Angie Paola Castilla Olivero, de 22 años, fue asesinada el pasado jueves de dos disparos en la cabeza, horas antes de ser hallada muerta en inmediaciones de ‘La Tramacúa’, vía Valledupar – La Mesa, según lo indicado por Medicina Legal.
Mientras la Fiscalía y los investigadores del CTI continúan en las indagaciones frente a la muerte de Angie Paola Castilla Olivero, de 22 años, quien fue hallada sin vida el pasado viernes en horas de la tarde en inmediaciones de la cárcel ‘La Tramacúa’ de Valledupar, se dieron a conocer algunos detalles sobre la forma y el momento en que esta fue ultimada.
Dicha información desprende de los resultados arrojados por el examen de necropsia practicado al cadáver de la joven por los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de esta ciudad, el cual advierte que en el cuerpo fueron halladas dos heridas de arma de fuego: una en la cara a nivel mandibular derecho, cuyo proyectil quedó alojado en la boca y le dejó un tatuaje de pólvora; y la segunda, en la región parietal izquierda con salida en la región frontal derecha, lo cual revela que su asesino le propinó los disparos a corta distancia.
El informe también indica que en los antebrazos, la joven presentaba moretones producidos por una fuerte sujeción; tenia esfacelación (muerte de tejidos ocasionada por falta de irrigación sanguínea) y larvas; pero primordialmente, especifica que según los fenómenos cadavéricos y la ventana de muerte, su deceso de produjo el 20 de junio de 2019, día enque sus allegados la vieron salir de casa por última vez.
‘LA SACARON CON ENGAÑOS PARA MATARLA’
Precisamente sobre los momentos previos al hallazgo del cuerpo sin vida de Angie Paola, su madre Mileidis Olivero Ovalle contó que la joven fue engañada por su excompañero sentimental, quien la habría llamado el pasado jueves por teléfono, indicándole que le daría dinero para comprar la ropa de sus hijos.
“Ella salió de mi casa el jueves a las 12:30 p. m., porque él la llamó dizque para darle la plata, pero la engañó para después matarla. No la volvimos a ver hasta que la encontramos muerta. Cuando pasaron las horas y ella no aparecía ni nos contestaba, lo llamamos a él pero siempre nos dio diferentes versiones. Decía que había salido, que ya la había dejado en la casa, y cosas así. Eso nos hizo sospechar”, sostuvo la progenitora.
Recordó además que la occisa y su expareja habían mantenido una relación tormentosa, dados los supuestos maltratos físicos y verbales a los que este la sometía pese a que ella era la madre de sus mellizos.
“Ese señor celaba a mi hija hasta con la sombra, y la seguía. Ella le dijo que no quería vivir más con él porque la maltrataba mucho, pero seguía obsesionado con ella; tenían dos años de estar separados y aun así la perseguía, y la amenazaba cuando la veía hablando con sus amigos. Aunque ella no denunció, eso no le importó. Ese tipo que estaba supuestamente en el Chocó, vino fue a hacerle daño”, acotó.
Finalmente, una fuente señaló que al sujeto aparentemente se le vio salir a tempranas horas del viernes con dos maletas y uno de los pequeños de una casa de conjunto residencial ‘Nando’ Marín, ubicado al sur de la ciudad.
Una semana antes de ser asesinada, la víctima se había graduado como bachiller del Colegio Proyecto de Vida ‘Colprovida’ de esta capital, deseaba estudiar enfermería superior, vivía con su madre y sus hijos en la tercera etapa del barrio Panamá y fue sepultada en el municipio de La Paz, de donde era oriunda.