Diario del Cesar
Defiende la región

La sin salida fiscal

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El hueco en las finanzas del gobierno nacional central continúa ahondándose. Eso es innegable. Como también lo es que las alternativas que el Ejecutivo pone sobre la mesa para tratar de contener la crisis no han tenido el mejor recibo local ni externo.

De hecho, el haber acudido a la cláusula de escape de la regla fiscal con el propósito de incumplir sus parámetros por tres años, lejos de enviar un mensaje de tranquilidad a los mercados en torno a que ahora sí se apostaría por un apretón de gasto público real y efectivo, tuvo un resultado contrario. Para las firmas calificadoras de riesgo, inversionistas, empresariado, centros de estudios económicos y la banca multilateral, Colombia dio un paso muy riesgoso que no solo afecta la credibilidad de su política macroeconómica, sino que encarece la deuda, espanta la llegada de capitales, profundiza la incertidumbre productiva y constituye un nuevo golpe al ya debilitado clima de negocios.

Como se dijo en su momento: haber procedido a saltarse el principal mecanismo de disciplina fiscal, sobre todo en cuanto al tope de la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), equivale a desabrocharse el cinturón de seguridad cuando se está en medio de una montaña rusa en movimiento.

Ahora bien: esquivar la regla fiscal no es un mecanismo que por sí solo ayude a contener el descuadre en las finanzas públicas. En primer lugar, porque, acorde con el Marco Fiscal de Mediano Plazo que el Ministerio de Hacienda presentó semanas atrás, se hace imperativo que el Congreso apruebe en este segundo semestre un nuevo proyecto de reforma tributaria por 19 billones de pesos. Una previsión, por demás, arriesgada, pues el Ejecutivo sabe que no tiene margen político para sacar avante una iniciativa de este calado y menos aun cuando desde el Legislativo recalcan que las personas naturales y jurídicas no aguantan más cargas impositivas y el aparato productivo no despega, como se comprueba en el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) a abril y el replanteamiento generalizado a la baja de las proyecciones sobre el PIB a diciembre, ahora situadas en 2,5% como máximo.

Por otro lado, alerta que, incluso saltándose la regla fiscal, el gobierno no tenga asegurado que podrá cumplir con las ya gravosas metas de déficit que planteó en el citado Marco. De hecho, en entrevista dominical con este Diario la presidenta del Comité Autónomo de Regla Fiscal advirtió los faltantes en materia de ingresos que se requiere tapar para poder cumplir los dilatados objetivos oficiales.

Los datos son contundentes: para que este año el déficit fiscal no crezca más allá de un 7,1% (el más alto en década y media) se necesitan ingresos adicionales por 8,3 billones de pesos. Más difícil es el escenario para 2026 ya que para no sobrepasar la meta del 6,2% de déficit se requiere realizar un ajuste de 33 billones de pesos, ya sea por el lado de los ingresos o de los gastos. “Si todo el ajuste fuera por el lado de los ingresos, la diferencia consiste en que el gobierno está incluyendo los recaudos provenientes de la ley de reforma tributaria que va a presentar este año que, incluso, dijeron que para este mes ya estaría presentado ese proyecto en el Congreso. Pero esos 19,7 billones de pesos nosotros no los incluimos mientras no sea aprobada la ley de reforma”, precisó la presidenta del citado Comité.

Visto lo anterior, queda en evidencia que las cuentas fiscales del Ejecutivo parecen más complicadas de lo admitido cuando se presentó el MFMP. Y esta circunstancia impacta, directamente, en lo que pueda ocurrir con la radicación en próximas semanas del proyecto de Presupuesto General de la Nación para 2026. No hay que olvidar que, en septiembre pasado, por primera vez, el Congreso no aprobó la carta de gastos de funcionamiento, servicio a la deuda e inversión social, debido a que estaba desfinanciada en más de 12 billones de pesos. Y, además, una parte de los ingresos allí provisionados estaba supeditada a un proyecto de reforma tributaria, bautizado eufemísticamente como “ley de financiamiento”, que también terminó hundiéndose.

¿Se repetirá en este segundo semestre esa situación? No se sabe, aunque, como se dijo, ya en el Congreso se advirtió, de un lado, que no hay margen para una nueva alza de impuestos y, de otro, no fueron pocas las críticas al anteproyecto de presupuesto para 2026, precisamente por sus inciertas fuentes de financiación y la negativa gubernamental a recortar de forma efectiva el gasto público, sobre todo el burocrático, que se disparó en rubros sin antecedentes en plena época electoral. Como se ve, el país enfrenta una situación alarmante sin salida fiscal.