Diario del Cesar
Defiende la región

La estrategia del país sobre Biodiverciudades 

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El futuro de la vida en el planeta no se juega solo en los bosques o en los océanos, ni en aquellos lugares ricos en ecosistemas y biodiversidad que es necesario cuidar. Son las ciudades las que más deben aportar a la recuperación y conservación del medio ambiente, porque son ellas las que mayor incidencia tienen en los males que afectan al planeta.

Biodiverciudades es el término que se utiliza hoy para definir lo que deben ser las urbes donde se concentra la mayor cantidad de población, cómo se deben relacionar con su entorno ambiental y qué hábitos tienen qué cambiar para ayudar a la transformación del mundo para garantizar su conservación. De qué manera alcanzar esos objetivos es lo que no se ve tan claro.

Durante la Asamblea del BID que culminó en Barranquilla, el Ministro del Medio Ambiente presentó la estrategia de Biodiverciudades que adelantará Colombia en 10 capitales de departamento, entre las cuales no está Cali, a las que se unirán otras tres en el corto plazo. Los pilares sobre los que se trabaja son la economía circular y sostenible, es decir respetuosa con el entorno; una planeación territorial que se adapte a los requerimientos ambientales; y el cambio de hábitos de consumo entre la población.

Para ello será necesario crear un nuevo Conpes que defina las estrategias y garantice los recursos que se requieren, determinar cuál será la contribución de cada ciudad para alcanzar los objetivos que se ha trazado la Nación como la reducción del 51% de las emisiones de gases de efecto invernadero antes del año 2030, y la manera en que se generarán los 400 mil empleos formales que se espera crear a través de las economías sostenibles. Son todas propuestas que de lograrse significarán un impacto importante en el compromiso que tiene Colombia de conservar el que hoy es su patrimonio más significativo, su riqueza natural y ambiental.

El cómo lograrlo es lo difícil, primero porque hacer esa transformación a corto o mediano plazo hacia las ciudades biodiversas requiere de inversiones económicas importantes, que en un momento de crisis nacional y mundial debido a la pandemia del Covid-19 no serán fáciles de ejecutar. Y porque como eje transversal de cualquier acción que se emprenda en ese sentido, tiene qué estar la educación y concientización ciudadana en todos los aspectos que tienen qué ver con el medio ambiente, un asunto en el que Colombia presenta un rezago significativo.

Ello no quiere decir que no se puedan y se deban adelantar los planes ambiciosos para transformar las ciudades en urbes más amigables y respetuosas con su entorno natural, y que la sociedad aprenda a darles el verdadero valor que tienen sus recursos ecológicos y se comprometa con su conservación. Lo importante es comenzar a hacerlo, así sea despacio, pero sobre todo que el impulso no se pierda en el camino. Y no debería ser un proyecto para unas pocas ciudades capitales colombianas, sino una estrategia nacional en la que se involucre a cada uno de los 1123 municipios del país.

Un buen principio sería contar con una política de educación ambiental coherente, que forme desde la primera infancia a los colombianos en el respeto por su entorno natural y lleve al cambio de los hábitos que destruyen el medio ambiente. Si eso se logra, las biodiverciudades serán una realidad a futuro.