Diario del Cesar
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´Nada que ver´: Rusia 

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Rusia negó ayer cualquier implicación en el envenenamiento del líder opositor Alexéi Navalni, víctima según Alemania de un ataque con una sustancia neurotóxica de tipo Novichok.

“No hay ninguna razón de acusar al Estado ruso”, dijo a la prensa el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, añadiendo que el gobierno de Vladimir Putin está abierto al “diálogo” con Alemania, donde se encuentra Navalni, y con todos los países europeos sobre esta cuestión.

La Unión Europea volvió a exigir por su parte que Moscú “coopere plenamente con la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) para garantizar una investigación internacional imparcial”, y advirtió que no excluye sanciones.

Por su parte, la OTAN celebrará una reunión especial el viernes sobre el caso.

Según el gobierno alemán, análisis efectuados por un laboratorio del ejército muestran “pruebas inequívocas” de que el opositor ruso fue víctima de un envenenamiento “por un agente químico nervioso de la familia del Novichok”.

Creado por los soviéticos en los años 1970 como arma química, este agente se presenta normalmente como un polvo que puede penetrar en los poros de la piel o las vías respiratorias.

Esta misma sustancia había sido utilizada contra el exagente doble ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia en 2018 en Inglaterra, según las autoridades británicas, que atribuyeron la responsabilidad a Rusia.

El caso Skripal desencadenó graves sanciones occidentales contra Rusia, que rechazó toda implicación, y la expulsión de diplomáticos rusos en varios países.

Tras la confirmación de Alemania del envenenamiento, la economía rusa sufrió este jueves un fuerte revés, ante el temor a nuevas sanciones contra Moscú.

El rublo se hundió desde el miércoles por la noche a su nivel más bajo desde el pico de la pandemia de coronavirus en primavera.

“Las relaciones de Rusia con Occidente están de nuevo envenenadas por el Novichok”, escribió el jueves el diario ruso Kommersant.

Esta situación también podría tener efectos nefastos en el proyecto de gasoducto Nord Stream 2, que debe suministrar gas ruso a Europa, y sobre todo a Alemania. Aunque está casi acabado, las obras están paralizadas desde hace meses debido a las amenazas de sanciones de Estados Unidos.

Hasta ahora, Alemania, principal país europeo en el proyecto, condenaba la posición de Washington.