han accedido a cerca de 15 créditos, algunos de ellos tramitados también a título personal, para vivienda y otros destinos productivos. Pero no se trata solo de transacciones. Realmente estamos hablando de crecimiento real, de progreso. Estamos hablando de un emprendimiento que se transformó en empresa; en un negocio que creció para impactar positivamente su economía regional. Hablamos de familias que cambiaron el arriendo por la casa propia. En resumen, calidad de vida.
Siempre he dicho que la vocación está en el ADN de nuestro banco. De hecho, siento que ha sido parte importante de mis objetivos personales.
Y apostarle a no soltar la mano de nuestros clientes y llevarlos a otros niveles, debe ser un compromiso real. No podemos ser actores temporales y sí aliados de sueños más grandes, de proyectos más ambiciosos. Del siguiente paso.
Ese es nuestro propósito para el 2025. Por eso, seguiremos apostándole a la innovación y transformación digital para facilitar la vida de nuestros usuarios, pero sin dejar de lado la presencia en el territorio, porque es allí donde podemos conocer de primera mano las necesidades de la gente.
La educación financiera prevalecerá como uno de los pilares fundamentales de nuestra entidad: un consumidor informado toma mejores decisiones y aprovecha mejor los recursos frescos que vamos a poner a disposición de cada colombiano que necesite crédito para apalancar sus proyectos.
Continuaremos simplificando los procesos del banco, para que el acceso a crédito y a la banca en general se consoliden como procesos cada vez más sencillos y cercanos a la gente. Es decir, continuar eliminando barreras para lograr una verdadera inclusión financiera.
Y claro, seguiremos trabajando en un acompañamiento más cercano y eficiente con las asociaciones, las cooperativas y las iniciativas comunitarias, con mejores herramientas para llevar sus proyectos asociativos al siguiente nivel.
Tenemos el talento humano, el conocimiento y la disposición. Pero sobre todo la vocación. Ese será nuestro propósito para este 2025. Porque nuestro compromiso es seguir creciendo hombro a hombro con nuestros clientes.
*Presidente del Banco Agrario