Mientras Élkin Zipacón intentaba sacar con vida a su esposa e hijo de lo que quedó de la casa en la que vivían, tras la fuerte explosión que se presentó en su interior, ambos escuchaban a un hombre llorar y gritar “mi mamá, mi mamá” de manera desesperada en el primer piso del predio, lugar en el que funcionaba un local de venta de mechas de tejo.
Cuando los tres llegaron al primer piso, todos envueltos en una cobija empapada con agua, agradecieron al cielo por respirar y sentirse vivos, pero la imagen de un cuerpo afuera del inmueble los regresó a la realidad: el fuerte ruido que habían escuchado cinco minutos atrás cobró la vida de cuatro personas.
“Media hora antes había llegado a mi casa de trabajar, alcancé a saludar a mi esposa y a mi hijo, y me encontraba descansando… esperando a que estuviera el almuerzo para comer juntos. Cuando se escuchó un ruido perturbador que nos dejó consternados”, le contó a Q’HUBO.
Entre los escombros de lo que quedó de la vivienda de tres pisos en donde ocurrió la tragedia se alcanza a leer en letras rojas ‘Tejos El Diamante’, nombre con el que era reconocido este local y que ahora pasará a la memoria de los comerciantes y habitantes del barrio Palo Blanco, ubicado en el sector de La Estrada (Engativá).
A pesar de que todavía no se tiene claridad de lo que pudo generar la fuerte explosión en el interior de esta vivienda, las autoridades manejan dos versiones. La primera apunta a que se trataría de una fuga de gas; sin embargo, la segunda hipótesis habla de manipulación de pólvora, debido a que allí venden mechas para tejo.
La explosión
Lo que parecía ser un día normal y tranquilo, se convirtió en toda una pesadilla para los habitantes y comerciantes de la avenida Rojas con calle 70, luego de que sus oídos escucharan un fuerte totazo cuando el reloj marcaba las 12:43 p. m.
Un pito en los oídos comenzó a atormentar a los moradores de la zona, una nube de humo espeso y oscuro invadió toda la cuadra y les nubló la vista a los testigos, y el corazón comenzó a palpitarles más rápido de lo normal.
“Salí del negocio apenas escuché la explosión, porque me asusté, pensé que era una bomba y al salir estaba todo lleno de humo, no se veía nada. Comenzamos a llamar a la línea de emergencia y a una ambulancia”, aseguró un trabajador de la zona.
Cuando el humo se diluyó y comenzaron a llegar varios vehículos del Cuerpo Oficial de Bomberos, los testigos de la emergencia observaron que la vivienda en donde don José del Carmen Chacón Mora tenía su negocio, estaba su fachada en el suelo.
A pocos metros había un camión volcado y en su interior un hombre respiraba y se quejaba, pero su compañero, un joven de 27 años, yacía sin vida por fuera del vehículo y su aspecto era irreconocible. Se trataba de la primera víctima fatal que dejó este hecho.
“Como si se tratara del azar del destino o de un milagro, ese camión lo que hizo fue detener la onda explosiva que iba directo al colegio (una institución oficial ubicada justo al frente del lugar de los hechos), porque de lo contrario más de uno habría sufrido las consecuencias de esto”, dijo una mujer mientras presenciaba la escena.
A pocos metros del cuerpo del ayudante de camión se encontraba otro hombre sobre el andén. Su cuerpo estaba destruido debido a que los ladrillos de la edificación salieron volando, golpeando su tronco y cabeza y ocasionándole la muerte.
En el interior de lo que quedaba de la propiedad en donde vivían dos familias y funcionaba el negocio de don José, el cuerpo de bomberos halló entre los escombros el cuerpo de la tercera víctima fatal; se trataba del propietario del local.
José del Carmen (68 años), quien vivía en Bosque Popular (Engativá), había levantado Tejos El Diamante con su esfuerzo y dedicación, tanto así que llevaba con su negocio 15 años en esa misma calle.
“Todos lo conocíamos porque era un señor que toda la vida trabajó aquí. Nunca antes se había presentado ningún inconveniente en este lugar y siempre nos pareció un hombre trabajador y responsable. Lamentamos mucho su partida”, expresó una conocida.
La cuarta víctima fatal fue una mujer que estaba en el interior del local y que, según versiones oficiales, trabajaba allí desde hace varios años.
Caras de angustia, rostros bañados en lágrimas, personas con las manos juntas y pidiéndole al cielo un milagro, era lo que se observaba en la tarde de ayer en este sector del noroccidente de la capital, en donde reinó el desconsuelo y la angustia.
“Recibí la llamada de una persona que me decía que había encontrado el celular de mi expareja aquí, justo donde ocurrió la explosión. Me vine corriendo para ver qué ocurría, pero nadie me da respuestas. Necesito que alguien me diga si ella y mi hija están vivas”, repetía una y otra vez con los ojos encharcados un hombre.
Poco a poco fueron llegando más personas a confirmar si sus familiares, propietarios y trabajadores aledaños al lugar de los hechos, se encontraban vivos para abrazarlos y agradecerle al Todopoderoso que los hubiera salvado de la muerte.
NO TENÍAN PERMISO PARA FUNCIONAR
Q’HUBO conoció de manera oficial que Tejos El Diamante no tenía permiso para
comercializar pólvora (en este caso de mechas), pues según el Registro Único, este lugar se registró bajo la actividad económica 4759, que corresponde al “comercio al por menor de otros artículos domésticos en establecimientos especializados”.
Para la Cámara de Comercio de Bogotá, este tipo de actividad incluye la venta de diversos artículos, ninguno de ellos relacionado con la venta de pólvora. Esto quiere decir que la fábrica Tejos El Diamante funcionaba de manera ilegal.
BALANCE DE HERIDOS
Según el balance oficial, 15 personas permanecían hospitalizadas al cierre de esta edición, entre ellas tres menores de edad que estudian en un colegio aledaño y dos profesoras de dicha institución, una de ella en estado de embarazo. No obstante, el parte médico de los lesionados es alentador, pues ninguno corre peligro y las heridas que sufrieron fueron por los vidrios que se quebraron. Además, ocho personas recibieron ayuda psicosocial tras la emergencia, pues quedaron en estado de shock producto de la detonación.
BOGOTÁ (Q’hubo Bogotá).