Según diferentes investigaciones, cerca de ocho millones de toneladas de basura terminan cada año recorriendo las aguas del mundo, lo que, sin duda, termina afectando los ecosistemas marinos. Colombia, que cuenta con dos océanos en su geografía, con una extensión de 988.000 kilómetros cuadrados, solo tiene protegido 2% de este territorio.
De acuerdo con el Instituto Invemar, las áreas protegidas le ofrecen al país un cuidado de su biodiversidad y la protección de la fuente de la vida, que es el agua. Por tal razón, desde el Ministerio de Ambiente y otras entidades se han adelantado varios programas en este sentido.
Hace dos años el Gobierno de entonces anunció que el país ahora tiene más de cuatro millones de nuevas hectáreas protegidas marinas, “representadas en la declaración del Distrito Nacional de Manejo Integrado (DNMI) Yuruparí – Malpelo que contará con una extensión de casi 2,7 millones de hectáreas y la ampliación del área del Santuario Fauna y Flora (SFF) Malpelo que contará con cerca de 1,7 millones de hectáreas más, pasando de un área protegida de 950.000 hectáreas a un total de cerca de 2,7 millones de hectáreas”, según fuentes oficiales.
En noviembre del año pasado se creó un fondo de US$5 millones que busca apoyar la conservación de la biodiversidad en zonas protegidas en el Pacífico colombiano. Este acuerdo fue suscrito por Conservación Internacional, la CVC, Codechocó, Asocars y el Fondo para la Acción Ambiental.
Con una inversión cercana a los US$57 millones, otro de los programas que se está desarrollando en el país es el de conexión Biocaribe, el cual está siendo implementado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Esta campaña busca recuperar la función de los ecosistemas en los departamentos de Córdoba, Sucre, Bolívar, la región de Urabá y el norte del Chocó, como un piloto inicial.
Además, recientemente, el Ministerio de Ambiente informó de la actualización del mapa de ecosistemas continentales, marinos y costeros a escala 1:100.000.
Las principales características del documento es que incluye la actualización de la información que hace parte de la estructura del mapa, en la que se incluyeron nuevas capas de unidades bióticas y de coberturas de la tierra, la identificación de cambios que han ocurrido en la extensión de los ecosistemas del país con relación a la porción continental del año 2015; se identificaron 91 tipos de ecosistemas, entre los cuales se encuentran: acuáticos, marino-costeros, terrestres e insulares, según información de Invemar.
Según el instituto citado anteriormente, actualmente, los principales problemas por la contaminación de los océanos tiene que ver con los desechos de materia orgánica y nutrientes, la contaminación microbiana, los residuos sólidos, elementos químicos, como metales pesados, en grandes concentraciones y residuos oleosos, especialmente los provenientes de derrames de petróleo.
En este sentido, el capitán Francisco Arias, director de la entidad, destacó que el Mar Caribe es uno de los más afectados por la contaminación del país, no solamente por los municipios cercanos a la costa, sino porque a este territorio, llegan los desechos provenientes de casi todo el país a través del Río Magdalena, el principal afluente del país, aunque similar situación ocurre con el Océano Pacífico, debido a que en algunos territorios no hay alcantarillado, el mar termina siendo el acopio de desperdicios.
La Armada Nacional, en uno de sus estudios, señaló que 80% de los desperdicios que arrastra el mar son arrojados desde la orilla, mientras que otro 20% proviene de embarcaciones. Además se estableció que 60% de estos desechos están compuestos de plástico.
Ante esta situación, la compañía EkoRed recupera cada año aproximadamene 18.540 toneladas de este material. Este tipo de campañas son apoyadas por organizaciones como Conservación Internacional Colombia, WWF, Fundación Eduardoño, la Andi, Agenda del Mar, entre otras, dado que según información de Invemar, actualmente no se están adelantando programas de descontaminación, que deberían ser liderados por el Ministerio de Ambiente, ni de empresas como responsabilidad social. Ese es el panorama, desolador y preocupante.