Un débil tapabocas es lo que protege a Elsa del COVID-19, mientras vende los dulces en el centro de Valledupar. Asegura que debe salir a buscar el sustento diario y la cuota del arriendo, ya que de lo contrario le toca dormir en la calle junto a su hija de 9 años.
POR:
NINOSKA
REYES URDANETA
Como una fotografía en blanco y negro, en la cual los grises reflejan la realidad que a diario padecen, se dibuja la vida de Elsa María Rodríguez Arena y su pequeña hija de 9 años por las calles de Valledupar. Son migrantes venezolanas que además de enfrentar una dura realidad fuera de su país, hoy van sin escudo contra la pandemia del Covid-19.
Sin escudo, esa es la palabra que perfectamente encaja en esta historia, este par de diminutas mujeres, de contextura delgada, con el rosto desencajado por el hambre, quemadas por el sol y con una bolsa de caramelos en las manos, van caminando desafiando la pandemia que las tomó por sorpresa fuera de su Nación.
Un tapabocas que se quitaba y ponía, agobiada por el calor de tener tapado casi la mitad de su rostro, Elsa María manifestó que llegó a la capital del Cesar desde el mes de diciembre, proveniente del Barquisimeto, estado Lara.
“Ando sola con mi hija, desde que llegamos me dedico a vender dulces o nos sentamos en las puertas de los bancos, donde pedimos ayuda para poder pagar la habitación de 8 mil pesos diarios en el área del mercado de la ciudad”, dijo la mujer un poco esquiva, por temor a que “la migra” se la lleve, tal y como lo manifestó.
Elsa y su hija, al igual que los cerca de dos millones de migrantes venezolanos que hay en Colombia, enfrentan, aparte del hecho de estar en un país ajeno, una pandemia sin seguridad en salud y muchos de ellos sin la protección de bioseguridad que se requiere para evitar un contagio.
Sin protección anda errantes por las calles de Valledupar, ignorando quizás el peligro que corren y sin tomar en cuenta las medidas de prevención de esta pandemia. Elsa y su hija, llevaban puesto un mugriento tapabocas, repleto de sudor y casi descolorido, por las lavadas improvisadamente a las que lo someten para resistir, según ellas, el Covid-19.
Eran ya casi las 11 de la mañana y el sol se hacía inclemente, Elsa tomó a su hija y siguió su paso, no sin antes manifestar “yo sé que si nos enfermamos aquí no morimos, no tenemos seguridad y mucho menos nos darán los cuidados para soportar una enfermedad como el coronavirus”.
‘LLEVE LAS FRUTAS… AYÚDEME’
Pero Elsa y su hija no son las únicas que viven la pandemia lejos de su país y que se enfrentan a ella sin escudo. “Es muy difícil, somos venezolanos dedicados mayormente al trabajo informal, a lo que sea, pero muchas veces no tenemos para la comida, ni el arriendo, menos vamos a tener para comprar un tapabocas o unos guantes”, dijo Luis Carlos Amaya, vendedor de frutas en el centro de la ciudad.
Admitió que el aislamiento ha sido difícil, “yo trabajo con esta carretilla de frutas y a Dios gracias salgo de madrugada, trabajo y vuelvo rapidito. Me pongo los guantes y el tapabocas cuando tengo para comprarlos, aunque a veces unos funcionarios no los regalan”.
El miedo al virus es demasiado, saben que en cualquier momento se pueden contagiar, pero prima el sobrevivir y mandar recursos para los suyos en Venezuela. “Me da miedo que me vaya a contagiar, pero me toca salir a trabajar, porque nadie va a llevarme comida a la casa, aquí a los migrantes nos ayudan muy poco y los que lo logran es por alguna influencia”, contó Luis Carlos, quien vive en el barrio 25 de Diciembre de Valledupar junto a su esposa y un hijo de 5 años.
Ellos saben lo que es dormir en la calle cuando no alcanza para pagar la pieza, pero también están conscientes de la nueva batalla a la que se están enfrentando. De su país les tocó correr por el hambre, hoy en Colombia les toca huirle al Covid-19, que no respeta edades, nacionalidad ni condiciones sociales.
Como ellos, hay en Valledupar 37.751 venezolanos, que se enfrentan diariamente al coronavirus, solo con la esperanza de no contagiarse, porque saben que si lo hacen, habrá muy pocas oportunidades de sobrevivir en un país ajeno. En el departamento del Cesar hay 58.689 personas del vecino país, según el último informe de Migración Colombia.
Entre los 59 casos de Covid-19, reportados por la Secretaría de Salud Departamental en el Cesar, solo un menor de 4 años, de nacionalidad venezolano ha sido diagnosticado con el virus, y se encuentra hospitalizado en una clínica de Valledupar bajo condiciones estables.
La atención de esta población también se está tomando en cuenta, es una situación compleja, pero igual deben recibir asistencia en caso de presentarse como un paciente probable de Covid-19, ya que el objetivo de las autoridades sanitarias es evitar la propagación del virus, dijo Hernán Baquero, secretario de Salud Departamental.
EL RETORNO COMO UNA ALTERNATIVA
Más de 12 mil ciudadanos venezolanos han retornado voluntariamente a su país por las fronteras, según lo informó Migración Colombia
Según ha indicado el director de Migración, Juan Francisco Espinosa, “el retorno de los ciudadanos venezolanos a su país depende de la capacidad que tiene Venezuela para recibir a sus connacionales. Diariamente, solo pueden cruzar 300 personas”.
La autoridad migratoria hizo un llamado a los ciudadanos venezolanos para que acaten la medida de Aislamiento Preventivo Obligatorio y, en caso de requerir retornar a su país, coordinen estos procedimientos con las alcaldías locales, para evitar sanciones.
“No se puede permitir que se aventuren por su cuenta, ya que podríamos poner en riesgo a estas personas, así como a las comunidades”, ante la pandemia del coronavirus, advirtió Espinosa.
Las autoridades de Venezuela tienen una disponibilidad diaria para la recepción de sus connacionales de 200 personas por el Puente Internacional Simón Bolívar, en Villa del Rosario (Norte de Santander) y 100 personas por el Puente Internacional José Antonio Páez, en Arauca.
GESTIONES SIN RESULTADOS
Rafael Morales, presidente de la Fundación Soy tu Amigo, manifestó que en Valledupar alrededor de 120 personas, entre hombres, mujeres y niños, buscan ayuda para regresar de manera voluntaria a su país.
La mayoría han quedado sin empleo, están siendo desalojados de las viviendas por el no pago de los arriendos y hasta permanecen en la intemperie, con el riesgo de contagiarse y a la vez ser portadores del Covid-19.
Explicó que Migración Colombia afirma que las ayudas de logística deben ser responsabilidad de las alcaldías y gobernación, las cuales deben gestionar el transporte hasta el corredor humanitario, donde serán recibidos por los funcionarios de Migración para el cumplimiento de los protocolos de salud establecidos por el Covid-19.
“Hasta la fecha en el Cesar no hay respuesta para ayudar a las personas que quieren regresar de manera voluntaria a Venezuela. Migración solo está activa en Bogotá y a los departamentos no los atienden. Tampoco habilitaron el albergue temporal que se había prometido para Valledupar”, dijo.
Miguel Romo Barreto, director de Migración Colombia Cesar-Guajira, manifestó que las gestiones se están adelantando en articulación con el gobierno de Venezuela, el cual debe determinar el número de personas a recibir y la periodicidad.
Igualmente se está a la espera de la apertura del corredor humanitario por Paraguachón, por donde se ha ejecutado el retorno de unas 700 personas que llegaban desde San Marta y el Atlántico.
Para el caso del Cesar, las diligencias se están adelantando con las alcaldías y la Gobernación para el tema de los buses y la logística, además de las medidas de protección que se deben considerar para trasladar a estar personas.
“Es un proceso que debe realizarse de manera organizada y lo estamos gestionando. Por el corredor de Paraguachón saldrán las personas que están en la Costa, mientras por el Norte de Santander y Arauca lo hacen los venezolanos que están en el resto del país, incluso los que llegan desde Ecuador”.
Destacó que se busca lograr que el gobierno de Venezuela habilite el corredor de manera permanente, decisión que ellos tienen en estudio tomando en cuenta la capacidad que tengan para recibirlos y someterlos a cuarentena para descartar casos de Covid-19.
“Es necesario que estos ciudadanos tomen conciencia y eviten salir caminando hacia las fronteras, así como tampoco en autobuses no autorizados, ya que el riesgo es muy grande y se perdería el control que las autoridades buscan llevar para el éxito de los retornos”, afirmó.