Diario del Cesar
Defiende la región

En el Pacto por la Amazonía,  ¿dónde está ´Nerón´?

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Se celebró esta semana el llamado Pacto por la Amazonía. Una reunión de varios amigos que más allá de las buenas intenciones, del registro fotográfico y de los chistes, no deja de ser un encuentro mas frente a uno de los mayores problemas ambientales que enfrenta el mundo y que desafortunadamente se encuentra en Latinoamérica.

Lo que ocurrió en Leticia es parecido a cuando usted organiza una fiesta en casa ajena y no está el dueño. Eso fue lo que ocurrió, una cita donde varios Estados muestran su disposición de hacer todos los esfuerzos necesarios para lograr contener el acelerado deterioro del llamado pulmón del planeta, pero con  la ausencia del ´Nerón´ contemporáneo.

Lo que pasó, se dijo y firmó, es pura palabrería barata. El Pacto contempla, entre otras acciones, crear la Red Amazónica de Cooperación ante desastres naturales entre los Centros de Operaciones de Emergencias de los países firmantes; establecer mecanismos de cooperación regional y de intercambio de información que permitan combatir las actividades ilegales que atentan contra la conservación de la Amazonía; luchar contra la deforestación y degradación forestal, e intercambiar experiencias en el manejo integral del fuego, fomentando políticas de prevención de incendios forestales, todo no deja de ser buenas intenciones.

Dispuso lo acordado que las naciones concurrentes  refirman los derechos soberanos de los países de la región Amazónica sobre sus territorios y sus recursos naturales, incluyendo el desarrollo y el uso sostenible de esos recursos, conforme es reconocido por el derecho internacional. Conscientes del valor de la Amazonía para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, así como, de sus bosques húmedos tropicales, fuente del 20% del agua dulce del planeta y regulador del clima, que provee servicios ecosistémicos esenciales para el desarrollo sostenible de las poblaciones amazónicas. Ello teniendo en cuenta que en la Amazonía habitan más de 34 millones de personas, incluyendo pueblos indígenas y tribales y pueblos en condición de aislamiento voluntario y contacto inicial (PIACI) poseedores de saberes ancestrales, conocimientos tradicionales y diversidad cultural y lingüística, que deben protegidos

Reafirmando todos los principios de la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, teniendo en cuenta la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, incluyendo el principio de las responsabilidades comunes pero diferenciadas y las capacidades respectivas, a la luz de las diferentes circunstancias nacionales, la Convención sobre Diversidad Biológica, la Convención de Lucha contra la Desertificación y Degradación del Suelo, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres; el Convenio de Minamata sobre el Mercurio; así como los tratados regionales, como los principios y propósitos del Tratado de Cooperación Amazónica y otros acuerdos internacionales relevantes para el desarrollo sostenible de la Amazonía y ecosistemas mundiales.

Sin embargo, se puso de presente fortalecer la acción coordinada para la valoración de los bosques y la biodiversidad, así como para luchar contra la deforestación y degradación forestal, con base en las políticas nacionales y sus respectivos marcos regulatorios. Además, establecer mecanismos de cooperación regional y de intercambio de información que permitan combatir las actividades ilegales que atentan contra la conservación de la Amazonía. También se acordó intercambiar e implementar experiencias en el manejo integral del fuego, fomentando el desarrollo de políticas, instrumentos y acciones técnicas, basadas en la prevención de incendios forestales, la promoción de alternativas al uso del fuego en el medio rural y el fortalecimiento de capacidades técnicas, científicas e institucionales. Incrementar los esfuerzos asociados al monitoreo de la cobertura boscosa y demás ecosistemas estratégicos de la región con el fin de contar con informes periódicos, en particular, en lo que respecta a la generación de un sistema de alertas tempranas por deforestación y degradación para actuar con un enfoque preventivo, lo mismo que promover iniciativas de conectividad de ecosistemas prioritarios y figuras de protección para la conservación de la biodiversidad por medio del uso sostenible, restauración y gestión de paisajes, respetándose las soberanías nacionales. No olvidaron los presidentes que asistieron fortalecer los mecanismos que apoyen y promocionen el uso sostenible del bosque, los sistemas productivos sostenibles, los patrones de producción y consumo responsable y que promuevan las cadenas de valor y otros enfoques de producción sustentable, incluyendo las basadas en biodiversidad, lo mismo que impulsar acciones conjuntas orientadas al empoderamiento de las mujeres que habitan la región amazónica para fortalecer su participación activa en la conservación y desarrollo sostenible de la Amazonía.

Y llama la atención esto: Trabajar conjuntamente para fortalecer los programas y mecanismos financieros, reivindicar los compromisos de los países asumidos en estos espacios, movilizar recursos públicos y privados, incluyendo la Banca Multilateral, según corresponda, para la implementación de este Pacto. Lo que hemos dicho líneas arriba: sanos propósitos cuyas palabras se las llevará el viento amazónico.