Diario del Cesar
Defiende la región

Un discurso con resonancia y de riesgos

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Sin posar de audaz me aventuro a mirar la intervención de nuestro presidente desde una esquina imparcial y critica, porque el reciente discurso del presidente Gustavo Petro en la Asamblea de las Naciones Unidas, ha sido recibido con gran eco internacional. No se puede desconocer su fuerza oratoria, ni el hecho de que coloca a Colombia en el centro del debate mundial, al alzar la voz en escenarios de crisis humanitaria como la de Gaza y al cuestionar con firmeza a potencias globales. Ese tono, cargado de ambición ideológica, le otorga un capital simbólico en el llamado Sur Global, donde muchos países comparten sensibilidades similares.

Sin embargo, en diplomacia la audacia tiene un costo. La respuesta inmediata de Estados Unidos –revocando la visa del mandatario y calificando sus declaraciones como “irresponsables”– es un campanazo de alerta, no se trata de un gesto menor: refleja una fractura de confianza bilateral que podría traducirse en restricciones a la cooperación en seguridad, inteligencia, comercio e incluso en limitaciones para futuros encuentros oficiales.

Este distanciamiento con nuestro aliado histórico tiene efectos prácticos de enorme magnitud. Colombia ha dependido por años del apoyo estadounidense en la lucha contra el narcotráfico, en la financiación de programas sociales y en la apertura de mercados, tensar esas relaciones puede significar un debilitamiento de instrumentos claves para nuestra seguridad interna y para la estabilidad económica.

En el ámbito económico, las palabras del presidente podrían tener consecuencias más allá de lo retórico ya que los inversionistas internacionales suelen valorar la estabilidad política y diplomática como condición para arriesgar capital. Cuando perciben confrontación con una potencia global, las señales que reciben son de riesgo, lo cual puede encarecer créditos, frenar flujos de inversión y limitar proyectos que dependen de alianzas tecnológicas o militares.

En lo regional, la postura del presidente puede atraer respaldos de gobiernos afines, conformando bloques alternativos de cooperación. Sin embargo, este mismo alineamiento podría aislar a Colombia frente a países con posiciones moderadas o cercanas a Washington, reduciendo su margen de maniobra diplomática.

A nivel interno, el impacto tampoco es menor. Un discurso de alto voltaje ideológico polariza a la opinión pública y al Congreso, dificultando consensos políticos en temas de comercio, tratados internacionales o endeudamiento. Además, genera interrogantes sobre la dirección de nuestra política exterior y sobre la confianza que los mercados depositan en el país; el discurso del presidente Petro en la ONU fue un acto de valentía política y de intención moral, pero la política exterior no puede medirse solo en resonancia simbólica: debe calibrarse también en consecuencias prácticas.

Colombia necesita proyectar liderazgo, sí, pero un liderazgo que no sacrifique sus alianzas estratégicas ni comprometa la estabilidad de su economía y seguridad. En diplomacia, la prudencia es tan importante como la firmeza.

*Exdirector de la Policía Nacional.