Diario del Cesar
Defiende la región

Ikarwa un pueblo arhuaco autosostenible 

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Lo hacen a través de la agricultura controlada y protegida
POR:
NINOSKA
REYES URDANETA

Veinticinco años atrás, era un espacio lleno de potreros, piedras y carente de agua para el consumo humano, hoy la comunidad arhuaca del pueblo Ikarwa en la Sierra Nevada, ve un sueño hecho realidad. Se convierten en una zona autosustentable a través de la agricultura controlada y protegida, que busca producir, respetando a la madre naturaleza y las costumbres ancestrales que envuelven la vida de cada uno de sus habitantes.

Para el beneficio de más de 200 familias arhuacas, la Agencia Nacional de Tierras (ANT), entregó el primer invernadero comunitario para la producción de hortalizas y legumbres, para consumo en fresco en la comunidad indígena Ikarwa (Besotes), en el municipio Valledupar.

Comenta Dwiney Torres, miembro de la comunidad femenina en el pueblo Ikarwa, que es un territorio lleno de historia donde la cultura es su razón de ser. “Ahora somos un pueblo libre, podemos compartir con la naturaleza y lo más importante es haber logrado un suelo culto que permita producir los alimentos que niños y adultos consumimos en el refugio de manera sana”.

La iniciativa forma parte de las acciones y programas que permitan promover el uso y acceso a la tierra para el beneficio colectivo en el Reguardo Arhuaco, y así contribuir a la seguridad alimentaria, disminución de la pobreza extrema, y fomentar prácticas agrícolas sostenibles y sustentables con los recursos naturales que cuentan en su entorno.

Los invernaderos son construcciones altas, herméticamente cerradas con materiales transparentes, diseñadas para cultivar o proteger temporalmente las plantas, cuyo objetivo es proporcionar y mantener un ambiente de crecimiento que produzca los máximos rendimientos y calidad del cultivo.

Willy Arroyo, asesor de la dirección General de la Agencia Nacional de Tierras, informó que el aporte es de $ 418.340.000 en el que se benefician 250 familias a través de prácticas demostrativas de producción agroecológicas en horticultura, con la participación de las poblaciones indígenas a las cuales va dirigida el proyecto que involucra niños, mujeres, jóvenes y adultos mayores.

Arroyo informó que durante seis meses, nueve niños y jóvenes arhuacos fueron preparados para trabajar su propia tierra a través de una capacitación en tecnologías de agricultura ecológica como: buenas prácticas en el manejo de invernaderos con producción sostenible, buenas prácticas en agricultura limpia, manejo de aguas residuales, manejo de excretas y abonos orgánicos, manejo y agro industrialización sostenible de la horticultura.

Esto permite la apropiación de alternativas de producción para una alimentación sana y saludable y la recuperación del conocimiento tradicional, dijo el funcionario.

SOBRE EL INVERNADERO

El proyecto fue ejecutado a través de la Corporación Colombiana Orgánica, la cual aportó los conocimientos técnicos y científicos para alcanzar este gran sueño, informó Franklin Blanco, técnico especialista en invernaderos de la corporación.

Explicó que el invernadero consta de cinco naves en un área de 1.250 metros cuadrados, que además cuenta con un sistema de energía solar que provee electricidad a esta comunidad ancestral. Además de tener un sistema de agua único en la zona, es decir, que a pesar de las altas temperaturas, el agua no se calienta y no hay riesgo de daño en la cosecha.

El gran beneficio de un invernadero para la comunidad, es que puede producir en invierno y verano, y en este resguardo, a pesar de las altas temperaturas, se está cosechando cada 60 días tomates, lechuga, cebollín, pepino, pimentón, cilantro, remolacha, entre otras hortalizas y verduras.

“La meta es garantizar una alimentación sana a la comunidad arhuaca, para así bajar el índice de mortalidad y desnutrición en los niños que en zona es bastante alta. Este invernadero está sosteniendo la alimentación de las personas que asisten a las reuniones en el refugio por un lapso de hasta dos semanas”, dijo.

En el lugar se produce comida totalmente orgánica, no se utiliza ningún químico y se trabaja mancomunadamente con las autoridades arhuaca, los mamos, las mujeres como sostén del invernadero y beneficia principalmente a los niños.

Blanco destacó que lo más novedoso del proyecto, es la utilización de ocho paneles solares, a través de los cuales, se les proporciona electricidad a las casa comunales, el puesto de salud, la cocina y el mismo invernadero. “Esto también ha permitido bajar el índice de contaminación, porque anteriormente utilizaban mucha linterna para tejer las mochilas”.

Las reuniones comunitarias también se pueden hasta el amanecer, es una luz que nos les cuesta absolutamente nada durante las 24 horas del día, además de ser paneles bonocristalinos, es decir, que se recargan de día y de noche.

Otro de los beneficios son las técnicas utilizadas en el invernadero. No se trabaja dañando una cultura, sino mejorando lo que tienen; es pasar de tener un suelo seco compactado, a un suelo suave y fértil. “Hoy podemos decirle a Colombia y al mundo, los arhuacos estamos a la vanguardia de la tecnología. En seis meses de duro trabajo, ya vamos para la segunda cosecha de los alimentos cosechados  por la comunidad ancestral; porque se acelera el proceso de germinación y recolección”, reiteró.

UNA CUNA DE LA AGRICULTURA

La ventaja de la agricultura controlada, es que se puede producir durante las 52 semanas del año, porque se tiene el 100% del espacio controlado con agua, luz y sol. Esto indica que aunque sea la temporada de invierno el espacio está protegido y en plena producción, explicó por su parte Hernando Niño Rivera, director de la Corporación Colombia Orgánica.

“Nosotros la llamamos una cuna de la agricultura para que proteja todo el sistema alimentario”.

El trabajo se desarrolla de la mano con la Agencia Nacional de Tierras y los pueblos indígenas desde cuatro pilares de desarrollo: educación, ciencia, tecnología y cultura; y eso es lo que hoy los gobiernos del mundo tienen que implementar para que ese desarrollo esté acorde con las posibilidades de los pueblos. La idea es integrar a los pobladores al sistema productivo que va desde plantas aromáticas y medicinas, hasta las hortalizas y legumbres que a diario consumen.

Explicó Niño Rivera que en el refugio arhuaco se desarrollaron cuatro proyectos importantes como la acometida del agua. Cinco kilómetros, 232 metros que desde hacía 30 años esperaban; la energía solar, es el único pueblo de la Sierra que tiene luz gratis; la construcción del invernadero donde producirán 56.000 toneladas de alimentos durante un año; y paralelo a ellos, el proyecto de piscicultura.

Este proyecto es de los temas más estratégicos, porque permite que ese ecosistema garantice a futuro el Centro de Investigación Científica de Conservación de Especies Alimentarias, que es el sueño de los mamos, del cabildo y las autoridades.

“Estamos ganando esos corazones, esa alma y ese espíritu para la transformación de estos pueblos”, dijo Niño Rivera.