Diario del Cesar
Defiende la región

Los artistas vallenatos cogieron la ‘línea’

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“Lo que está de moda no incomoda” dice el viejo refrán, pero hay cosas que se deben asumir no por las tendencias, sino por conveniencias de cualquier tipo. Antes se creía erróneamente que, el que estaba gordo, era símbolo de bienestar, lo más diciente de esta errada creencia se reflejaba en las tiendas de la provincia, en donde aparecía siempre un cuadro del tendero feliz y pasado de kilos, porque vendía de contado y el flaco y enjuto que vendió a crédito.

El mundo cambió, la ciencia probó que la obesidad era una enfermedad matriz, de otras patologías. Que el desorden opíparo que multiplicaba calorías no era ningún bienestar sino un indicativo de vejez y muerte prematura.

De ese erróneo parecer fueron víctimas muchos artistas de esta provincia en la que los avances médicos llegaban primero en los versos de los mismos juglares que, por los adelantos mediáticos, los que privilegiadamente les llegaba a una contada minoría.

Esos músicos vallenatos también sufrieron el embate del desconocimiento, las comilonas y bohemia excesiva y paulatinamente se les deterioró la salud, por lo que no superaron un promedio de vida más allá de los 60 años, indudablemente un cuadro lamentable para figuras del folclor que pudieron dar más.

Si se destapan las estadísticas en esa materia, fácilmente se puede comprobar que, casi todos esos músicos de la primera, segunda y hasta tercera generación sufrieron enfermedades relacionadas con el desorden alimenticio, amén de que no gozaban de una buena figura estética.

 

NUEVAS TENDENCIAS

La tecnología y la academia que hoy afortunadamente abordó a los artistas de la época ha generado unos perfiles diferentes de los ejecutores del vallenato moderno, en el caso de este género, y así están los de las demás vertientes musicales.

En lo local, se puede resumir con la frase: “los músicos vallenatos superan la línea del sobrepeso”. Hoy, el bisturí y otros procedimientos quirúrgicos son los nuevos aliados de las figuras estéticas de los artífices del folclor vallenato, los que se han venido sometiendo a estas tendencias, tanto por el mejoramiento de perfiles físicos como por cuestiones saludables.

La lista es larga, tanto en delfines como veteranos de este folclor. En la llamada era comercial del vallenato, tal vez, el primero en irrumpir con el cambio de look corporal fue Jorge Oñate, quien de un momento a otro, dejó atrás su robusta figura para mostrarse sorpresivamente delgado, así sorprendió a sus seguidores, en la carátula del disco ‘Noche de Estrellas’ grabado con Raúl ‘Chiche’ en 1980.

Los puritanos con lenguaje criollo criticaron la acción de Oñate y la rechazaron, increpando incluso su determinación con palabras ofensivas, y se fueron lanza en ristre contra su personalidad, otros abiertamente, llegaron a manifestar que, padecía una penosa enfermedad.

Era tan aferrada la creencia de la alimentación en abundancia con el supuesto bienestar de los humanos, que hasta canciones relacionadas con el tema lograron imponerse, como ‘El Hambre del Liceo’ del maestro Rafael Escalona, quien a manera de protesta, reclamaba por las bajas raciones que le daban en ese colegio en donde estaba internado en la ciudad de Santa Marta, y extrañaba la ‘punta gorda’ de un novillo de los que pastaban en los potreros de su provincia vallenata.

/Porque un vallenato
acostumbrado como yo
a comer sanconcho no se puede conformar
con un pedacito e´pan y cuatro granitos de arroz/

Con la aparición del Binomio de Oro se le dio otro estatus a la presentación personal de los artistas vallenatos, quienes venían antecedidos de las costumbres rurales de los juglares de la primera generación, quienes carecían de reglas protocolarias y alimenticias, lo que originó como se acotó, la muerte prematura de muchos de ellos ante las babilónicas parrandas, inundadas por ríos de licores y ‘granizadas’ de sancochos y chicharrones.

Este desconocimiento nutricional condujo al deceso por problemas coronarios, de referentes como: Alejandro Durán, Julio de la Osa, ‘Colacho’ Mendoza, Alberto Pacheco, Florentino Montero, Luis Enrique Martínez, Luis ‘El Negrito’ Villa,  Alberto Muegues y Julio Rojas, entre otros.

 

CASO APARTE

Contrario a la disciplina estética del Binomio de Oro en cuanto a dietas y ejercicios estaba el rival de preferencia del momento, Diomedes Díaz, quien en su sabio leer y entender, muy propio de su idiosincrasia guajira, jamás se sometió a ese tipo de cuidos, pero contaba con la fortuna de tener un metabolismo que no le permitía engordar, pero el tiempo dio la última palabra y muchos años después, el corazón le pasó factura de cobro.

A Diomedes Díaz, más bien lo criticaban por su bajo peso, producto del ajetreo que da la actividad musical y que él complementaba con sus aficiones etílicas, amorosas y otras tendencias. Estando en esas circunstancias, algunas personas le sugerían  que subiera unos ‘kilitos’, a lo que solía contestar entre gracioso y rabioso, era que, “los que engordaban eran los novillos y los puercos”.

También ‘El Cacique’ de La Junta, logró imprimir en su gran repertorio, canciones que referenciaban el ejercicio del paladar frente a las viandas, generalmente, el suculento menú criollo que promocionaba la habilidad de las matronas cocineras de la región que fueron notorias como los casos de Petra y Agueda Gámez en San Juan del Cesar, o los pasteles de Olga Piña en la Sabana.  Alusivo a estas preferencias, grabó el tema ‘El Comelón’ de Efraín Barliza, el que se volvió popular dentro de su extensa obra.

/También te digo para que acabes
Con mi tristeza de hondas pasiones
Con un revolver marca e’ casabe
Si por si acaso he seguido grave
Ponele plomo de chicharrones/

GIMNASIO Y ‘CUCHILLO’

En los grupos modernos la cosa hoy es distinta, los nuevos referentes, en la actualidad manejan otro tipo de imagen y puesta en escena, lo que amerita estados físicos más flexibles, por eso son expertos en los temas nutricionales y de ejercicios físicos, la gran mayoría se mantienen en pesos ideales con rígidas dietas y jornadas de gimnasios, sin descartar que algunos lo complementan con procedimientos quirúrgicos.

De los primeros en entrar a los quirófanos fueron ‘Peter’ Manjarrez y Silvestre Dangond, quienes en sus comienzos eran ‘saporritos’ y hoy arrogan retoques afines a sus actividades, mostrando unos perfiles muy distintos a sus comienzos en la música.

A esta iniciativa se le sumaron otros colegas como Martín Elías, quien hasta sus últimos días,  se mantuvo en una delgadez que incluso se la criticaban. Kaner Morales, Pipe Peláez, Orlando Liñán, Nelsón Velázquez, ‘Pepito’ Gutiérrez, Luifer Cuello, algunos de la vieja guardia como Emiliano Zuleta Díaz, ‘Beto’ Zabaleta, ‘Poncho’ Zuleta y Jean Carlos Centeno. También se sometió al procedimiento Erick Escobar, pero no persistió en la dieta y recobró sus kilos. Otro que por estos días luce una delgadez extrema es Iván Zuleta, lo que ha sido blanco de burla en redes sociales pues no se acostumbran a verlo tan ‘flaco’.

Así las cosas, atrás quedaron las francachelas de los viejos músicos, los que erróneamente creían  que entre más barriga mostraban, más reflejaban el porvenir, sin saber que mermaban sus capacidades coreográficas y disminuían en la salud, por eso hoy el vallenato ostenta habilidosos artistas, que no reflejan que fueron gorditos, además de que en el campo sentimental son más aclamados. Dejando de lado el dicho aquel de que, “a los gorditos, solo los quiere la mamá”.