El título de este editorial refleja de cuerpo entero lo que ha sucedido en las últimas horas con el Ministro de la Defensa Guillermo Botero y su jefe el Presidente de la República. Los dos huyeron a tantos interrogantes que tiene el país frente a lo ocurrido con un bombardeo hecho a un campamento de un grupo disidentes de las Farc.
Pero nos vamos a ocupar primeramente de la manera displicente, descortés, antipática y diríamos que hasta temerosa de quien precisamente debe asumir ante el país la responsabilidad política de lo que ocurrió, así como tuvo la valentía de informarle a la Nación el día que ordenaba el operativo. Nos referimos desde luego al señor Presidente de la República Iván Duque Márquez. ´De qué me hablas viejo´. Fue la respuesta que entregó el primer mandatario ante una natural y lógica pregunta de un reportero que le inquirió para que se pronunciara acerca de la muerte de ocho niños en el bombardeo que semanas atrás él mismo autorizó se llevara cabo contra los criminales disidentes de las Farc.
¿´De qué me hablas viejo? Nada más y nada menos Señor Presidente de lo que el país entero está esperando que usted explique, las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que se cumplió ese operativo y el hecho más grave, el ocultamiento del funesto resultado que el mismo tuvo: ocho muertos. Pero para el gobierno no se tuvo la importancia pese a la gravedad de los hechos. ¿Por qué se le ocultó a los colombianos tan fallida operación con ese saldo de víctimas?. ¿Quién dio la orden del silencio?. O mejor dicho, del tapen, tapen, tapen?. La dio el Presidente?. O el Ministro de Defensa?. O el Jefe de los dos? Mal presagio de un gobierno que está mostrando los colmillos frente a la sociedad y la prensa. Un Gobierno que oculta la muerte de ocho menores de edad en un operativo militar es capaz de ocultar o desaparecer cualquier cosa.
Ahora bien, el ministro Guillermo Botero. Desde un principio el país sabía que se trataba tal vez de uno de los nombramientos más incompetentes que había hecho el Gobierno. Como también se sabía que ello correspondía mas al pago de un favor, que a la designación de un funcionario en razón a su preparación y destreza para asumir la inmensa responsabilidad de un Ministerio como el de la Defensa Nacional.
Ahora bien. Era de esperarse que el ministro Botero renunciara al cargo. Se demoró mucho. Entre las afirmaciones del exMinistro que se quedaron sin ampliar, está por ejemplo a quién le correspondía informar al país que en el bombardeo murieron menores de edad. Según Botero y los miembros de la cúpula militar, “la competencia del manejo de la información corresponde exclusivamente a las autoridades judiciales y todas las diligencias están amparadas por la reserva sumarial”.
En el aire quedaron dudas acerca del papel que jugaron los miembros de inteligencia del Ejército. Algunos líderes de opinión han llamado la atención sobre si el Ejército tenía conocimiento acerca de la presencia de menores de edad en el campamento bombardeado.
Sobre el tema, la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez dijo que “si hay responsabilidad por omisión o por lo que sea, obviamente, hay que exigir responsabilidad, pero tampoco me parece que el país pueda llegar en este momento a pretender hacer tierra arrasada con los militares cuando al final del día si están haciendo una operación es prácticamente imposible saber si abajo hay niños”. Como todo lo de la señora Vicepresidenta, en el lugar equivocado.
Al respecto, el docente de la Universidad Javeriana, Jorge Restrepro, dijo que “un bombardeo debe lanzarse con certeza de que se cumple el principio de distinción y proporcionalidad. Un menor de edad debe ser recuperado, no abatido; ese es el objetivo, pues la Fuerza Pública tiene un deber de protección del menor de edad”. Hasta el momento no hay pronunciamiento por parte del presidente Iván Duque acerca de si tenía conocimiento previo de estos hechos, aunque horas después de haberse realizado el bombardeo él mismo salió a medios de comunicación a asegurar que “autoricé una operación ofensiva…labor estratégica, meticulosa e impecable, con todo el rigor”. Contrasta esa contundencia del Presidente Duque con lo que hoy todo el país conoce y lamenta. Pero como en su caso, y en el de su subalterno, el ministro Botero, los dos optaron por ´tomar las de Villadiego´.