Muy hábil y sagazmente, el Presidente de la República Iván Duque ha lanzado con natural cálculo político una propuesta que indiscutiblemente recoge la ira y el sentimiento de impotencia que tiene hoy la sociedad colombiana cuando casi que a diario registrados el asesinato o la violación a un menor de edad o adolescente.
Pero debiéramos preguntarnos si llevar a las urnas la cadena perpetua para los asesinos y violadores de niños acaba el problema de descomposición social que vive este país?. Creemos con absoluta convicción que no.
Presidente Duque ha expresado su respaldo a modificar la Constitución, a la que de paso él y sus patrocinadores le tienen ganas desde hace rato, ya sea a través de un acto legislativo o convocar a la ciudadanía para que se pronuncie. Y desde luego el ´taquillazo´ ha sido descomunal, como le gusta a su mentor.
Y la discusión la ponen fácil de manera habilidosa. Por un lado el escenario natural que es el Congreso para el trámite de un acto legislativo, que seguramente suscitará mucha controversia, y donde deberán escucharse reputadas opiniones y la conclusión se conoce de manera anticipada: el legislativo negará tal iniciativa; quedándoles la otra alternativa: la de apelar a la sociedad colombiana para que se pronuncie.
Un día antes, de lanzar tremendo ´globo´ el Presidente Duque había manifestó que le llegó el momento al país “para hacer una reflexión profunda sobre la necesidad, al amparo del Artículo 44 de la Constitución, que pone los derechos de los niños por encima de los derechos de los demás, para que evaluemos la conveniencia y la necesidad de tener la cadena perpetua para violadores y asesinos de niños en nuestro país”. Y sobre ello nadie está en desacuerdo. Es más, razones suficientes se tienen
Ya que según los reportes que muestran distintas instituciones, incluida Medicina Legal, aparece que los niños están cada vez más expuestos a violaciones o abusos en sus propios entornos familiares.
Pero hay varios inconvenientes. Por ejemplo, Juan Manuel Charry, exmagistrado de la Corte Constitucional y reputado jurista, afirmó que esta que una reforma de esa naturaleza tiene sus vericuetos.
Dijo primero que se trata de un tema de mucha acogida y sensibilidad en la opinión pública, ya que algunos pensamos que puede estar en contra de los convenios internacionales de derechos humanos. A eso se le puede sumar argumentos de inconveniencia e incrementar la pena no es la solución”, dijo.
Ahora bien, sobre la posibilidad de un referendo pero de muy difícil éxito. Los mecanismos de participación ciudadana tienen muchos requisitos, son lentos, es difícil que se logre superar los umbrales y por lo general no prosperan
Kenneth Burbano, del Observatorio Constitucional de la Universidad Libre, consideró, por su parte, que la propuesta es “indebida e innecesaria para el país”. En ese sentido, manifestó que en la nación “se tiene la falsa creencia que aumentando las penas los delitos y los graves problemas sociales van a desaparecer. La experiencia histórica y jurídica nos ha demostrado exactamente lo contrario”.
Para Burbano no hay dudas que, “el tema se está utilizando más con fines electorales de conseguir votos que con un fin verdadero de superar el problema. Un país en donde una pena de violación a niños puede llegar a los 60 años es más que suficiente´, dijo.
Pero una voz autorizada es la del exfiscal general Alfonso Gómez Méndez quien manifestó que “el problema de la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes se resuelve fundamentalmente con prevención y con sólidas investigaciones”. Adicionalmente, señaló que “la legislación hoy es suficientemente adecuada, actualmente, hay penas de 60 años, lo que en la práctica equivale a una cadena perpetua. Si el problema fueran las penas, Colombia tiene tal vez las penas más altas por lo menos en América Latina sobre este tema y el delito continúa, no ha habido una reducción sensible”, dijo.
Sobre una convocatoria a la ciudadanía para decidir sobre el tema, afirmó que es “claro que los colombianos están indignados. Si hoy le preguntan, el pueblo colombiano va a apoyar claramente no solo la cadena perpetua sino la pena de muerte. El tema no es solo emocional, el problema es si esto realmente es la solución”.
Entonces lo peor que le puede pasar a este país es que el ´embeleco´ pase con fines electorales.