El país ha quedado estupefacto por el enfrentamiento entre los ministros de Justicia e Interior, Eduardo Montealegre y Armando Benedetti, que ha trascendido a la opinión pública con un evidente resquebrajamiento del clima laboral de los más cercanos colaboradores del Presidente Petro. El que un ministro llame a otro corrupto y le augure que le espera la cárcel, es una tonalidad de marca mayor. No es sano ni para el gobierno, ni para el país esta clase de disputas personales.