Un informe divulgado por el Instituto Colombiano de Medicina Legal resalta que en la última década, a manos de familiares suyos, han sido asesinados 396 menores de edad en Colombia
Ya se ha vuelto casi que costumbre que amanezcamos con la trágica noticia del asesinato de una niña o niño creciendo con ello los casos de infanticidio que ocurre en Colombia.
Cada caso entrañan terribles dramas que ponen de presente una cruel realidad que no hemos logrado erradicar: la muerte violenta de menores de edad a manos de miembros de su familia. Ello refleja una sociedad enferma.
Un informe divulgado por el Instituto Colombiano de Medicina Legal resalta que en la última década, a manos de familiares suyos, han sido asesinados 396 menores de edad en Colombia, que en 106 casos la infanticida ha sido su propia madre, en 97 casos el padre y en el resto de casos hermanos, primos, tíos, padrastros y parientes diversos.
Eso pone en alto relieve que en tal materia en Colombia se vive una grave situación familiar y que, pese a las campañas adelantadas para erradicar la violencia intrafamiliar, persisten patrones culturales que afloran con el consumo excesivo de alcohol, con el consumo de sustancias psicoactivas, así como que en el marco de las relaciones intrafamiliares hay muchos comportamientos violentos de padres y madres contra hijos, de esposos contra esposas, etc.
¿Qué muestra, además, tal tipo de actos? Que pese a todas las campañas que buscan mejorar las relaciones intrafamiliares y erradicar la violencia intrafamiliar, esta tiene hondas raíces en nuestro medio, haciendo necesario que el Estado, la academia, los medios de comunicación y los guías religiosos insistan más en la necesidad de mejorar el marco de una crianza amorosa y constructiva.
En Colombia los casos de filicilio son más comunes de lo que se cree y sus causas son diversas, pasando por malas relaciones de pareja, maltrato que desemboca en homicidio, accidentes caseros, castigos físicos y otros patrones de violencia intrafamiliar. Es cierto que se ha avanzado en la lucha contra ello, pero bastante nos falta pues hay muchos patrones de violencia intrafamiliar y tal fenómeno es necesario combatirlo hasta lograr reducirlo a la nada.
Colombia es el tercer país con la tasa más alta de homicidio infantil en el mundo, según un estudio de la ONG denominado Save The Children, que analizó entre 2015 y 2017. 2018, por ejemplo, cerró con más de 700 casos.
Una cifra que resume una de las puntas más graves del flagelo del maltrato infantil es la de la impunidad, que se calcula es del 97 por ciento, pues, según datos de la Fiscalía General de la Nación, entre 2014 y julio de este año, apenas el 3 por ciento de los delitos contra menores han tenido algún tipo de condena.
Mario Gómez, fiscal delegado para la infancia y la adolescencia de la Fiscalía General de la Nación, explicó que uno de los motivos de ello es que los procesos judiciales no les dan todas las garantías ni las herramientas a los menores para que demuestren que su testimonio es cierto.
Las cifras que arroja el Sistema de Salud Pública (Sivigila) del Instituto Nacional de Salud (INS) muestran que los familiares son casi la mitad (48 por ciento) de los agresores de los niños, niñas y adolescentes, y los externos son el 52 por ciento. Eso, en otras palabras, muestra que gran parte de esa violencia empieza desde los hogares.
Precisamente, con el fin de promover una mayor articulación no solo de las entidades del Gobierno, sino de la misma sociedad civil, la estrategia que lanzará el Presidente se formuló con base en los lineamientos internacionales de la Gran Alianza Global contra Violencia Infantil, una organización a la que Colombia pudo entrar este año y en la que solo se encuentran cuatro países de América Latina.
Por eso, en el marco de la alianza, se lanzarán programas clave para que las familias se concienticen de la violencia que puede sufrir un menor y cómo prevenirlo. Uno de ellos es Mi Familia, una iniciativa con la que les harán acompañamiento psicosocial a familias que tengan riesgos asociados con la salud mental.
Sumado a eso habrá otras campañas y capacitaciones con las que les mostrarán a madres comunitarias, padres e instituciones educativas cómo prevenir la violencia contra los menores. Eso irá también acompañado de la estrategia Escuela-Familia, que ya se había anunciado en días pasados. Y para ello es fundamental el papel de la sociedad