El interés por mejorar la raza humana viene de antaño, los griegos lo tuvieron, vinieron abusos y atropellos, en el siglo XIX se consideró que la eugenesia era ciencia, en 1883 Francis Galton, primo de Darwin, dijo que “el mundo requiere de esta para implementar las cualidades de la raza”.
Científicos conceptuaron que debían prohibirse las uniones matrimoniales entre seres inferiores, epilépticos o débiles mentales. En Alberta, Canadá durante algunos años funcionó un Comité de Higiene Mental que adoptó medidas de esterilización sexual y en Estados Unidos con fondos suministrados por la Fundación Carnegie, el biólogo Charles Davenport reunió a un grupo de científicos que validó la eugenesia negativa con la recomendación de no permitirse procrear a quienes “padecieran de disfunciones congénitas”.
En referencia a este tema siempre me ha impresionado que Alexander Graham Bell (1847-1922), inventor del teléfono, hubiese promovido en Massachussets la aprobación de leyes que prohibían el matrimonio con sordos, porque “la sordera es hereditaria”. No comprendo cómo asumió esta posición cuando estaba casado con una sorda.
Los Nazis, por orden de Hitler, en 1933 tramitaron la ley de “Esterilización Obligatoria”, que afectó a miles de mujeres, base para la eliminación de judíos, negros, afrodescendientes, gitanos, débiles, la implementación de los Campos de Concentración, la aplicación de la “Solución Final”. La palabra Eugenesia quedó entonces unida a los aberrantes experimentos del médico Joseph Mengele, el “Ángel de la Muerte”. Entre 1934 y 1937 se estima que fueron esterilizadas cuatrocientas mil personas y, posteriormente, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, un millón más. Repugnante la obsesión de Mengele, quien residió en Paraguay terminado el conflicto, empeñado en cambiar el color de los ojos de los niños alemanes a azul.
Los pobladores del planeta tienen diferentes coeficientes intelectuales -altos, medios y bajos- todos merecen respeto y derrotado el Nazismo el mundo desechó la eugenesia negativa, capitalistas y comunistas coincidieron, los convenios internacionales lo expresan categóricamente, se condenó la aniquilación, el irrespeto por la raza humana.
Sin embargo, ahora, con la Inteligencia Artificial, se habla de eugenesia positiva, de novedosos tratamientos para incrementar el coeficiente intelectual y cada vez resulta en mayor grado cercano el uso de la tecnología en provecho de los blancos respecto de la nueva eugenesia humana, lingüística, matemática, corporal-cinestésica. ¿Son racistas los robots? Preocupante el rumbo que toman los experimentos de fertilización in vitro, inquietan las técnicas de reproducción asistida, la selección de espermatozoides para garantizar la ausencia de defectos, su configuración a través del cultivo discriminado.
Difícil predecir qué sucederá con la alteración de la intimidad, los embriones pertenecen a la especie humana, su manipulación es abusiva, la apelación a la inteligencia ha permitido la esterilización. ¡Ojo con la nueva eugenesia!
Coda: Me entristece pensar que si Pablo Escobar viviese y estuviese condenado, seguramente sería considerado “testigo estrella”.
*Exministro de Estado