Diario del Cesar
Defiende la región

La crisis por la que atraviesa el medio ambiente

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El millón cien mil hectáreas de bosques arrasados en la reciente década en Colombia demuestra la impotencia del país para enfrentar los factores que causan tal desastre. El tiempo corre y el futuro de los recursos naturales nacionales dependerá de las políticas que adopte el gobierno así como del compromiso que asuman los colombianos.

Es tal la preocupación por la deforestación en el país que María Claudia García, la actual viceministra de Medio Ambiente, no duda en calificarlo como un “apocalipsis ambiental”. Esa es la causa de que grandes extensiones de bosques y selvas se hayan convertido en potreros, de tener que presenciar las cuencas hídricas morir poco a poco o que se presente una ruptura en la conexión natural entre los ecosistemas amazónico y andino.

Los principales culpables de esas tragedias ecológicas ya se conocen: el narcotráfico, la minería ilegal, la explotación ilícita de madera, la apropiación indebida de tierras o la extensión agropecuaria sin control en zonas de reserva natural. Peor aún que esos males sería que Colombia se resigne a ellos o claudique debido a la impotencia que hasta ahora ha demostrado para enfrentarlos y erradicarlos definitivamente.

El gobierno parece tener un nuevo plan para rescatar sus selvas y bosques de las manos de sus peores depredadores. Su principal estrategia será hacer una lucha directa contra las mafias ilegales a través del fortalecimiento del sistema de monitoreo satelital y de operativos en los que participarán la Fuerza Aérea, la Policía, las autoridades ambientales, la Procuraduría, la Contraloría y la Fiscalía, que podrá judicializar en el lugar a quienes participen de esas actividades ilícitas, todo con el fin de agilizar el proceso jurídico posterior y las reparaciones a que haya lugar.

Lo novedoso es la propuesta de construir viaductos en las selvas nacionales como una manera de combatir la construcción ilegal de carreteras, y de brindarles a las comunidades asentadas en esos territorios una forma más ágil de comunicarse entre ellas y con el resto del país. En el próximo Plan de Desarrollo además se incluiría una propuesta para permitir el uso sostenible de los recursos naturales, proyectos de crecimiento verde y la obligación de adelantar un programa de energías limpias, en especial para las regiones más afectadas por la deforestación.

Según la funcionaria, para adelantar ese ambicioso programa existen US $150 millones aportados principalmente por gobiernos europeos. Es una buena base para iniciar, que deberá fortalecerse con recursos nacionales y con una debida gestión para que los esfuerzos ambientales de Colombia sean más reconocidos y apalancados por la comunidad internacional.

El Gobierno Nacional tiene la mejor intención de detener la deforestación, combatir las causas del deterioro ambiental que sufre el país y restaurar lo que se ha perdido hasta ahora. Habrá que ver si todas sus propuestas se vuelven realidad, si alcanza el presupuesto y si al fin se hace un verdadero ejercicio de autoridad en los territorios afectados.

Y si el Estado logra el cometido de educar a la población y convocarla para que sea partícipe de la protección de sus recursos naturales y de la recuperación de sus ecosistemas afectados. Ojalá esta vez sí sea.