Con el retorno de Ana Del Castillo a su casa y a la normalidad, se aclararon las dudas que rodaban sobre su estado de salud. Se despeja la fatalidad como en otros accidentes que se han llevado a varios músicos
Por
WILLIAM
ROSADO RINCONES
A raíz del reciente accidente de la cantante Ana Del Castillo, cuya situación ya está superada, pero, que fue motivo de angustia, y mantuvo en vilo a cientos de seguidores y amantes del vallenato, e incluso algunos temían lo peor, varios trajeron a colación la siniestralidad de los músicos vallenatos, dentro de loscuales hay dos mujeres: Fabry Meriño y Patricia Teherán.
En esta región, se tiene la sombra trágica que ha perseguido históricamente a la música vallenata, ya que varios de sus exponentes han muerto en aparatosos accidentes, tanto terrestres como de aviación, amén de otros que han perecido asesinados.
La lista en accidentes de carreteras involucra grande estrellas, la última fue, Martín Elías Díaz Acosta, hijo del fallecido cantante Diomedes Díaz, quien pereció el 14 de abril en un accidente entre Sincelejo y San Onofre, Sucre.
Mientras Martín cierra la lista momentáneamente, fue Fabry Meriño una destacada acordeonera nativa de El Molino, La Guajira, la primera que murió en un accidente de tránsito cuando se perfilaba como una destacada digitadora del acordeón.
La parca silenciosa y traicionera, cobraría años después, la vida de Edgar Peñaloza, quien murió decapitado en un puesto de la Aduana, cuando pasaba por Varas Blancas en el norte del Cesar y fue levantada intempestivamente la cadena, matándolo en el acto. Edgar tenía un grupo vallenato con el que tocaba y cantaba.
Coincidencialmente, la muerte del hijo de Diomedes y Patricia Acosta, tiene similitud con la de un tío de su padre: Martín Maestre, de quien heredó el mismo nombre en un acto de sentimental de ‘El Cacique de La Junta’ por compensar a la persona con quien asomó a la vida artística y quien resultó muerto en la carretera a Patillal, cuando Diomedes Díaz Maestre iba al frente del volante de una camioneta que chocó contra unos escombros.
Otro accidente de motocicleta se llevó al cantante oriundo de La Jagua de Ibirico, Luis Cuadros quien hacía conjunto con Calixto Ochoa. Posteriormente en 1983, fue Adanies Díaz, vocalista guajiro quien era acompañante de Héctor Zuleta a quien la fatalidad sorprendió en carreteras de La Guajira.
Más tarde en 1995 la tragedia tocó a la puerta de Patricia Teherán, una exitosa cantante que truncó su vida también en un incidente de carreteras cerca a Cartagena. Después en otro siniestro murieron los músicos, Casimiro Rodríguez, cajero y guacharaquero; y el cantante, Julio César Córdoba.
Dos años después, Hernando Marín murió en carreteras del Bongo Sucre en 1999 cuando se volteó el vehículo en que se movilizaba. La fatalidad no se detuvo y se apareció en el 2003 entre el Cesar y Santander tras la muerte por choque e incineración de la camioneta del cantante Jesús Manuel, el que hizo célebre la canción, ‘Los Caminos de la Vida’. Luego en una carretera del Magdalena en 2005, la parca se llevó a un ídolo que apenas despegaba, Kaleth Morales, una de las muertes más sentidas del vallenato. Con Martín Elías, volvieron las cíclicas lágrimas para despedir otro prospecto del folclor que murió el 14 de abril de 2017 en las maltrechas vías de la Costa Caribe.
Pero no solo han sido accidentes terrestres, la aviación también privó al vallenato de uno de los más excelsos acordeoneros, Juancho Rois quien junto al bajista Maño Torres y al técnico de acordeones, Eudes Granados, perecieron en un accidente en Venezuela.
También hay que recordar que en accidentes viales murieron el compositor Leo Gómez con el cajero, Pacho Beleño quienes se accidentaron en calles de Valledupar. El bajista de Los Zuleta, Punda Cotes corrió la misma suerte en vías de La Guajira.
El signo trágico lo complementan otras muertes violentas como los asesinatos de Ender Alvarado, Julio Díaz Martínez, Octavio Daza, Fredy Molina, Rafael Orozco entre otros.