Diario del Cesar
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Crispín Rodríguez, un arquitecto de versos

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Mientras el maestro Rafael Escalona a través de unos versos, quiso proteger a su hija de los enamorados construyéndole una casa en el aire, otro compositor de la provincia pretendió también blindar a su hija, de los pretendientes, pero  haciéndole un ‘Bello Castillo’ en el fondo del mar, protegido por las ballenas y los tiburones, además de la Virgen María y San Gregorio Hernández.

“/Voy hacer un pequeño esfuerzo porque un submarino voy a comprar y me voy a explorar el mar un sitio divino me buscaré/”

Esa inspiración se le ocurrió a Crispín Rodríguez Pinedo, un espigado compositor a quien en sus años mozos, le retozaban las melodías y las letras en su juvenil imaginación, y ese fue el tema que le sirvió para que lo conocieran como autor vallenato.

“Bello Castillo, es una canción que, en efecto le hice a mi hija mayor cuando nació, era la época en que la Casa en el Aire del maestro Rafael Escalona estaba en pleno furor, quise congraciarme con mi hija e hice esa letra  muy ceñida a esa temática, pero con distinto ritmo y con otros protagonistas.

Esa obra la presentó Crispín Rodríguez por primera vez en un concurso estudiantil hace más de 40 años en el Colegio Loperena, uno de los jurados era, Raúl ‘Chiche’ Martínez, quien  le pidió una copia y  se la llevó a Jorge Oñate, que para la época hacía pareja musical con Miguel López, lo llamó se la hizo cantar y de inmediato la grabó, logrando un rotundo éxito.

Ese fue el sendero que le abrió pasos a este compositor que alternaba su afición de crear versos con la de la radio, pues hacía sus pininos en las emisoras de Riohacha y Maicao, posteriormente se vinculó a las estaciones radiales del Cesar, primero en Codazzi y luego en Ondas de Macondo, Radio Guatapurí y La Voz del Cañaguate de Valledupar.

BAJO EL PALMAR

Su tema más popular se lo grabó Diomedes Díaz, titulado: ‘Bajo el palmar’ con el acordeón de Nicolás ‘Colacho’ Mendoza, catalogada como una canción antológica y  clásica del vallenato.

Otra de sus obras favoritas es, ‘Condición de un parrandero’, grabada por Elías Rosado con Juancho Rois, y así se fue metiendo en el gusto de los intérpretes, los que hasta la fecha le han grabo unas treinta canciones.

A pesar de que el concepto creativo de los autores ha variado un poco, Crispín sigue encerrado en su metodología criolla y auténtica, tal vez, por eso ya no es requerido por los grupos modernos, pero esto no le impide parar su musa; aún sigue haciendo canciones las que guarda en su mente fotográfica y las canta en el círculo de sus amigos.

Nacido en Riohacha, La Guajira y forjado como periodista en Valledupar, Rodríguez Pinedo sigue tan enamorado de la profesión como de sus cantos, a pesar de una enfermedad que mermó un poco su movilidad, tiene el suficiente brío mental para componer y para escribir sus notas periodísticas.

La musa nunca lo ha abandonado para seguir hilvanando los versos que lo hacen enamorase más de la vida y recordar a todas aquellas damas que marcaron su recorrido idílico.  Y jamás olvida que fue en 1975 cuando le grabaron su primera canción los Hermanos López con Jorge Oñate.

“/Yo pensaba coger el camino que hizo Escalona para subir cuando le estaba construyendo la casa en el aire a su hija mayor/

/Pero veo que ya no voy a ir porque  han ido a construir al sol y más allá no voy a subir porque pienso hacer algo mejor/

Por WILLIAM ROSADO RINCONES