Un equipo de fútbol de primera división para una ciudad entraña singular importancia, más cuando ha sido esta la cuna de dicho deporte en el país y el primer campeón de la Costa Caribe, aspectos uno y otro, histórico. Entraña un equipo por un valor inapreciable. Es sinónimo de calidad de vida para la mayoría de los samarios, especialmente por cuanto sus habitantes y su área de influencia consideran que el club mejora de muchas formas la imagen de la ciudad. Es el fútbol una industria que mueve miles de millones, trasciende además de lo económico, al sentimiento de pertenencia, y tiene además que ver con valores tales como las emociones, la pasión, el orgullo, de ahí que difícil sea marginar una sociedad del siglo presente sin la industria del deporte, siendo el fútbol, en nuestro entorno, el deporte más popular y con mayores repercusiones en el ámbito socioeconómico, lo que es una realidad que hace pertinente una estimación del valor del Unión Magdalena, Deportivo Samario, Independiente de Santa Marta, Real Santa Marta, Huracán Samario, o como se le quiera llamar para Santa Marta y el departamento del Magdalena.
Un equipo de fútbol de primera división para una afición como la nuestra, que lo siente como una segunda piel, es una necesidad vital, tema permanente de conversación acerca de los efectos positivos o negativos que el Unión, Deportivo Samario, Independiente de Santa Marta, Real Santa Marta, Huracán Samario, o como se le quiera llamar, tiene sobre la ciudad. Coloquialmente se habla del impacto económico más o menos favorable que la existencia de un equipo genera directa o indirectamente sobre distintos sectores de la economía local, al tiempo que afloran actitudes y opiniones apasionadas en unos y demagógicas en otros, cabiendo preguntarse en este punto cuánto vale el Unión para la ciudad y el departamento, en la afirmación que es una realidad incuestionable y a la vez irreversible, que profesionalización y comercialización son fenómenos que indisolublemente van unidos a la esencia del deporte espectáculo, siendo de resaltar el hecho que cuando una ciudad cuenta con la presencia de un equipo respetable, este suele desempeñar un papel importante en las vidas de los ciudadanos, contribuye a mejorar la imagen y reputación externa de la ciudad, fomenta el sano orgullo cívico de pertenecer a una comunidad, refuerza el espíritu comunitario y la conciencia de identidad local / regional.
Un equipo de fútbol constituye un canal para que una ciudad se gane el respeto que tan difícil resulta a veces de conseguir en otras esferas. Es pasión, ilusión, alegría, entusiasmo compartido, autoestima, sano orgullo, identidad colectiva, cohesión; de ahí que la adopción de esta perspectiva permite afirmar sin riesgo de caer en la exageración, que un club como el Unión, Deportivo Samario, Independiente de Santa Marta, Real Santa Marta, Huracan Samario, o como se le quiera llamar, forma parte del capital simbólico y del patrimonio emocional de una colectividad, con el agregado que esa posibilidad de compartir estados de ánimo y emociones es también en cierta medida, una forma de hacer barrio, comuna, localidad, ciudad, departamento, región y país, en lo que rasgo distintivo de este tipo de bienes es que del consumo de los mismos se benefician todos aquellos que lo deseen, sin que nadie quede excluido de su disfrute, están disponibles para toda la población, sin que deban pagar precio alguno para poder disfrutar de los mismos, claro ejemplo de una situación en la que conviene no confundir precio con valor. El Unión genera bienes que no tienen precio pero sí valor, y por lo tanto, a la hora de sopesar costos y beneficios para la ciudad y el departamento, contar con un equipo como el Unión, Deportivo Samario, Independiente de Santa Marta, Real Santa Marta, Huracán Samario, o como se le quiera llamar, no se puede ignorar la existencia de dichos bienes ni de su valor.
Un equipo identifica a una ciudad, siendo una primera idea el fuerte entronque con la ciudad, su grado de apasionamiento con el que la gente vive todo lo vinculado con el fútbol en general y con el Unión Magdalena en particular, la intensidad con la que los ciudadanos viven los resultados del equipo y la percepción de aquellos sobre la influencia que tiene la existencia del mismo, lo que invita a hacer hincapié en la visión que una comunidad siente a su equipo como portador de símbolos de identidad colectiva.
En tal medida importa reflexionar a fondo sobre esta necesidad. Entender que el Unión es parte de nuestro orgullo. Es una pieza política si se quiere. Un sentimiento que debe llevarnos a recuperar de una vez por todas el Estadio Eduardo Santos por su ubicación y demás otras ventajas que ofrece para la población. Con el Unión, Deportivo Samario, Independiente de Santa Marta, Real Santa Marta, Huracan Samario, o como se le quiera llamar, se mueve más el comercio. Se incrementa la ocupación hotelera. El flujo de visitantes aumenta. La movilidad en todas sus formas se robustece. Los restaurantes se benefician en sus dividendos. Las ventas ambulantes crecen. Hace propició el surgimiento de nuevos emprendimientos. En fin, y bueno es recalcarlo, importa que seamos racionales con esta necesidad que nos es imperiosa como Samarios y Magdalenenses.
*Jurista.