POR:
EDUARDO
MOSCOTE SIERRA
Cerca de 20 árboles en la calle 44 de Valledupar fueron podados en su totalidad para mejorar el despegue y aterrizaje de aviones desde el aeropuerto Alfonso López Michelsen. La comunidad ha rechazado esta ‘masacre’ ambiental.
Hace dos semanas la avenida dejó de ser un túnel repleto de sombras como se acostumbraba, para sumarse a los problemas que dejan las altas temperaturas en la ciudad.
Transeúntes, conductores, deportistas y comerciantes expresan su insatisfacción sobre este hecho. Los vendedores ubicados a un costado de la carretera, ya reciben las consecuencias de la poda.
Es el caso de Andrea Acuña que narra los pesares que hoy soporta al no tener cómo resguardarse del inclemente sol vallenato. “Ni las carpas logran reducir la insolación que ahora estamos recibiendo. Antes los conductores se estacionaban, compraban y se refrescaban, pero ya no. Nuestra salud y trabajo se afectaron”, comentó.
ADIÓS SOMBRITA
Pero no solo las bajas ventas se reflejan de este lamentable panorama, los deportistas cambiaron su rumbo al notar las podaduras: reemplazaron la ruta deportiva (la calle 44) por otra que los resguarde del intenso sol.
Acompañado de su cicla y varios amigos, Romario Tique transitaba desde las 4:00 p. m. por esta vía para practicar ciclismo, debido a que la sombra era “envidiable”. Un día cualquier tomó el mismo trayecto, pero ya era distinto: no había ni hoja en lo que antes era considerado un corredor arborizado.
“Fue una destrucción total a la naturaleza, todos los cauchos los dañaron, es injusto. La ciudad se veía bonita en esta zona (…) el Cesar tal parece no tiene autoridad ambiental”, comentó Tique.
‘LAS PODAS FUERON A SOLICITUD DE ALCALDÍA’
Ante la polémica suscitada por este tema, el subdirector de Gestión Ambiental de Corpocesar Antonio Rudas, aseguró que los cortes consistieron en “una solicitud de la alcaldía debido al riesgo inminente en el cono de eyección del aeropuerto”, que tal parece, afectaba a los aviones.
La decisión fue tomada en un comité interinstitucional donde la aeronáutica civil, un delegado para Asuntos Ambientales de la Procuraduría; funcionarios de Corpocesar y Gestión de Riesgo Departamental, hicieron parte.
Los resultados fueron basados en dos estudios realizados hace diez y cuatro años los cuales evidenciaban enfermedades fitosanitarias en más de 500 árboles ubicados en la calle 44, las avenidas Simón Bolívar y Fundación; así como en algunos barrios de la ciudad.
A esto se le sumó una mala planificación al momento de la siembra de especies de alto crecimiento como algarrobillos, cauchos y ceibas en este tramo. “Palos corpulentos y de gran tamaño que deben ser instalados en espacios abiertos como parques y no en bulevares”, expresó el subdirector.
Los olivos negros, cotoprix, corazón fino, maíz tostado, son los tipos adecuados para los espacios antes mencionados.
‘FUE UNA PODA INSANA’
“Las podas fueron insanas para Valledupar; a quien contrataron no lo supo hacer”, así lo aseguró Miguel Ángel Sierra, biólogo, arbolista internacional y activista ambiental consultado por este medio.
Ante el argumento de que con las talas, se buscaba mejorar la visibilidad de los pilotos que llegan a la ciudad, su postura fue clara: “entonces no solo los árboles debieron ser intervenidos, sino las casas aledañas que también ‘obstruyen’ el panorama”.
Al parecer, la administración encargada de efectuar el proceso no consultó las posturas de expertos en manejos de árboles: “no dejaron hojas vivas, y a través de ellas la energía metabólica llega a los árboles y fortalecen las raíces (…) no están respirando”.
Bioestimulantes y enraizadores dice el activista ambiental, podrían fortalecer y ayudar a devolverle la vida a los árboles como también, a evitarles imprudencias a futuros. Este método dice el investigador, también se aplicó en la avenida La Ceiba.
Recordó como durante las intervenciones de la calle 44 en el año 2013, unos 70 árboles murieron en esta vía.
LA COMUNIDAD COMENTÓ
En un recorrido por DIARIO DEL CESAR, el medio constató el rechazo de esta acción realizada hace dos semanas y que afectó cerca de 20 árboles plantados a lo largo y ancho de la calle 44.
Un vecino del sector comentó: “esto es una masacre y la voz de la comunidad no es atendida. Cambió para mal la 44”.
Por su parte Luzdary Sánchez vendedora del sector, expresó que: “nos ha afectado mucho la poda de los árboles, sobre todo por las insoportables calores. Nos hicieron un mal”.
Manuel Polo se sumó a los críticos de estas acciones que según él, atenta contra la comunidad y el medio ambiente.
Dijo: “estamos dejando que nos acaben las sombras, donde las personas del común nos refugiamos. Los funcionarios viven en aires acondicionado, poco saben las penas que uno soporta”.