Diario del Cesar
Defiende la región

‘Poncho’ Zuleta celebra su cumpleaños con la más original parranda

776

Por:
WILLIAM
ROSADO RINCONES 

Hoy es el Día de Santo Tomás, el incrédulo apóstol que le regaló el nombre a una insignia del canto vallenato, a Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, quien por haber nacido en Villanueva un 18 de septiembre, sus creyentes padres le pusieron el nombre del patrón de la población, y él ya en sus actividades musicales un día lo agradeció con esta composición:

“Ese día 18 de septiembre que nací

Me lo marco el destino y nunca lo podré olvidar

Ustedes me comprenden lo que yo quise decir

De nadie me resiento y siempre soy el mismo poncho

Mi meta es superarme y yo nací para cantar

Por eso vivo tranquilo, por eso vivo contento

Nadie se mete conmigo ni yo con nadie me meto”

A ‘Poncho’, muy pocos lo llaman por ese nombre con el que le mojaron la ‘mollera’ frente a esa efigie que significa el respeto fervoroso por la espiritualidad de los villanueveros. Ante los pies del santo tocayo, bautizaron a ese niño que nació para cantar verdaderos tonos de ese vallenato puro que lo absorbió para siempre.

Emiliano Zuleta Baquero y Carmen Díaz, testimoniaron así la devoción al patrono de su pueblo, Villanueva, ya que este mismo día del santoral trajeron al mundo a un niño que más tarde se convertiría en el más sonoro clarín de la provincia macondiana.

El nombre de Tomás, solo quedó en la pila bautismal y en sus cuentas bancarias desde donde en sus ‘jaraganadas’ solía girar uno que otro cheque chimbo a personas cercanas, con lo que enriqueció su perfil humorístico que lo hacen particular, como un personaje ‘vivo’  de este Macondo, pero que es a su vez muy servidor, amigo y parrandero.

Cada 18 de septiembre Villanueva vive dos celebraciones, la religiosa y la pagana, esta última enmarcada en su Festival Cuna de Acordeones y la parranda del cumpleaños de Poncho Zuleta, la cual aglutina a veces, más gente que la misma procesión del patrono Santo Tomás.

Este cumpleaños de ‘Poncho’ Zuleta, que aunque ya no vive en Villanueva sirve para que algunos amigos celebren allá en la tierra ‘Cuna de Acordeones’ dicho acontecimiento,  lo que compartió por muchos años allá con sus paisanos.

Hoy la sede de este encuentro es Valledupar, en donde el fervor por el vocalista sigue siendo multitudinario con torrenciales ríos de wiski y opíparos sancochos, una rutina muy del gusto y consonancia de los considerados seguidores del zuletismo.

Ahora, Tomás Alfonso, carga numerosos almanaques a cuesta, pero sigue con la misma dinámica de su mocedad primaveral, reflejada en su química interpretativa en las tarimas y la potencia de una voz que pone en aprietos la demarcación tecnológica de los decibeles.

En este particular onomástico, son innumerables los seguidores que llegan a la casa de Tomás Alfonso Zuleta, en cuya mesa principal, son pocos los regalos que llevan los invitados, por el contrario, la dotación corre por cuenta del cumplimentado, quien como todo Zuleta que se respete, sigue izando la bandera del mejor anfitrión, ofreciendo viandas extraordinarias del más original menú del fogón criollo.

Los seguidores de Tomás le auguran que sigan llegando los años para seguir sosteniendo que el vallenato con estos exponentes, será por siempre, el referente cultural más empinado del país hasta que se cumpla su vaticinio de morir con su arte.

“Se me ocurre pensar que si algún día

Ya no pueda cantar como ahora canto

Seguiré componiendo mis canciones

Para no retirarme de este arte.

Porque hay cosas que se quieren bastante

Cuando son de profunda simpatía

Es que mi vida quizás daría

Por el folklor que quiero tanto”.