¿Será posible que nuestras actuales administraciones en lo nacional, departamental, municipal y local, se focalicen como debe ser, real y verdaderamente en las soluciones mejores en todo orden, nivel y circunstancia, y dejen de lado definitivamente las polarizaciones, siempre perversas, de todo orden y a todo nivel? Atender por ejemplo en manera contundente el tema de la seguridad o más bien de la inseguridad, reforzando todo lo que a ella atañe, en contexto de perspectivas audaces que lleven a su debelación, lo que falta nos hace en ruta a consolidar tan fundante valor. De otra parte, en el ámbito implantar, implementar y mantener con firmeza las superiores expectaciones de la población, en el sentir que adentrarnos debemos en espacios de civilidad política con acciones de suyo coherentes y positivas en claro beneficio y aprovechamiento colectivo, que no de grupos, facciones, movimientos o partidos.
Se trata de propiciar en y de manera ejemplar un clima político que se traduzca como ocasión pertinente y oportunidad para que nos sacudamos del pasado negativo, se llame a la disciplina y nos deshagamos de lo indeseable que en materia política hemos heredado y algunos se empeñan en seguir haciéndolos evidente en estos cruciales actuales momentos que requerimos como país, trasegar por los senderos mejores que nos lleven sobreseguro a puertos de integrales avances y prosperidad.
No podemos seguir siendo torpes en el manejo del país, cuando lo que se impone es salir todos a una a defender lo que nos queda de democracia, confirmarnos en ella, impulsarla, potenciarla; lo mismo que hacernos robustos en cuanto a fuentes de seguridad para que ya nada más nos tome por sorpresa en esta dimensión, aunque siga habiendo muchas señales en el peor de los sentidos y en las más de las consideraciones.
No es hacer las cosas, los asuntos del Estado al estilo ni al querer de nadie, lo que sin duda conduce al desastre. Importa en esto y ahora, antes que sea demasiado tarde, nacer en la oportunidad y entender las posibilidades para tomar distancia de lo malo y peor que está sobre la mesa y muchas veces se toma como revancha y hasta como ajuste de cuentas, lo que es a todas luces inconcebible en un serio manejo de Estado, en el que se requiere de adecuaciones soportadas en posturas coherentes que miren hacia renovaciones permanentes, en la verdad que de no asomarnos, trasegar y consolidarnos positivamente de cara al porvenir, será el mismo el anunciador de un opaco devenir. *Jurista. *Especializado en Derecho Penal. Derecho Laboral. Docente Universitario.