Se cumplirán noventa y cinco años de la tragedia de las bananeras –6 de diciembre de 1928– y todavía se discute su magnitud, y si fue o no una masacre. En su reciente libro de ensayos (La traducción del mundo, Alfaguara), Juan Gabriel Vásquez relata la charla que tuvo con Eduardo Posada Carbó y ambos pusieron de presente que una cosa es la historia y otra la ficción de los novelistas, todo esto porque García Márquez dice en Cien años de soledad que fueron tres mil los muertos de las bananeras.
La verdad es que no fueron tan pocos como dicen unos ni tantos como en su ficción asegura Gabo.
El mismo embajador de EE.UU. en Colombia, Jefferson Caffery aseguró en su momento que “el número total de huelguistas muertos por los militares colombianos superaba el millar”. Lo cierto es que los protagonistas principales de la tragedia eran conocidos de autos y no iban a conformarse con una tragedia menor. Gobernaba en el país Miguel Abadía Méndez, su ministro de Guerra (se llamaba de Guerra y era de guerra) era Ignacio Rengifo, y su mano derecha era el coronel Carlos Cortés Vargas a quien envió a Santa Marta para hacer frente a la huelga de los empleados de la United Fruit Company que habían iniciado desde el 11 de noviembre.
Con la llegada del enviado del ministro, las cosas cambiaron y ante una manifestación a la media noche del 6 de diciembre en la plaza de Ciénaga –cerca de mil quinientos obreros se congregaron allí–, el coronel Cortés Vargas gritó por altoparlantes: “Retírense. Si no lo hacen, disparo. Doy un minuto para que se retiren”. Uno de los huelguistas gritó: “Métase el minuto por donde la quepa”. Ante esa respuesta, comenzaron los disparos.
Al año siguiente, el 8 de junio de 1929, los mismos Rengifo y el coronel Cortés Vargas fueron quienes en una manifestación en Bogotá dieron muerte al estudiante Gonzalo Bravo Pérez, héroe de la jornada. Desde entonces esa fecha es recordada como símbolo de las luchas estudiantiles. Luego si eran conocidos autos y luego de vagones de trenes, en donde transportaron a los muertos para tirarlos al mar.
MICROLINGOTES
Con el ELN, que cese el juego.
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Tal parece que el comisionado de paz, ni Rueda ni truena.
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El presidente Petro se declaró adicto al tinto, afortunadamente no al perico.
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El gran derrotado de los pasados comicios fue Juan Manuel Galán… ya no puede aspirar.
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En el Congreso hay mucho mico… tráfico.
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Las siliconas de Gustavo Bolívar no encajaron.
*Abogado*Historiador*Periodista