Diario del Cesar
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El ‘mercado sexual’ que acapara los pasillos de la ‘U’

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“Me ofrecieron un viaje placentero, con los gastos pagos y ropa incluida. Una amiga me dijo que saldríamos con un grupo de compañeros para disfrutar el fin de semana. Pero la realidad era otra, debía cumplir los instintos sexuales a un hombre que cumple con estas prácticas constantemente y paga altas sumas de dinero por sus complacencias”.

Este es el testimonio de una joven universitaria de 19 años, que por obvias razones nos reservamos su identidad, y que fue reclutada por una red de prostitución que de manera clandestina opera en los pasillos de la universidad.

Karen, como la llamaremos para hacer referencia a su historia, narra que aunque en principio se resistió a integrar el mercado sexual que opera en las universidades, ahora lo ve como un negocio lucrativo, pues además de permitirle cubrir los gastos estudiantiles y personales se relaciona con hombres de estratos altos que en cierta manera ahora forman parte de su vida.

“Mis padres están inocentes de todo. Semanalmente me envían 30.000 pesos desde San Andrés para los gastos de pasajes y 400.000 pesos al mes para la pensión que incluye un cuarto equipado y las tres comidas de lunes a sábado”.

Karen explicó además: “Esta cantidad es insuficiente para cubrir mis gastos, por lo que recurrí a esta práctica que a veces siento está acabando con mi vida. Me ha tocado ir a la cama con hombres de hasta 60 años. Me contactan a través de una página en Facebook. La líder del grupo muestra el catálogo de las jóvenes, todas universitarias, y una vez que el cliente escoge, ella nos contacta por teléfono y fijamos la cita. Hasta 200.000 pesos me puedo ganar en una hora”.

Este tipo de relatos se está haciendo recurrente en las principales universidades de Colombia. Captar estudiantes para damas de compañía, trabajadoras sexuales o modelos webcam, se ha convertido en un fenómeno según reciente estudio divulgado por la BBC Mundo basado en una investigación, que aunque no da cifras exactas sobre la prostitución en el país, refleja claramente esta problemática.

De acuerdo a los datos aportados por la investigación, denominada “Cuerpos del bajo mundo, prostitución y violencia en Colombia” y  encabezada por el profesor Samuel Ávila;  Bogotá, Medellín, Bucaramanga y Pereira son las ciudades donde mayormente se presenta este esquema de “trabajo fácil”.

Sin embargo, en localidades como Valledupar, donde se encuentra asentada la Universidad Popular del César, es necesario encender las alarmas por cuanto es una práctica que se expande de la mano con el consumo de sustancias alucinógenas.

 

POR LAS REDES

 

A través de redes sociales o páginas de internet, carteles anónimos, avisos en las salas sanitarias y reuniones grupales, se ofrecen los servicios que reclutan a las jóvenes entre 17 y 30 años.

Para el sociólogo Carlos Augusto Maestre, la prostitución universitaria es un problema social que debe atacarse desde los hogares. Anteriormente este flagelo se relacionaba solo con la pobreza y bajos estratos sociales, sin embargo, los paradigmas han cambiado. Las tecnologías han abarcado este campo y a través de las redes sociales nacen estos grupos cuya misión es reclutar a las universitarias para el trabajo sexual.

Las chicas son abordadas por una amiga o amigo, escuchan las cantidades de dinero que se puede obtener y reciben invitaciones para hacer viajes que en principio parecen un “plan inocente”.

Explicó Maestre que los estudios son una fachada bajo un solo objetivo: sexo por dinero. Según las redes sociales los catálogos son variados, las hay desde las más bajitas y flacas hasta las gorditas y esbeltas. Pero el problema ya existe, y es necesario atacarlo preservando los valores desde el hogar y la aplicación de estrategias de inclusión dentro de las universidades, acotó.

 

PROXENETAS EN ACCIÓN

 

Dentro del recinto universitario, aunque no sean estudiantes, permanecen rondando los llamados proxenetas, cuya función es detectar a la potencial candidata y venderle la idea.

Tal es el caso de Ramón, nombre referencial, quien explicó que una vez ubicada la joven se le ofrece la “oportunidad” que va desde viajes, hasta cortas citas de placer por un pago que puede superar los 400.000 pesos dependiendo de las horas que pida el cliente.

“A veces el paquete incluye el consumo de sustancias psicoactivas junto al placer sexual. Para ello ofrecemos los llamados “happybrownies”, cuyo pastel contiene cierta cantidad de sustancias psicotrópicas que transportan a la estudiante a un mejor placer”, refirió.

Luego esta práctica se va expandiendo, y de amiga en amiga y a través del seguimiento de las redes sociales como Whatsapp, Instagram y Facebook se promocionan hasta pasar a formar parte de este círculo que aunque clandestino ya es recurrente dentro de la universidad, afirmó el entrevistado, quien cursa Derecho en la UPC.

“Cuando se entra a este mundo conoces a todas las que viajan y trabajan en esto y en la universidad son varias y no sólo de las públicas sino también de otras universidades privadas”, concluyó.

 

PLANES DE INCLUSIÓN

 

Josefina Araújo, directora de Bienestar Institucional de la UPC, manifestó que este tipo de prácticas si se presentan es por decisión de la misma estudiante, sin embargo, existen otros flagelos como es el consumo de sustancias psicoactivas que es motivo de preocupación para las autoridades.

Araújo dijo que mantienen un plan de acción con el Gobierno municipal en el tema de zona de orientación universitaria. “Hemos tenido capacitaciones y reuniones con esta población ya identificada. Estamos socializando con los jóvenes a través de un equipo interdisciplinario que nos permite focalizar el problema y atacarlo a través de la educación”.

Por su parte Odalis Sánchez, trabajadora social del recinto universitario, afirmó que hablar del mercado sexual dentro de la universidades es un tema complicado, pero si lo analizamos esto conlleva al consumo de drogas que es el tema que en la actualidad estamos atacando.

Desde el 2013 se está atendiendo esta población, aunque no han habido acciones contundentes no será imposible acabarlo. La implementación de la zona universitaria es una política nacional que permite focalizar el problema y a través de la inclusión logramos detectarlos y atenderlos.