Mientras que el país está ya en proceso de renovar su flota de aviones caza, con los aviones suecos Gripen, de última tecnología, el estado de otras herramientas clave para enfrentar a los grupos armados ilegales, como helicópteros, submarinos y embarcaciones fluviales ya está en franco deterioro.
En entrevista con Colprensa, el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, niega que exista una crisis de capacidades, pero reconoce que se está operando al 60 % de lo que debería ser el ideal. Afirma que se requieren más recursos y explica cómo se están desarrollando operaciones estratégicas en el país en medio de una situación de seguridad que califica como “un momento de quiebre del conflicto”.
A pesar del anuncio de la compra de aviones suecos para fortalecer a la Fuerza Aeroespacial Colombiana, hay preocupación sobre el estado real de helicópteros y submarinos, entre otros. ¿Hay una crisis de capacidades?
Hay un estado de desgaste en algunas unidades de todas las fuerzas. Pero precisamente se busca, con lo que hemos recibido de presupuesto, mantener esas capacidades y mejorarlas.
En este momento se avanza en la construcción de unidades navales. A mitad de año, vamos a lanzar al agua una patrullera de mar, la más grande que se ha construido; un buque hospital construido para el sector de la Amazonía; y un número amplio de botes fluviales que van a permitir más control.
Obviamente, quisiéramos tener mucho más dinero para avanzar un poco más. Sin embargo, este Gobierno nos ha permitido definir recursos para avanzar, por ejemplo, con el sistema de drones, la construcción de vehículos blindados y unidades navales.
¿Eso significa que estamos o no en crisis?
No. Estamos estabilizados, estamos a un 60% de capacidades, y se requiere seguir trabajando con más presupuesto.
En máxima alerta está Colombia ante el recrudecimiento de los hechos violentos que se han presentado en los últimos meses en varias regiones ¿Estamos ante una situación crítica de seguridad?
Siempre hemos tenido una amenaza terrorista y la hemos venido combatiendo. Cada Gobierno ha definido una política diferente, y las Fuerzas Militares siempre han estado para apoyarla.
Actualmente, estamos frente a una situación de terroristas dedicados al narcotráfico que han arremetido porque hemos venido ocupando sus territorios, los hemos venido desacomodando. Por eso ellos tratan, de alguna forma, de parar nuestro avance.
En ese sentido, quiero decirles a los colombianos que hay una Fuerza Militar que está totalmente comprometida con la seguridad, a la ofensiva. Este año hemos logrado duplicar el número de combates, afectar a más de 14.000 individuos armados, organizados e incautado más de 800 toneladas de estupefacientes. La idea es seguir trabajando, no solamente contra los Grupos Armados Organizados, sino también contra las demás economías ilícitas, como la minería ilegal y el contrabando.
Aunque la situación es particular, si parece ser muy crítica, en especial por lo que está sucediendo en el sur del país…
Estamos en un momento que nos demanda mucho trabajo. Estamos en un momento de quiebre del conflicto y es el momento en el cual más fuerza debemos tener, más ofensiva, porque los estamos afectando fuertemente.
Usualmente, cuando estos grupos están débiles, buscan demostrar con acciones terroristas que son fuertes. Así que la ofensiva se va a mantener. Vamos a seguir trabajando de forma conjunta con la Policía, de forma coordinada, para lograr afectar más sus estructuras.
La fragmentación de las disidencias, entre las lideradas por Iván Mordisco y Calarcá, es una de las principales causas de esa violencia ¿Cómo detenerla?
La disputa por la ilegalidad es la que ha llevado a esos grupos a separarse. Ambos: Calarcá y Mordisco, están dedicados históricamente al narcotráfico, a la minería, y siempre buscan cómo expandirse, afectando de esa manera a la población civil.
Entonces nos corresponde seguir protegiéndola, combatiendo tanto a uno como al otro, y evitar la confrontación. Entendiendo también que no es la única que se presenta a nivel nacional. En el sur de Bolívar, por ejemplo, se une el ELN con las disidencias de Calarcá para atacar al Clan del Golfo. Pasa algo similar en el Chocó, donde también hay una confrontación entre el ELN y el Clan del Golfo.
Así que estamos trabajando con todas las capacidades, con mucha inteligencia en el territorio, con mucha comunicación entre los comandantes, para lograr adelantar importantes operaciones que permitan proteger a la población civil y debilitarlos.
Guaviare es el principal espejo de lo que está sucediendo precisamente entre disidencias y la situación es tan grave que se habla de crisis humanitaria ¿Qué hacer para que la violencia no le gane la batalla al Estado?
Guaviare es el centro de la confrontación, porque hay diferentes intereses en temas de narcotráfico y minería. Por eso reforzamos la presencia militar de la Brigada 22. E implementamos igualmente más control del río Guayabero con las unidades fluviales de la Infantería de Marina.
También tenemos un control muy claro con la Policía de los cascos urbanos de los municipios y estamos haciendo mucha presencia en el territorio para evitar la confrontación y, a la vez, combatir a cada una de las dos facciones, para lograr más tranquilidad y más control del territorio.
Además de ser el centro del conflicto, en ese departamento se dice que se esconde alias Iván Mordisco ¿Qué se sabe de su paradero?
Iván Mordisco está en el sector del suroriente del país, en alguna parte. Recordemos que ese individuo conoce el territorio. Además, tiene unos grupos que lo están apoyando. Pero nosotros seguimos en la misión, no hemos desistido de perseguirlo. Mantenemos una ofensiva, una acción permanente de inteligencia para lograr conocer dónde está. Y bueno, va a caer.
La estrategia en el departamento del Cauca, entre ella la ejecutada en el Plateado, no ha logrado detener la violencia que se vive allí por el accionar de las disidencias ¿Qué se debe hacer entonces?
Desde el 12 de octubre del año pasado hemos logrado desplegar a 1.400 soldados que hacen presencia en el sector de El Plateado, y la idea es seguir avanzando hacia la consolidación del Micay, o sea, ir hacia el norte, es decir, en dirección a la Hacienda. La idea es llegar hacia Honduras y mucho más allá, hacia el cañón.
Hemos encontrado una población que vive con miedo. Pero ya estamos logrando generar confianza. Lo que hay que aclarar es que es un proceso largo, pero lo más importante es que llegue el Estado, porque la paz no es solamente la presencia militar, es la transformación del territorio. Y ahí se requiere que el Estado primero se organice, que haya liderazgo en la región para poder coordinar lo que cada entidad va a llevar: salud, educación, comunicaciones, infraestructura.
Siempre hemos hablado de una ecuación 30-70, donde el 30% es la seguridad y el 70% es la consolidación que hace el Estado después de que hay estabilización hecha por nosotros. Así que vamos a seguir allá y a medida que lleguemos más al norte va a ser más la seguridad y tranquilidad.
Recientemente, parece haberse intensificado la violencia en las zonas de frontera ¿Se trata de un deterioro en esas regiones limítrofes?
No, lo que hay es comunicación entre las autoridades. Recientemente, estuve reunido con el comandante general de Perú, en un encuentro también con autoridades de Ecuador, y hemos definido unas estrategias llamadas operaciones espejo. Eso hace que se planteen operaciones a ambos lados de la frontera.
Ahí hemos tenido un importante análisis para tener una visión mucho más estratégica, no tan local, sino más regional, y eso ha permitido obtener resultados, particularmente con Perú, Ecuador, y también Brasil.
COLPRENSA