Diario del Cesar
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Pueblo kankuamo teje día y noche a cambio de alimentos

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El ‘trueque’ funciona intercambiando las mochilas por plátanos, papa, ñame y ajo, lana, entre otros productos perecederos. El valor de las mochilas seguirá siendo el precio justo de comercialización.

POR:
NINIOSKA
REYES URDANETA

Tejer por la vida y la supervivencia en estos tiempos de confinamiento para prevenir el Covid-19, es el nuevo reto que el destino le pone al pueblo kankuamo. Superaron décadas de guerra y el conflicto armado, ahora les toca despuntar el difícil momento que enfrenta el mundo entero, pero esta vez sus armas son sus costumbres ancestrales, a la que la vida se ha encargado de darle valor y olor a esperanza.

Así como Serankwa, el primer hijo que tuvo la Madre Universal, se movía creando el mundo en forma de espiral, como símbolo de siembra de la vida para los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta, hombres y mujeres del pueblo kankumo tomaron su madeja y agujas, para tejer sueños en forma de mochila o tutu.

El pueblo kankuamo está asentado en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta, a 30 minutos de Valledupar, capital del departamento del Cesar, y desde hace unas semanas encontró una estrategia de sobrevivencia basada en una práctica ancestral.

Según afirma la lideresa kankuama, Silsa Matilde Arias Martínez, en estos tiempos tan difíciles, “los kankuamos estamos enmochilados”. Explica que es un término que enmarca toda la magia y espiritualidad que hay en la ancestral costumbre de elaborar mochilas.

Es así como iniciaron una cruzada sin precedentes: tejer de día y de noche por la vida, por la supervivencia y la esperanza, en los momentos difíciles por los que atraviesa el mundo entero.

En tal sentido, autoridades del pueblo kankuamo, en cabeza del Cabildo Mayor, la Comisión de Mujer y Familia Kankuama y la Asociación de Artesanas Kankuamas lanzaron la campaña ‘Trueque’, que difunden por las redes sociales como Facebook y WhatsApp.

Esta iniciativa consiste en el intercambio de mochilas por alimentos perecederos y productos básicos de aseo. Ante el aislamiento preventivo obligatorio, el trueque sirve para sostener a muchas familias que padecen por los desplazamientos de muchos de sus seres queridos hacia las ciudades y las exigencias de la cuarentena que no permite el cultivo y la producción.

El pueblo kankuamo está conformado por 13 comunidades que residen a pocos minutos de Valledupar; albergan unas 3.500 familias que sobreviven de la venta de productos artesanales como mochilas de fique y lana, cinturones de fique, manillas, collares elaborados con semillas y bolsos que fabrican con lana de ovejo y cuero.

PAPA, ÑAME, PLÁTANO, LANA,…

Para la lideresa kankuama, quien se muestra feliz por el resultado que ha empezado a dejar esta iniciativa, se está tejiendo para vivir. Hombres y mujeres son los encargados de esta crucial misión.

Quizás el pasar de los años le han dejado las manos callosas a muchos habitantes de los resguardos, pero hoy vuelven a levantar la cabeza para enfrentar esta nueva ‘guerra’ que librarán con mochilas de lana y de fique.

“Nos toca recordar lo aprendido durante los tiempos duros de conflictos, porque no podían ir al campo a sembrar y encontraron que era rentable tejer. Este es el nuevo reto que enfrenta el pueblo kankuamo, que sufrió los horrores de la guerra. Los desplazamientos, la muerte, el desasosiego fueron parte de la historia de su pasado reciente. Se sobrepusieron y luchan por la no repetición del conflicto, por consolidar la paz y contribuir a que se sepa la verdad, aunque aún siguen siendo víctimas de amenazas por parte de algunos grupos armados ilegales”.

Silsa Matilde cuenta que la consigna entre su pueblo es “quédate en el territorio”. Los kankuamos se reinventan con el tejer mochilas para no morir, agregó la mujer.

El ‘trueque’ funciona intercambiando las mochilas por plátanos, papa, ñame y ajo, lana, entre otros productos perecederos. El valor de las mochilas seguirá siendo el precio justo de comercialización que se ha venido desarrollando

“Hay que regresar al valor de las cosas sencillas, hay que regresar a la solidaridad, al trabajo en equipo. En cada mochila se plasma el pensamiento, la figura que conquista al que la compra”, dice.

Quienes las tejen y quienes las compran siempre quedan hechizados por estas obras únicas que llevan entre sus lanas los espíritus mágicos de las lunas de las noches de la Sierra Nevada y los ardores de los soles que nacen entre sus montañas.

Los alimentos están siendo recibidos en Casa Indígena de Valledupar, oficina Kankuamo. Las donaciones económicas serán consignadas a una cuenta corriente de Bancolombia a nombre del Cabildo Indígena del Resguardo Kankuamo, cuyos datos están disponibles a través de las redes sociales en Twitter @cabildokankuamo y en Instagram @tejidossolidariojankuamo.

ASÍ SON SUS MOCHILAS

La Mochila es un elemento fundamental de la práctica cultural del Kankuamo  que ha permitido la recuperación y conservación de saberes ancestrales y ha contribuido al fortalecimiento de la identidad de dicho Pueblo.

Son elaborados con fibra de fique, a mano donde las mujeres a través del hilado y el tejido establecen relación espiritual  con el territorio protegiendo de esta manera a la madre naturaleza y cada uno de sus elementos que fundamentan la vida:   tierra , agua, aire y  fuego.

Los diseños son representaciones del territorio las cuales son determinadas desde la cosmovisión propia. Para la elaboración de las mochilas con variedad de colores realizamos tinturados naturales con plantas, frutos, maderas o vegetales, entre otros.