Diario del Cesar
Defiende la región

Una burla para el pueblo colombiano

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Ya estamos advertidos que detrás de los Acuerdos de Paz firmados con las Farc por parte del Estado colombiano, se escondía el criminal propósito de un grupo de sus dirigentes de continuar delinquiendo amparados en el narcotráfico y seguir gozando de las gabelas de impunidad de las que estuvo revestida la negociación.

Pese a que Márquez y sus narcoaliados como Jesús Santrich, El Paisa y Romaña´ se fueron de frente a seguir en sus actividades criminales, se debe valorar y eso hay que decirlo y dejarlo bien claro, el compromiso adquirido y puesto de manera manifiesta e inalterable por la mayoría de la dirigencia del partido político de las Farc liderados por Rodrigo Londoño.

Pero con lo ocurrido hay que señalar cuotas de responsabilidades en un tribunal que como la JEP ahora sí, no puede escaparse de una profunda reforma ante el comportamiento miope, sordo y amangualado con el que trataron los casos de Santrich, del mismo Márquez y de los otros dos cabecillas que se burlaron del sistema, pero sobre todo de los colombianos.

No le queda otra alternativa al Estado y las Fuerzas Armadas que combatir con toda la contundencia esas estructuras mafiosas que están pendientes del botín ilegal detrás del cual están, como lo es la minería ilegal, la extorsión, el secuestro y sobre todo su principal fogón, el narcotráfico.

Quedó claro que el retomar las armas y volver a atentar contra el orden constitucional  del país, pero sobre todo contra la población civil, es una muestra más para que la comunidad internacional se quite de una vez por todas ese velo que no la ha dejado ver de cuerpo entero lo que en sí eran las Farc cuando se encontraba en su accionar armado.

El partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común y exnegociadores de paz lamentaron el regreso a las armas de Márquez y sus compañeros, pero insistieron en defender el acuerdo que permitió el desarme de miles más de combatientes. Rodrigo Londoño, conocido también como Timochenko y presidente del partido, consideró como un “golpe bajo”, una “desafortunada noticia” lo anunciado por sus excamaradas, aunque dijo que a partir de ahora se acaba la “ambigüedad” en torno a los jefes rebeldes que desconocieron lo pactado. “La gran mayoría de la gente que se ha mantenido dentro del proceso se sigue manteniendo porque cree en él, está convencida, tiene preocupaciones, pero ese mensaje sí puede calar en algunos compañeros que están indecisos, puede hacernos algún daño”, agregó. Y hay que creerle. Porque si algo ha tenido el señor Londoño y quienes le acompañan es que han sido coherentes y consistentes con avanzar en este proceso que se sabía no iba a estar exento de las dificultades que ya todos le conocemos.

De otro lado, Colombia agradece el respaldo de algunos países que ayer mismo vieron como una afrenta la disidencia promovida por Márquez y sus secuaces. No hay dudas que esa ala guerrerista y narca tratará de infundirle terror y miedo a los colombianos para lo cual el Estado debe prepararse. El Gobierno del Presidente Duque tiene el compromiso además de demostrarle al mundo la palabra empeñada en salvaguardar lo que esté dentro del ámbito de la Constitución y la Ley y  muy seguramente para ello contara con el respaldo de los colombianos. Desde luego que la frustración que hoy sentimos, no es porque Márquez se haya ido para seguir narcotraficando, sino por no haberse enviado de manera oportuna extraditado a Estados Unidos, a uno de sus capos amigo, a Jesús Santrich, gracias a la alcahutería que le patrocinó la misma JEP.