El gobernador de Florida, Ron DeSantis, rogó ayer a quienes tuvieron covid-19 que donen plasma para ayudar a salvar vidas, en momentos en que escasea el antiviral remdesivir y se saturan los hospitales en este estado del sureste estadounidense.
Entretanto, la situación en Florida se agrava: más de 9.500 personas están hospitalizadas con coronavirus, sólo 18% de las camas de terapia intensiva están disponibles, las filas para hacerse el test superan el kilómetro y los resultados demoran en conocerse entre 7 y 10 días, lo cual impide a las personas infectadas aislarse a tiempo.
Ayer, Florida registró 10.347 nuevos casos y 90 fallecidos, lo que aumenta a 5.072 el total de muertes en este nuevo epicentro del coronavirus en Estados Unidos.
Criticado por su gestión de la pandemia y su negativa a ordenar el uso obligatorio de mascarillas, el gobernador fue interrumpido por un puñado de manifestantes que gritaban “¡Estás mintiendo!” en la sede del centro de donaciones de sangre OneBlood en Orlando, donde tenía lugar la conferencia.
Elevando la voz sobre los reclamos de los manifestantes que golpeaban la puerta, DeSantis alentó a los floridanos a hacerse un test de anticuerpos y donar sangre en caso de que den positivo.
“Hay gente que ha tenido esto sin síntomas hace uno o dos meses y que tiene anticuerpos que podrían ser usados para esto”, dijo el gobernador.
El “plasma convaleciente” es recogido de las personas que se recuperaron del coronavirus y desarrollaron anticuerpos que permanecen en el plasma sanguíneo.
La transfusión de plasma muestra resultados prometedores en los pacientes hospitalizados.
“La demanda [de plasma] no tiene precedentes”, dijo George Scholl, presidente de OneBlood. “Es una puerta giratoria. Apenas llega el plasma, sale de nuevo. Esa es la importancia que tiene”.
Demócratas alertan por interferencia extranjera
Cuatro años después de que Rusia supuestamente interfiriera para favorecer a Donald Trump, la líder de la Cámara baja, Nancy Pelosi, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y otros dos legisladores con alto conocimiento en temas de inteligencia, alertaron al director del FBI, Chris Wray, sobre graves amenazas para las elecciones presidenciales y legislativas del 3 de noviembre.
“Tenemos una gran preocupación, en particular, porque el Congreso parece ser el objetivo de una campaña concertada de interferencia extranjera que busca difundir desinformación para influenciar la actividad legislativa, el debate público y la elección presidencial de noviembre”, dijeron los políticos demócratas.
Agregaron que dada la seriedad de las amenazas, consideran que es imperativo que el FBI entregue a los legisladores un informe clasificado antes de que termine el mes de julio, previo al inicio del receso.
Los legisladores no dieron detalles sobre la amenaza pero indicaron que su misiva estaba acompañada por un archivo clasificado con información.
La carta fue firmada por Pelosi, Schumer, el jefe del Comité de Inteligencia de la Cámara Baja, Adam Schiff, y el vicepresidente del Comité de Inteligencia del Senado, Mark Warner.
Estos cuatro políticos demócratas forman parte del selecto “Grupo de los Ocho”, de los legisladores que tienen acceso a la información clasificada del país.
Sin embargo, sus homólogos republicanos del grupo no firmaron esta carta y su publicación es un indicio de que el FBI no seguirá las peticiones.