Diario del Cesar
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‘Sin dejar una huella’, de Rita Fernández  

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POR  NINOSKA  REYES URDANETA  

Rita Fernández Padilla, compositora y presidenta de Sayco, lanzará desde la virtualidad este viernes 4 de septiembre, su nuevo sencillo ‘Sin dejar huellas’, para celebrar las cosas bellas que se van dejando en la vida; rescata además la lírica de la mujer en el canto de este género musical.

La cantautora, autora del clásico ‘Sombras perdidas’ grabada por El Binomio de Oro, entregará ahora este nuevo tema: ‘Sin dejar huellas’, que ganó el concurso de canción inédita del Festival de San Juan del Cesar en La Guajira en el año 2010, y diez años después, fue grabada entre los meses de enero y marzo.

La pieza musical es en ritmo de paseo, en la cual la autora estará acompañada del acordeonero Hildemaro Bolaño, en los estudios de Jimmy Cuellar en Valledupar y además de cantar, también tocó su mágico piano para darle esos acordes románticos que alegran el alma.

Rita Fernández es la única juglaresa del vallenato; se destaca en la interpretación sentimental del vallenato y con su piano, ha recorrido muchos países conquistando corazones canto y melodías.

Es actualmente la Presidenta de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, Sayco, donde se ha mantenido desde hace un año, siendo la primera mujer en ocupar ese cargo. Es considerada la fundadora del canto y la composición de las mujeres con su grupo ‘Las universitarias’ que fue el primer conjunto vallenato femenino en Colombia.

La artista samaria con corazón vallenato, ha publicado siete álbumes entre los cuales se encuentran: ‘Las universitarias’, ‘Rita Fernández la reina del vallenato’, ‘Alma vallenata’, ‘Riqueza vallenata’, ‘Melodías clásicas vallenatas’, y ‘Rita Fernández: sus canciones, su concertina y su piano’.

Fernández manifestó que ‘Sin dejar una huella’, nació hace una década estando en su residencia en Valledupar. “una madrugada desperté de repente y salté de mi cama rápidamente a escribirla, sintiendo algo muy hermoso que me inspiraba. Hace referencia a todas las cosas bellas que van quedando en el escenario natural de la vida, un reconocimiento a las personas que pasan por la vida y no se olvidan jamás; y por supuesto a muchas otras que, por el contrario, pasan sin dejar una sola huella”.

La llevamos en la memoria  

‘Las dudas del amor’ de Rafael Orozco, ‘Amor y penas’ de Alfredo Gutiérrez y ‘Tierra blanda’ de Jorge Oñate, son vallenatos que muchos llevan consigo en su memoria y en su corazón. Lo que pocos saben es que la creadora de sus letras es un alma femenina y apasionada, Rita Fernández.

La música fue su herencia familiar. Su madre era profesora de piano y su padre tocaba la guitarra y el tiple. Allí, en el seno de su hogar, el ambiente musical era permanente y se consideraba obligatorio aprender algún instrumento.

Fue así como a los cuatro años aprendió a tocar el piano, más grande aprendería a tocar el acordeón. A pesar de que siempre se inclinó por la música clásica, fue el vallenato el que le brindo la libertad que su espíritu anhelaba.

“En el vallenato encontré la libertad, mucha pasión, mucho amor. Eso me fue enamorando, ese fue el gran impuso que me llevó hasta este folclor”, comenta Rita Fernández.

Tanta era su pasión por este género, que cuando abrieron la convocatoria del primer Festival Vallenato, en 1968, organizó un grupo con cinco de sus compañeras del colegio La Presentación, en Santa Marta, para participar en el que hoy en día es considerado como uno de los escenarios más importantes del país.

Al escoger el nombre del grupo, Elenita Parodi, Lucy Serrano, Carmen Mejía, Miriam Serrano, Bety Norman y Rita, definieron hacerse llamar ‘Las Universitarias’. Pues dos de las jovencitas que integraban el grupo acababan de ingresar a la carrera de ingeniería.

La presentación se llevó a cabo el 27 de abril de 1968. Una fecha que durante años fue considerada como el grito de independencia de la mujer en el vallenato. Hoy, 50 años después, Rita recuerda su presentación como ‘apoteósica’.

Ese mismo año el grupo femenino conoció a Santander Díaz, el productor encargado de llevar 12 de sus temas a los estudios de grabación en Bogotá. Sin embargo, pese a sus éxitos y el duro trabajo realizado, un año después la agrupación se disolvió.

 “Las presiones familiares influyeron mucho. Las compañeras se fueron casando y esos novios que luego fueron sus esposos, con el tiempo se opusieron a que ellas participaran en la agrupación. Ese machismo fue acabando con el grupo lentamente”, dice Rita.

Pero ella estaba segura de lo que quería en su vida y nunca renunció a su sueño de hacer música. “En esa época yo seguí sola y no me arrepiento. Soy una mujer felizmente soltera. Era difícil que me casara porque siempre sentía la oposición del varón en mis actividades musicales y eso ¿Quién me lo iba a quitar?, nadie”, agrega, mientras se dibuja una sonrisa en su rostro.

Para Rita dedicar su vida al folclor fue la mejor decisión que ha tomado. “La música me lo dejó todo, una realización inmensa, una vida llena de amor. Tengo una riqueza interior infinita. Yo creo que otra forma de vida no habría podido tener. La música me permitió tener independencia y libertad absoluta”, finaliza Rita./ Laura Ramírez./Radio Nacional