Diario del Cesar
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Uninacional sede La Paz: un ‘milagro’ educativo que resguarda historias

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la universidad nacional comenzó a construirse oficialmente en el 2013 y fue entregada en el 2019 oficialmente / EDUARDO MOSCOTE

POR:
EDUARDO
MOSCOTE SIERRA

Sobre el kilómetro 9 que comunica a Valledupar con La Paz, hacía el 2013, un 23 de agosto exactamente, inició la ejecución del contrato – aunque con más traspiés que progresos- de la construcción de la Universidad Nacional sede La Paz.

La obra requirió inicialmente $38.388.365.865 solicitados por la Unión Temporal Uninal Cesar integrada por JV Ingenieria Ltda, Vera Construcciones Sucursal Colombia y Benjamín Tomás Herrera encargados de la infraestructura.  Aunque también pactaron un plazo de 18 meses para su culminación, no se cumplió en su momento.

Pasaron cuatro años y 10 meses para que fuera entregada por el actual gobernador Francisco Ovalle en un evento que reunió la presencia de las directivas de la Universidad Nacional, políticos, personalidades y comunidad en general.

No solo salvaguardando el sistema educativo de la región –mismo que es rico en ganadería y agricultura –sino mejorando las pinturas, cajillas eléctricas, vidrios dilatados y rotos, goteras en varias de las 26 aulas construidas.

Fue así como, luego de muchos sinsabores y dudas sobre lo que podría llegarse a convertir en un ‘elefante blanco’, la Uninacional sede La Paz –ya con una inversión total de 62.000 millones en su primera fase- abrió las puertas a sus primeros hijos educativos.

Los mismos comenzaron su proceso académico el 31 de mayo con la inscripción y pelearon por un puesto el 21 de junio, fecha en que se adelantó los exámenes de admisión.

El 12 de agosto ya la ‘Nacho’ cesarense en su primer encuentro, bajo la inducción, le abrió las puertas a los 240 estudiantes admitidos (120 hombres y 120 mujeres) quienes se desplazaron de diferentes rincones del Cesar para formarse en la mejor universidad de Colombia, según el último ranking nacional.

Ingeniería Biológica, Ingeniería Mecatrónica, Geografía, Biología, Estadística y Gestión Cultural y Comunicativa, son los primeros programas ofertados, los cuales comenzaron a impartirse oficialmente el pasado 20 de agosto.

Entre La Paz y Valledupar desde la fecha, se puede observar a jóvenes desplazándose para llegar a tiempo a clases; muchos viajaron desde el centro y sur del Cesar, radicándose en uno de los municipios mencionados; y así, adquirir la responsabilidad que va naciendo con los futuros profesionales.

Muchos de ellos guardan historias, unas pueden ser definidas como heroicas; pues, deciden adquirir nuevos conocimientos para llevarlos a lugares apartados de sus territorios, es el caso de una indígena arhuaca de 24 años.

Es Claudia Vallejo Izquierdo admitida en el programa de Estadística.  Llega al claustro universitario envuelta con su traje típico de color blanco ajustado con un fajón de tela; y adornada con varios collares.

Para ella es importante la población ancestral al igual que los espacios educativos que allí se pueden conformar para impartir la educación superior, pues sostiene, son pocos los profesionales que en el resguardo Nabusimake alberga y desde su labor, quiere apartar ese concepto.

“Decidí optar por este programa (Estadística) al notar la necesidad de estas reglas básicas en mi territorio.  Quiero  aportar a los conocimientos de las nuevas generaciones y que eviten desplazarse por horas para ir a estudiar”, comentó.

Otros se logran desplazar desde otros municipios que, por carretera, pueden estar separados hasta dos horas.

El municipio de El Paso tiene en La Paz su representación, un estudiante de Biología que, con tan solo 17 años, salió de su casa para hacer parte de este ‘tesoro’ educativo.

En pocas palabras: “Es un orgullo grande para mi sobretodo porque vengo de una familia de escasos recursos, cuando fui admitido sentí que escalé uno de los obstáculos más difíciles, mantenerme será un reto durante mis años de pregrado”.

‘TACHÓ’ UNA TAREA PENDIENTE

Muchos maestros fueron trasladados de distintas sedes de la Uninacional, como el caso de Claudia Mosquera Rosero Lavve, docente por 22 años.

Define como ‘emocionante’ la situación, pues se encontró con aprendices que define: “Son atentos, respetuosos; se cuestionan.  No vinieron a competir sino a crecer de manera colectiva y eso le imprime un sello diferente”.

Esta cartagenera radicada en Bogotá por muchos años ve esta labor como un reto pendiente para devolverle a su región lo que ha acumulado en su vida académica.

Acotó que el Cesar y La Guajira necesitan ser rodeados de este compromiso educativos, pues “atraviesas una crisis social, económica, política, ambiental y social y la universidad puede ser un hervidero para plantear soluciones”.

ESTUDIANTES Y DOCENTES

DIARIO DEL CESAR realizó un recorrido por la Universidad Nacional sede La Paz y habló con algunos de los nuevos miembros de este recinto; los mismos opinaron sobre la importancia histórica de este comienzo del plan de estudios.

Eduardo Surmai Osorio, vallenato estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa, comentó que: “Estoy feliz de ser estudiante de la Uninacional, quiero realzar la cultura de mi departamento y el país”.

Por su parte Guery Castro, estudiante de Biología expresó: “Se siente un reto satisfactorio que exige mucho, porque debemos estar al mismo nivel que el plantel.   Empezamos con el pie derecho, con trabajos”.

Por última Olga Luz Peña Felizzola, docente pregrado: “Es un reto complejo porque mezcla una responsabilidad de ser los docentes representantes de la universidad; y se mezcla la emoción y gusto por hacer parte de este momento y proceso inicial”.