El presidente peronista Alberto Fernández se comprometió a reducir la pobreza de Argentina y aseguró que pagará la deuda con el FMI una vez que haya crecimiento, al asumir este martes el mando del país sudamericano sumido en una “catástrofe social”.
“Es imposible pagar la deuda externa si no hay crecimiento. Queremos tener una buena relación con el FMI (Fondo Monetario Internacional), pero sin crecimiento no podemos pagar”, señaló en su discurso de investidura.
A cambio de un severo ajuste fiscal, el FMI otorgó en 2018 un crédito por 57.000 millones de dólares a Argentina, de los cuales el país ha recibido hasta ahora unos 44.000 millones. La deuda total ronda los 315.000 millones de dólares, casi 100% del Producto Interno Bruto.
La titular del FMI, Kristalina Georgieva, saludó la asunción de Fernández. “Compartimos plenamente tus objetivos de perseguir políticas para reducir la pobreza y acompañar el crecimiento sustentable. El FMI permanece comprometido a asistir a tu gobierno en esta tarea”, escribió en Twitter.
Fernández, un peronista de centro-izquierda que gobernará hasta fines de 2023, alertó que el gobierno saliente del liberal Mauricio Macri “ha dejado a la nación en una situación de virtual default”.
Al frente de la tarea de reperfilamiento de la deuda estará Martín Guzmán, nuevo ministro de Hacienda, juramentado este martes junto al resto del gabinete.
De 37 años, este economista colaborador del Nobel Joseph Stiglitz, propone postergar por dos años el pago de intereses de la deuda, mediante un acuerdo con acreedores, y estirar los plazos de pago para el capital.
El índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires reaccionó con una caída de 4,81%, a 34.657,44 puntos. La moneda, sometida a un muy estricto control de cambios, cerró prácticamente sin cambios a 63 pesos por dólar.
El centro de Buenos Aires se colmó de partidarios. Miles de personas con pancartas y banderas argentinas acompañaron a las afueras del Congreso y de la Casa Rosada al nuevo presidente.