Diario del Cesar
Defiende la región

Condición humana y política

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Tutelar lo menos mugre de la mugre realidad y transformarla, debe ser obligación ciudadana y colectiva, con el fin que la vida política pueda alcanzar algo que hoy pareciera imposible de lograr, y es que al final el resultado sea positivo en su todo integral, especialmente por cuánto a través de la historia de la humanidad muchos han sido los esfuerzos por entender la realidad y la personalidad de las personas con poder.

Se escriben notas, datos, resúmenes, biografías, se comenta de virtudes, calidades, cualidades, fortalezas, se exponen consejos, se bosquejan mecanismos para evitar abusos, se dialogan y discuten métodos para seleccionar gobernantes y mil cosas más; empero, lo real es que desafortunadamente nunca se puede prever cómo se conducirá una persona cuando tiene un cargo público, independientemente del mucho o poco poder que entrañe, lo que puede constatarse en los uno y más “personajes” de nuestra vida pública, que cuando  no ostentan cargos son una cosa y cuando ostentan algún tipo de poder en la institución que fuere, su comportamiento, para mal, cambia del cielo a la tierra.

Se vuelven, políticos y servidores públicos, en su casi siempre gelatinosa personalidad, inescrutables, impredecibles, sin sentido de la realidad ni de la némesis, ese querer encontrar un equilibrio en la vida aplicando justicia; y cuando se enteran del daño ocasionado es ya tarde en demasía, toda vez que generan personales amarguras; de allí que hablar de la natura o de la conducta  humana evoque estar determinados con poca posibilidad de cambios, especialmente en política, donde quiérase o no, se estará siempre condicionado.

 Dejando atrás tal rosario de mediocridades, los grandes prohombres de la humanidad se han dejado guiar, conducir, orientar por una idea básica, por un principio fundamental. Perciben peligrosidad y asumen el deber de enfrentarla. Defienden su idea con esmero y pasión. Son obsesivos en su derrotero. Definen cambios. Luchan por acabar con las injusticas y por qué en los asuntos del poder el pueblo tenga participación real. Construyen o al menos intentan construir instituciones. Trabajan por un mejor orden y progreso. Por una democracia verdaderamente real. Por la defensa de la soberanía nacional. Por una mejor distribución de la riqueza. Por rescatar la dignidad de sus pueblos, entre otras características.

Otro aspecto que ayuda positivamente en este itinerario, es analizar a la gente alrededor de los candidatos, lo mismo que observar congruencia y honradez. Ver que no estén enlodados, lo que supone riesgos inmensos por correr y por consiguiente que se filtren los menos idóneos, cuando lo que importa es que se logren condiciones aceptables de gobernabilidad y no que resurjan los desprestigiados sempiternos. Nada de retroceder en el proceso de consolidación democrática, lo que es trágico, debiendo imponerse lo objetivo, lo auténtico, el sentido humano y la generación de solidaridad. saramara7@gmail.com