Diario del Cesar
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 “Una alegría inmensa después de tanto sufrimiento”: Rafael Navarro

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La familia de Rafael Navarro fue parte fundamental para soportar los malos momentos que vivió tras la lucha de muchos años por ascender.

POR:
JOSÉ ALEJANDRO
MARTÍNEZ VEGA

Hasta antes del pasado sábado, en la memoria del futbolista Rafael Navarro Cujia se había quedado a vivir el recuerdo de la noche del 28 de noviembre de 2016.

Aquella jornada nocturna, a falta de 30 segundos para concluir el partido, en medio de un fuerte aguacero,  se le escapó el ascenso al Deportivo Pereira tras recibir un gol de Leones al minuto 93 que los mandó un año más al ‘infierno’ de la B.

Navarro jugó todo el encuentro y desde aquella amarga noche la imagen del jugador de Leones celebrando el 2-2 reposaba como una pesadilla constante en su mente.

Ese ‘maleficio’ acabó el pasado fin de semana en el estadio metropolitano de Techo cuando una goleada 5-0 sobre Tigres certificó la presencia del cuadro ‘matecaña’ en la máxima categoría del fútbol colombiano en 2020.  Y nuevamente, Navarro estuvo presente durante todo el encuentro, esta vez, con la cintilla de capitán.

“Tenía ese nudo en la garganta, en el corazón, porque lo teníamos ahí y se nos fue en 30 segundos, nos han amenazado, nos han tratado mal, pero nosotros siempre poniéndole el pecho a la brisa, porque fueron momentos difíciles”, recuerda hoy el jugador de 30 años.

Esta vez no se escapó.   Esta vez ratificaron lo hecho durante todo el año y aseguraron el cupo en la A, además del paso a la final del semestre.

“Súpercontento, de lo que se logró, quedamos en la historia, marcados para toda la vida, el deportivo Pereira duró tantos años en la B y nosotros, en lo personal, luchando desde el 2013 para cumplir ese objetivo y lo tenemos, lo logramos, te sientes con la tranquilidad que lograste ese gran objetivo después de tantos años, de tanto sufrimiento, ahora a celebrar con la familia que siempre estuvo ahí, en las buenas, en las malas, hemos derramado muchas lágrimas durante todos estos años”, expresa emocionado Navarro en conversación telefónica con DIARIO DEL CESAR.

‘SOLO QUERÍAMOS ASCENDER’

Reconoce el ‘Capu’ –como es llamado cariñosamente- que el día del partido estuvieron, primero, atentos al resultado entre Fortaleza – Boyacá Chicó ya que la victoria del local les daba el ascenso sin jugar.

No obstante, el marcador no fue favorable a sus intereses, y entonces era el momento de sacar adelante, con manos propias, el ascenso. Reconoce que la final del semestre pasó a un segundo plano, el objetivo estaba claro: el ascenso. El bendito ascenso.

“Queríamos ganar para ascender, más nada, no nos interesaba en ese momento jugar la final, el ascenso sí o sí, era ascender, pero con el pasar del partido, que nos encontramos con ese gol temprano, nos dio la confianza para pensar en jugar la final y quedar primeros en el grupo”, dijo.

Con el pitazo final, se desató una fiesta que inició en el terreno de juego y se trasladó a los camerinos del estadio capitalino.  Los jugadores se miraban los rostros como queriendo comprobar que no era un sueño.

“Era como ese alivio, esa frescura de que ¡por fin, Dios!, le dábamos las gracias a él, porque la verdad que tanto sufrir, nos abrazábamos en el camerino, eran lágrimas de felicidad, cantábamos, con el profe, una alegría inmensa después de tanto sufrimiento”, prosigue narrando ‘Capu’, quien afirma que el plantel casi no durmió y estuvo despierto hasta horas de la madrugada disfrutando de la hazaña.  “Con ese alivio, y sonrisa de oreja a oreja, es algo inolvidable, una noche única lo que logramos en ese momento”, continúa.

‘‘NADA SE COMPARA CON ESTO’

No es la primera vez que Rafael Navarro celebra un título.  En el primer semestre ya levantó el trofeo de campeón de la B con el Pereira.  Incluso, con América en 2008, ya saboreó lo que es celebrar un campeonato de la A, cuando apenas tenía 19 años. Pero nada comparado con lo acabado de lograr.

En aquel título, era apenas un juvenil de 19 años que iniciaba su recorrido profesional y jugó pocos minutos con el cuadro escarlata que dirigía Diego Edinson Umaña.

Esta vez, portaba la cintilla de capitán, era pieza fundamental  del equipo, haciendo pase-goles y hasta aportó una buena cantidad de goles (6) para un volante de marca.

“En 2008 era un niño y no sientes la misma alegría, la misma satisfacción, ahora sientes que es tuyo, que haces parte de esta historia que hemos logrado, la diferencia es muy grande, fueron 7 años de sufrimiento”, afirmó.

UN ‘INFIERNO’ VIVIDO A CARNE PROPIA

Durante la conversación Navarro habla en varias oportunidades de “sufrimiento”, de “lágrimas derramadas”.  No es para menos.   A él le ha tocado vivir 7 de los 8 años del ‘infierno’ del deportivo Pereira en la B.

Llegó al matecaña en 2013, a pedido del técnico Jesús ‘Kiko’ Barrios, en aquel momento, asistente técnico de Octavio Zambrano

El profe Kiko lo convenció, en la cancha Bombonera del Sicarare, que Pereira era una buena opción tras su paso por Boyacá Chicó.  Aunque tenía varias ofertas, se decidió por el equipo de Risaralda.

“El profe me conocía, me habló muy bien de la ciudad, el equipo que tenía, no lo dudé”, enfatiza.

Después de muchas lágrimas derramadas, hoy por fin celebra la decisión de mantenerse firme hasta cumplir el objetivo.

“Siempre dejándolo todo en el terreno de juego, y tenía mucha fe que el momento iba a llegar, y cuando tú crees en tu trabajo, tú crees en el equipo, estábamos unidos desde enero y se sentía esa sensación, esa buena vibra y cuando las cosas están bien desde adentro sale todo bien”.

ORGULLO DE VALLEDUPAR, ORGULLO DE SANTA RITA

El ascenso pereirano se celebró en muchos lugares del país donde había un sufrido hincha matecaña esperando el tan anhelado momento. En la capital del Cesar, una casa en especial aguardaba desde hace 7 años.

En el barrio Santa Rita, familiares y amigos del ‘Capu’ alentaron a la distancia y celebraron con el final del encuentro.   Sus padres Rafael Navarro y Sara Cujia acompañados de sus hermanos Yohomar, Eder, Edgar, Alba Luz y María Giselle armaron la fiesta.

Mientras celebra, por la mente de Rafael pasan momentos especiales de su vida, la mayoría ligados al fútbol.

Como cuando sus padres lo llevaron al equipo de fútbol, Ferretería Cesar,del profesor Carlos Prado.  Allí dio sus primeras pateadas al balón.

Después, en el colegio Instpecam, fueron los profesores Gabriel Suevys y Keny Baute, quienes empezaron a pulir aquel ‘diamante en bruto’.

Hasta llegar a las manos de los entrenadores del colegio Loperena, Silvestre ‘Chiche’ Maestre y Ever García, que lo mandaron en 2006 probarse en el América.  Tras hacer el proceso en divisiones menores, en 2008, fue ascendido alequipo profesional que dirigía Umaña y con el cual celebró su primer título profesional.  Después vino el Boyacá Chicó de Alberto Gamero, antes de llegar a su amado Pereira.

En la capital risaraldense, acompañado de su esposa, Karen Lizarazo y sus hijos Ney y Rafaella, ‘Capu’ busca despertar del dulce sueño llamado ‘ascenso’. Por el cual luchó hace más de un lustro y que hoy, por fin, “después de tantas lágrimas”, pudo sonreír.