Diario del Cesar
Defiende la región

Cristo crucificado y 20 vitrales que revelan la fe de los vallenatos

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POR: NINOSKA REYES URDANETA

Un rústico trozo de madera y una gubia que dio forma a lo planeado, dieron origen al Cristo Crucificado que engalanará la nueva Catedral de Ecce Homo en Valledupar, el cual junto a veinte vitrales que reflejan la cultura y fe vallenata, formarán un conjunto de joyas litúrgicas para mostrar una Iglesia renovada e inmersa en el arte sacro moderno.

Durante siete meses, la elaboración del Cristo crucificado, cuyas medidas sobrepasan los tres metros, estuvo en manos del escultor ecuatoriano, Jorge Luis Villalba, quien convirtió un insignificante trozo de madera en una pieza de culto en la que plasmó, a la máxima expresividad, el sentimiento que emana la pasión de Cristo.

El equipo del DIARIO DEL CESAR logró dialogar con el escultor desde Quito, Ecuador, y vía telefónica explicó la dedicación y la devoción con la que se fabricó esta pieza, cuyas dimensiones jamás se habían trabajado en su taller ubicado en el pueblo de San Antonio, lugar con más de 130 años de historia en el tallado de madera, especialmente de piezas religiosas.

Con su particular acento ecuatoriano, Villalba accedió a narrar el proceso de elaboración, no sin antes destacar que la pieza fue hecha con mucho amor y fe cristiana, por considera que perdurará en el tiempo dentro de una templo único y el más grande de Colombia.

EN VARIAS FASES

Notablemente emocionado por el objetivo alcanzado, Villalba explicó que el proceso se inició con la preparación del material. Fue escogida la madera de cedro por tratarse de un trabajo grande y especial, pero sobre todo por la importancia y la fe que tiene el pueblo colombiano.

Aproximadamente 15 días se colocó la madera bajo el sol para evitar la humedad. En un bloque grueso comenzó el trabajo para sacar la proporción, ya que era la primera vez que se trabajaban esas medidas, sin embargo, para garantizar el éxito se elaboró una réplica de 170 centímetros y de allí se alcanzó la original que mide  3 metros y medio, y hasta 4 con los brazos, explicó el autor de la obra.

“Tiene muchísimo movimiento, muchísima dificultad, era el reto más grande. Cuando el Cristo estaba en madera era muy difícil moverlo y por su tamaño se fabricó en dos partes, tomando en cuenta una serie de pruebas que garantizaban la estética y permanencia en el tiempo”, dijo.

La madera fue adquirida en la provincia de Imbabura en Ecuador. Es un trabajo duradero por la importancia del nuevo templo. Más de quince personas intervinieron en la elaboración del Cristo Crucificado, destacándose entre ellos el maestro Cruz García, quien intervino con la policromía luego del proceso de tizado y lijando que da paso al pintor.

El policromado es la aplicación de diversos colores sobre la madera, y es la técnica más usada en la imaginería religiosa americana, pues le otorgaba realismo a la figura.

El gusto por la riqueza de tonos de color predominó en los siglos XVII y XVIII, con el fin de realzar el carácter realista y doloroso de la escultura. Los tonos más usados fueron el rojo, morado, azul y violeta, con los que se pretendió imitar las heridas de Cristo en la Cruz, los estigmas o los castigos corporales experimentados por santos en ofrecimiento a Dios.

OBRA EXCLUSIVA

Destacó Villalba que al momento de hacer la propuesta al obispo de la Diócesis de Valledupar y a su equipo de asesores, la primera exigencia fue una obra exclusiva que no estuviera en ninguna iglesia del país porque la Catedral de Ecce Homo será única y la más grande para las celebraciones religiosas de Valledupar.

“Y así fue, luego de varias alternativas se escogió este Cristo, único para una iglesia única en Colombia. El taller de imágenes religiosas donde fue elaborado tiene más de 30 años de experiencia y se han fabricado imágenes que hoy están expuestas en España”, dijo.

SALIÓ DE ECUADOR HACIENDO MILAGROS

Cuenta el escultor Villalba que el Cristo Crucificado salió de Ecuador haciendo milagros. Contra cualquier pronóstico recorrió 1.839 kilómetros por tierra, desde Ecuador hasta llegar a la capital del vallenato. Había premura por la fecha pautada para la consagración de la Catedral.

“Justamente en la frontera de Rumichaca, el camión donde era transportado fue detenido por las autoridades y una serie de documentos exigieron para pasar a territorio colombiano. Me pedían varios requisitos como el permiso de la madera utilizada, y entre el diálogo no se veían posibilidades de solución, hasta que en un momento mostró las fotografías del Cristo y convencidos de que la misión era religiosa, ordenaron de inmediato seguir el camino. Prácticamente fue un milagro, porque era casi imposible pasar sin los documentos que pedían los funcionarios”.

Se hizo un trabajo con mucho amor, muchas noches sin dormir, resolviendo problemas, pero todo en el camino se iba resolviendo sin contratiempos. “No es fácil traducir en la madera lo que uno siente y quiere. Logré lo que quería hacer y Dios ayudó a que la obra saliera como se presentaba”, dijo.

La representación de esta imagen de Cristo, es tomada momentos después de haber expresado la última palabra: “Todo está cumplido… “E inclinando la cabeza, entregó el espíritu… pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.” Jn 19, 30 – 35; por este motivo se ven sus ojos entre cerrados y el costado apuñalado, explicó monseñor Óscar Vélez, obispo de la Diócesis de Valledupar, quien recordó además que todo está dispuesto para la consagración de la Catedral de Ecce Homo el próximo 24 de agosto.

ESPIRITUALIDAD A TRAVÉS DEL COLOR

El espacio religioso de la Catedral también está engalanado con la presencia de veinte vitrales litúrgicos que muestran una iglesia católica renovada y contemporánea, que dejan el paso de la luz y la espiritualidad a través del color.

Estas obras fueron elaboradas por Daniel Castillo, artista oriundo de Bucaramanga, quien durante 14 meses elaboró las exclusivas obras para las cuales contó con el apoyo de nueve personas expertas en este trabajo.

Explicó Castillo que es un diseño totalmente contemporáneo, la propuesta se quiso sacar de lo tradicional y acudir a otras alternativas que fueran a la par con el diseño arquitectónico de la  nueva Catedral de Ecce Homo.

El contenido litúrgico de los vitrales es único y moderno. Los vitrales que se encuentran en la fachada principal expresan la piedad propia de Valledupar, representada con la Virgen del Rosario y el Ecce Homo; otro recuerda la identidad de la Diócesis de Valledupar con su escudo y un tercero que recuerda el Cañahuate, el sombrero volteado, la mochila wayuu y un acordeón insinuado; cuyas imágenes son cubiertas con una cenefa wayuu que busca involucrar todas las culturas que rodean la Diócesis de Valledupar.

En el mismo presbiterio, los dos vitrales que están al lado del Cristo en rojo y azul simbolizan el agua y la sangre que brotaron del costado de Cristo. Al frente están los siete vitrales que representan los sacramentos: bautismo, confirmación, confesión, eucaristía, orden sacerdotal, matrimonio y unción de los enfermos.

Y en la Capilla del Santísimo otros tres que muestran el misterio de Dios; Padre, Hijo y Espíritu Santo; y otros vitrales que hacen referencia al cielo, lugar que nos espera con la presencia de los ángeles, de Cristo, sumo y eterno sacerdote.

En cuanto a las técnicas utilizadas, explicó el artista, empleó la tradicional cañuela de plomo, la tiffany y vitrofusión (vidrio fundido), logrando una obra de arte que abarca 700 metros cuadrados de la estructura aproximadamente.

“Como la iglesia católica está renovándose y retroalimentándose,  todo dentro de ella también debe sufrir algunos cambios. Los vitrales contemporáneos han dejado de tener tantas piezas oscuras y dan más paso de luz, de manera que la idea es que la feligresía al estar dentro de la Catedral sienta mucho más la espiritualidad a través del color, es magia”, reiteró.